© DesconocidoCúmulo de estrellas en formación en la Nebulosa de Orión. Según la investigación realizada por Hal Levison, estas estrellas podrían estar intercambiando cometas entre sí.
La próxima vez que se emocione al ver un cometa centelleando en el cielo nocturno, considere lo siguiente: lo que está experimentando es un placer robado. Usted está disfrutando del espectáculo a expensas de una estrella distante. El delito ha quedado expuesto mediante sofisticadas simulaciones por computadora llevadas a cabo por investigadores del Instituto de Investigaciones del Suroeste [Southwest Research Institute o SWRI, en idioma inglés].
"Si los resultados son correctos,
nuestro Sol podría estar atrapando cometas que se encuentran en el patio trasero de las estrellas vecinas", dice Hal Levison, quien es un científico que trabaja para el SWRI. Además, él cree que este robo es el responsable de la presencia de la mayoría de los cometas que se encuentran en la nube de Oort, en los límites de nuestro sistema solar.
"Sabemos que las estrellas se forman en cúmulos. El Sol nació dentro de una enorme comunidad de otras estrellas que se formaron en la misma nube de gas. En ese cúmulo a partir del cual se originaron, las estrellas estaban lo suficientemente cerca unas de otras como para jalar cometas hacia ellas por vía gravitacional. Es como si fueran niños de un vecindario que juegan mutuamente en sus patios. Es difícil imaginarse que no suceda algo como esto".
Según este modelo de "robo", los cometas acompañaban a la estrella más cercana cuando el cúmulo de origen se disolvió. El Sol se quedó con un botín bastante importante, la nube de Oort, la cual estaba repleta de cometas que pertenecían a todo el "vecindario".
© ESOConcepto artístico de la nube de Oort. Obsérvese que la escala de distancias es logarítmica. Comparada con el tamaño de las órbitas planetarias, la nube de Oort se encuentra muy alejada. De hecho, el tamaño estimado de la nube de Oort, 10^5 unidades astronómicas, es aproximadamente 1 año luz. Si el Sol pasara a dos años luz de una estrella similar, las nubes de Oort de las estrellas se superpondrían y sus cometas se mezclarían.
La nube de Oort es una inmensa nube de cometas que orbitan al Sol más allá de la órbita de Plutón. Lleva el nombre del astrónomo holandés Jan Oort, quien a mediados del siglo veinte propuso que esta nube podría ser una explicación al origen de los cometas que a veces visitan el sistema solar interior. Aunque no se han hecho observaciones directas que confirmen la existencia de la nube de Oort, la mayoría de los astrónomos creen que es la fuente de todos los cometas de período largo o de clase similar al cometa Halley.
El modelo estándar de producción cometaria indica que nuestro Sol obtuvo estos cometas de forma honrada.
© Desconocido¿Podría el cometa Hartley, ahora una super–estrella cometaria, haber sido robado de otro sistema estelar? Nadie lo sabe.
"Ese modelo propone que los cometas son residuos de la formación de planetas de nuestro propio sistema solar y que nuestros planetas fueron los responsables de impulsarlos gravitacionalmente hacia enormes distancias, poblando así la nube. Sin embargo, creemos que este tipo de escenario ocurrió en todos los sistemas solares antes de que el cúmulo de origen se dispersara".
De otra forma, dice Levison, los números no se corresponden con las observaciones.
"El modelo estándar de ningún modo puede producir la cantidad de cometas que vemos [cayendo desde la nube de Oort]. Las estrellas hermanas del Sol tienen que haber contribuido con algunos cometas para la mezcla".
Los cometas de la nube de Oort miden generalmente alrededor de 2 ó 3 kilómetros [1 ó 2 millas], y están tan lejos que estimar su cantidad no es una tarea fácil. Pero Levison y su equipo dicen que, basándose en las observaciones, debería haber alrededor de 400 mil millones de cometas allí afuera. El modelo "doméstico" de formación cometaria puede explicar solamente una población de 6 mil millones.
"Esa sería una nube de Oort bastante anémica, y una gigantesca discrepancia demasiado grande como para ser explicada por errores en los cálculos. No es posible que nos equivoquemos por tanto, de modo que
tiene que haber algo mal en el modelo mismo".
Él menciona las órbitas cometarias como evidencia. "Estos cometas se encuentran en órbitas muy peculiares, órbitas altamente excéntricas, de período largo, que los llevan muy lejos de nuestro Sol, a regiones remotas del espacio. De modo que no pudieron haberse formado en órbita alrededor del Sol.
Tienen que haberse originado cerca de otras estrellas y haber sido secuestrados y transportados hasta aquí".
Esto quiere decir que los cometas nos pueden decir mucho no solamente sobre la historia temprana del Sol, sino también sobre la historia de otras estrellas. "Podemos estudiar las órbitas de los cometas y poner su química en el contexto de dónde y alrededor de qué estrella se formaron. Es intrigante pensar que algunas de las cosas que tenemos provienen de otras estrellas. Somos parientes".
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