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Rodolfo Paramo: Médico especialista en pediatría, desde su experiencia en neonatología, el doctor Paramo viene advirtiendo desde hace años las consecuencias de los agroquímicos en la salud de las poblaciones. Investigó las malformaciones en fetos y recién nacidos. Un problema ambiental y social que se expande en ciudades y pueblos, causando estragos en la salud.

¿Dónde realiza su trabajo y qué lo llevó a indagar sobre efectos de los agrotóxicos?
Resido en Malabrigo, una ciudad del sudoeste del departamento General Obligado, al norte de la provincia de Santa Fe. Me impliqué en esto de casualidad, habiendo llegado a esta ciudad para no morirme ulcerado ni infartado. Estaba trabajando en el servicio de Neonatología del Hospital María Cullen, en la capital santafesina, como médico de planta y médico de guardia. Neonatología es terapia intensiva permanente, es decir, estás luchando todo el tiempo para salvar la vida de un bebé recién nacido o un bebé con problemas. Me mudé a Malabrigo para continuar con esta especialidad. Es el lugar de nacimiento de mi madre y de mi esposa, una ciudad hermosa, con una vegetación extraordinaria. La gente si ve una flor la respeta, alguien sale a cortar el pasto y el vecino que lo ve hace exactamente lo mismo. Es un jardín, inmenso, pero es un jardín.

Comencé a notar en pacientes chicos problemas respiratorios cada vez mas frecuentes. Algo estaba pasando en el ambiente que producía ese efecto; o eran flores de un determinado tipo de árboles, o había polución en el ambiente que desencadenaba estos cuadros de obstrucción bronquial. Investigando llegamos a la conclusión de que esos ataques se desencadenaban cuando se venteaban los cereales de los depósitos y silos de la cooperativa. Los afectados eran personas que vivían en los alrededores, por eso comenzamos a charlar con ellos y a pedir ayuda tanto al ejecutivo municipal, como al legislativo. A través de notas por duplicado, recibían y nos las firmaban, de manera de hacer tomar conciencia a la gente sobre lo que estaba pasando.

Luego de varias idas y venidas e intercambio de opiniones, logramos que la justicia ordenara la salida de los silos del centro, que antes estaban a una cuadra de la plaza. Al año siguiente se inauguran los nuevos silos, y nos reprochan que los hubiéramos hecho gastar un millón de dólares, nos tratan de terroristas ecológicos. "Pará, por terroristas mataron a 30 mil personas en Argentina, dejen de decir pavadas", dijimos. Ahora los que inauguraron eso están hasta las manos, porque desde el mismo Gobierno que estaba en el poder cuando inauguraron los silos, han abierto calles por detrás y comienzan a edificar alrededor de los silos nuevos. Se generará el mismo problema que cuando estaban en el centro de la ciudad.

En ese entonces me amenazaron de muerte, que me iban a tirar un equipo de soja frente a mi casa. "Perfecto -les digo-, lo hago plata enseguida", tomándoles el pelo. A toda la gente que firmó el pedido al juez, uno a uno los fueron a apretar y a amenazar que algo les iba a pasar, esto fue denunciado, ¿alguien que se ocupó? No. Estamos hablando de la década infame, década de los '90. Nadie se hizo responsable, podías hacer lo que se te diera la gana, que gozabas de total impunidad, como de amenazar de muerte.

A mediados del año 1994, se registran nacimientos de chicos con malformaciones congénitas. Malabrigo es una población de entre 9 mil y 10 mil habitantes, donde el porcentaje de nacimientos oscila: un mes quince, otro dieciocho - nunca más de veinte por mes-. En el periodo desde el ´94 al ´95, nacieron 12 chicos con malformaciones, muchas incompatibles con la vida. Muy graves como la falta de desarrollo de masa encefálica y la carota ósea craneana, hernias de la medula espinal al nivel de la columna cervico-dorsal o lumbosacra, conocida como mielomeningocele, y hernia de las meninges hacia el exterior, que si no es tratada antes de las doce horas, es decir, cerrado quirúrgicamente, se infectan, generalmente por bacterias. Ojo, la cirugía conlleva generalmente secuelas neurológicas bastante severas. Eso nos llevó a iniciar una investigación. Lo que estaba pasando tenía que ver con una competencia con el protector de la hembriogénesis del sistema nervioso, que es el ácido fólico, por eso se sugiere a las mujeres que quieren quedar embarazadas que por lo menos con seis meses de anticipación comiencen a incorporar a su organismo el ácido fólico que es el protector de la embriogénesis neural.
Nos preocupaba tanto que fuimos a averiguar qué se estaba haciendo. En esa época, los vehículos autopropulsados, como los de tracción, que tiraban los venenos sobre los sembradíos, entraban como Pedro por su casa por las calles de la ciudad. Es más, los productores estacionaban, almorzaban y volvían a salir a los campos a seguir trabajando esparciendo los venenos, y algunos iban hasta a hacer mandados a algún lado, o a buscar el pan con los equipos autopropulsados. Una locura, directamente una locura.
Sigo hablando de inicios del verano de 1993. En ese año averiguamos qué se estaba usando y nos decían era un producto químico que de acuerdo con el Servicio Nacional de Sanidad Agraria (SENASA) era atóxico o ligeramente tóxico para el ser humano, y que no tenía consecuencias ni efectos residuales porque en contacto con la tierra se degradaba y no producía sustancia nociva para la vida.
"Listo, no seguimos investigando", dijimos. Reacciona tanto el legislativo como el ejecutivo municipal, prohibiendo el ingreso de los aparatos que aplicaban los venenos en el campo y sacando del perímetro urbano el acopio de productos agroquímicos.

Supuestamente apareció Mandrake el mago, la varita, y desaparecieron las malformaciones. Pero se pusieron en evidencia los mal llamados "abortos espontáneos", que muchas veces las mujeres consideran un atraso de la regla o la menstruación, aparece a los cuatro o cinco días de la fecha en que la mujer esperaba o, a veces, hasta una semana. Son abortos de embarazos no viables porque las deformaciones son tan severas que la misma naturaleza se encarga de eliminarlos.

Entonces, por su experiencia... ¿hay una directa relación entre el uso de agrotóxicos y malformaciones-degeneraciones?
Sí. nos convocó la cámara de diputados de la Provincia de Santa Fe al profesor Carrasco, a Horacio Lucero, a la doctora Argelia Lenardón. La doctora trabajó en el Centro Regional de Investigación y Desarrollo de Santa Fe (Ceride), y es investigadora del Conicet desde hace muchísimo tiempo. Año a año ella fue encontrando residuos de plaguicidas en la leche materna, es decir, es tal la contaminación, sobre todo en compuestos orgánicos persistentes, que no se van a destruir, se van acumulando. Y tienen preferencia por las sustancias grasas, como lo demostró Raquel Carson en la década de los '50/'60 cuando se utilizó un insecticida esparciendo el DDT en las planicies antes de los grandes lagos entre Norteamérica y Canadá -fue la primera revolución verde después de la Segunda Guerra Mundial-, casi desaparece el ave emblemática de Estados Unidos, el águila calva, que no es carroñera, pero sí pescadora.

¿Hacía dónde tendríamos que apuntar frente a este problema?
Mauricio Vela, médico de mi zona, bien enfatizó en que las facultades de Ciencias Médicas introduzcan el ambiente en el aprendizaje de los futuros médicos. No podemos omitir la cantidad de productos químicos que se han esparcido. Recuerdo cuando hablaba de avisar a las mamás que se cuidaran de estar en contacto con agroquímicos, pero, su familia o pareja era un aeroaplicador, otro tenía una veterinaria, otros vendían agroquímicos. "El doctor Paramo está psicotizando a las mamás", decían. "No -les digo- ustedes no tienen noción de lo que éstas sustancias pueden producir en lo más íntimo de la célula - en la mitocondria-". Tal vez no lo va a vivir la persona que nazca con eso, sino hasta la octava o novena generación, y es lo que está pasando.

¿Qué opina del rol que juegan en este escenario quienes participan directamente: compañeros, profesionales, ingenieros agrónomos?
Observá el rol que jugo el secretario académico de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Rosario, ubicada en Zavalla, comentó en un diario de tirada nacional, sonriendo, que está muy contento porque Monsanto le había montado un laboratorio de medio millón de dólares. Como dijo el doctor Carrasco, el modelo de agroproducción contaminante ha penetrado en todos los espacios que ha podido. Recuerden lo que hizo el Rectorado de la Universidad Nacional de Río Cuarto, después de haber permitido la investigación de solventes; y cuando ocurren accidentes, la muerte de cuatro alumnos y cuatro profesores, tira la toalla y dice que ellos no habían autorizado la investigación, para no indemnizar por muerte en el trabajo a los familiares de los fallecidos. No sigamos siendo tan hipócritas. Hagámonos responsables alguna vez de lo que estamos haciendo y de las consecuencias que éste accionar trae.