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El investigador de la Universidad de Cranfield, Reino Unido, explicó que se ha observado cómo la fructosa, usada para sustituir el azúcar, es una sustancia tóxica responsable de la crisis de obesidad, dado que provoca desordenes bioquímicos en el humano.

En su exposición precisó que, de acuerdo con estudios como los encabezados por Robert Lustig, profesor de la Universidad de California, se ha descubierto que la fructosa es más dañina que la glucosa, porque además de generar problemas de triglicéridos, no tiene la capacidad de enviar una señal al cerebro para indicar saciedad.

La fructosa tiene un mecanismo metabólico muy específico y uno de sus problemas clave es que produce siete veces más ácido úrico, en comparación con la glucosa, porque se ahorra pasos enzimáticos en el organismo.