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Un doble atentado en una república del Cáucaso Norte contra una sede gubernamental y la revelación de un presunto plan terrorista en el corazón de Rusia, plantean hoy nuevos desafíos al país en el enfrentamiento a esa amenaza global.

Grupos extremistas en Daguestán detonaron dos bombas ante el edificio del Servicio Federal de agentes judiciales, con un saldo de cuatro muertos y más de 40 heridos.

Cuerpos de seguridad atribuyeron los atentados a las bandas clandestinas extremistas que operan en esa república y en territorios vecinos como Ingushetia y Kabardino-Balkaria, asociadas a la corriente radical del wahabismo.

El mismo día, con apenas unas horas de diferencia el Servicio Federal de Seguridad de Rusia anunció una exitosa operación relámpago, en la provincia de Moscú, que logró abortar un plan de atentado contra la capital, presumiblemente en un sitio de masiva concurrencia durante una actividad pública.

Fueron abatidos dos irregulares, preseuntamente ciudadanos rusos, y uno detenido. Los agentes incautaron en la vivienda sitiada un fusil automático Kalashnikov y 25 proyectiles, según notificó el Comité Nacional Antiterrorista, en los detalles del operativo.

Medios rusos de prensa sugieren una conexión entre los dos hechos violentos, o como mínimo una respuesta de los organismos federales al doble atentado de Daguestán.

Una corte moscovita decretó en las últimas horas prisión preventiva contra Robert Amirjanov, sospechoso de terrorismo, según dictaminó la fiscalía.

Las versiones difundidas por la prensa, a partir de informaciones preliminares, dan cuenta que los tres individuos son originarios de la república de Bashkiria, en los Urales rusos, y se entrenaron en una región de Pakistán, controlada por el Taliban.

En esta fase los cuerpos de seguridad buscan esclarecer la existencia de cómplices y presuntos nexos del grupo con pobladores de la localidad de Orejovo-Zuievo, y la pertenencia de los subversivos al denominado Movimiento Islámico de Uzbekistán, considerado una organización terrorista.

Los recientes acontecimientos, de otro lado, revivieron la inseguridad y temores sobre nuevos actos terroristas en la capital, similares a los ocurridos en 2002 y en el metro moscovita, en marzo de 2010.

La labor de los servicios especiales es oculta, pero muy útil, como demostraron los sucesos de Orejevo-Zuievo, porque Moscú es el corazón de nuestra patria, declaró a Prensa Latina Oleg Denisenko, vicetitular del Comité de la Duma estatal para Asuntos de Seguridad.

Denisenko consideró exitosa la actuación de los servicios de seguridad, previniendo un atentado dentro de la capital, para evitar otra tragedia como la de 2002, que lo afectó directamente, confesó.

Evocó el ataque al Teatro Dubrovka y la toma de rehenes por un grupo terrorista, cuya acción dejó una estela de 128 muertos, entre actores y público.

Nuestro país como ningún otro lucha hace décadas contra el terrorismo interno (en el Cáucaso, principalmente), enfatizó el diputado, y apuntó hacia las conexiones internacionales de ese fenómeno, en el ejemplo de la banda desmantelada en la provincia de Moscú y los bombazos en Daguestán.

Para el presidente del Fondo de lucha contra el terrorismo y las drogas, Alexander Mijailov, la operación especial del lunes, y el enfrentamiento con los bandidos, es una alerta del incremento de la agresividad de los terroristas.

Mijailov llamó la atención sobre el hecho de que hasta "ayer las acciones terroristas la teníamos en territorio del Norte del Cáucaso, y ahora comienzan a trasladarse al centro", advirtió en un comentario a la radioemisora La Voz de Rusia.

A juicio del experto ruso, el suceso significa un indicio muy serio, demostrativo de que el terrorismo no solo aumenta, sino que se mueve hacia las regiones centrales del país.

Unido a numerosas escaramuzas registradas en los últimos días entre irregulares y fuerzas de interior en las repúblicas de Ingushetia y Kabardino-Balkaria, una operación conjunta de los cuerpos de seguridad asestó ayer un golpe a la organización terrorista Imarat Kavkaz.

El propio presidente de Ingushetia, Yunus-Bek Evkurov, anunció la liquidación de la "mano derecha" del líder radical Doku Umarov, responsable de una cadena de atentados en el Cáucaso Norte, y en otras regiones de Rusia, como el ataque dinamitero al aeropuerto moscovita de Domodedovo, en 2011.

Al mismo tiempo, el ministerio de Interior admitió en un comunicado el auge de la actividad de agrupaciones armadas extremistas en el Cáucaso Norte.

Hace menos de dos meses los moscovitas rindieron tributo con claveles rojos a las víctimas de los atentados en las céntricas estaciones del metro Lubianka y Park Kulturi (Parque de la Cultura), que causaron más de 30 muertos y unos 70 heridos.

La amenaza terrorista ronda de nuevo.