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Un grupo de investigadores mexicanos identificó huesos de la quijada encontrados en las ruinas prehispánicas en Teotihuacán como los de una raza de perro-lobo que al parecer fue cruzada como símbolo de los guerreros de la ciudad.

El Instituto Nacional de Antropología e Historia señaló que los huesos de quijada fueron encontrados durante excavaciones realizadas en el 2004 y que son la primera evidencia física de lo que parece ser una cruza intencional creada por las antiguas culturas mexicanas.

Los huesos fueron encontrados en el entierro de un guerrero en una pirámide de Teotihuacán. Los estudios antropológicos realizados en la Universidad Nacional Autónoma de México muestran que el animal era un perro-lobo. "En la tradición oral y en los códices aprecian animales Cánidos con un símbolo de poder y divino", dijo el vocero del instituto Francisco De Anda. "No se tenían evidencias los esqueletos 1/8... 3/8 es la primera vez es que se puede comprobar".

De hecho en las pinturas de las paredes de Teotihuacan aparecen figuras similares a lobos... o a perros, pero por mucho tiempo se pensó que eran representaciones de coyotes, que también habitan en la región. Ahora los arqueólogos están revalúan esa interpretación.

Varios huesos de quijada conformaban un adorno encontrado en el esqueleto de un guerrero en la antigua ciudad de Teotihuacán, al norte de la Ciudad de México, de 2.000 años de antigüedad. Al parecer el perro-lobo era un símbolo de poder y fortaleza. Los perros y los lobos se parecen mucho genéticamente y hay evidencia de restos antiguos que podrían apuntar a una cruza natural entre ambos.

Pero el arqueólogo Raul Valadez dijo que el perro-lobo teotihuacano era el resultado de una selección intencional, pues aunque los habitantes de Teotihuacán contaban con perros, lobos y coyotes utilizaban casi exclusivamente los huesos del perrro-lobo en los adornos ceremoniales. De los huesos encontrados, ocho eran de perro-lobo, tres de perros y dos de cruzas de coyote con perro-lobo.