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© Brent Stirton/Getty ImagesHeidi Windler bióloga investigativa toma muestras de tejido de plantas de maíz genéticamente modificados en la sede central de negocios de agricultura Monsanto en St. Louis, Mo., may.21, 2009
En 2012, afirmó que "invirtió más de 500 millones dólares al año para identificar y desarrollar nuevas soluciones para los agricultores"

Millones de habitantes de todo el mundo están en contra de los alimentos cultivados con organismos genéticamente modificados (OGM). En mayo, dos millones de personas manifestaron su desagrado de los productos transgénicos durante manifestaciones en 50 países, según un reportaje de Natural News de agosto.

A pesar de las manifestaciones, especialmente en los países occidentales, donde muchas personas no creen que los productos transgénicos sean seguros para el consumo humano, Monsanto busca nuevos mercados.

Según Natural News, Monsanto envió "'embajadores de biotecnología' para entablar intensas operaciones de relaciones públicas respaldados por la empresa para impulsar los transgénicos en África".

Monsanto no niega su interés en África y sus Estados en su página web que proporciona germoplasma de maíz, material orgánico que puede utilizarse para cultivar nuevas plantas, para desarrollar híbridos de maíz en África. También dona para el proyecto "Maíz eficiente en el uso de agua para África" (WEMA, por sus siglas en inglés), que proporciona una investigación valiosa para el cultivo de productos resistentes a la sequía y protegido contra insectos.

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© CABANIS/AFP/Getty Images“MON 810”, una variedad de maíz genéticamente modificado desarrollado por Monsanto.
La Fundación de Tecnología Agrícola de África con sede en Kenia es el líder del proyecto WEMA, y la Fundación Bill y Melinda Gates, Fundación Howard G. Buffett, y USAID proporcionan los fondos.

Según Monsanto, "El proyecto está en su sexto año y se acerca a un hito como el primer híbrido de maíz convencional WEMA que estará disponible para la siembra comercial en Kenia a finales de 2013".

Los gastos y ganancias se disparan

Sin embargo, "la modificación genética de cultivos es un negocio muy largo y extremadamente costoso", afirma un informe difundido este mes del Centro Africano para la Bioseguridad.

La investigación y desarrollo y el conseguir la aprobación regulatoria es bastante costoso, y las empresas tienen que recuperar los fondos que gastaron antes de su traslado al África.

En 2012, Monsanto afirmó que "invirtió más de 500 millones dólares al año para identificar y desarrollar nuevas soluciones para los agricultores".

Ya en 2002, las empresas de producción de transgénicos incorporaron en sus precios de venta los costos para desarrollar, producir y comercializar sus productos, según otro informe elaborado por el Centro Africano para la Bioseguridad, difundido este mes.

Antes de salir al mercado los alimentos genéticamente modificados, los gastos de semillas para los agricultores de maíz estaban subiendo a una tasa anual de US$ 0,75 por hectárea. Los costos aumentaron a una tasa de US$ 3,35 por hectárea anualmente en los cinco años después que se introdujeron las semillas OGM.

"El impacto del maíz premium Bt [Bacillus thuringienis] sobre las ganancias de la industria de semilla es notable", señala el informe del Centro Africano.

Ganancias para Syngenta AG, una compañía global de química Suiza que comercializa semillas y plaguicidas y produce productos transgénicos, aumentó en más del 18 por ciento entre 1998 y 2000. Durante el mismo período, las ganancias de Monsanto aumentaron un nueve por ciento, y Pioneros DuPont (anteriormente Pioneer Hi-Bred) aumentó un 7,3 por ciento.

La codicia y la dominación agrícola

Con los beneficios obtenidos en las naciones desarrolladas, Monsanto va a África y presta sus servicios de forma gratuita, según informe del Centro Africano.

Sin embargo, el costo para ir a África debe ser recuperado a tiempo. En este momento, el impulso hacia la producción de productos transgénicos, principalmente maíz, se realiza gratuitamente a los agricultores africanos. Esto se ve muy caritativo, especialmente con la Fundación Bill y Melinda Gates, Fundación Howard G. Buffett, y USAID involucrados.

Se vuelve problemático en el futuro, debido a que el agricultor tiene que seguir comprando semillas de Monsanto en lugar de regresar a la manera antigua de sembrar maíz, que consiste en guardar y reutilizar las semillas.

El problema está en que los químicos que penetraron la tierra cuando se usaron productos transgénicos demoran años antes de desaparecer completamente, mientras la tierra sigue baldía y no se puede utilizar.

"Se trata de poder, control y avaricia", según un artículo de Natural News de septiembre citando el Motley Fool, el articulo concluye, "Una nueva era de agricultura colonialista surgirá donde el campesino local termina esclavizado a las exigencias de ganancias mundiales de la agricultura corporativa".