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Barack Obama y su esposa recibieron este martes a François Hollande en los jardines de la Casa Blanca. Sonaron 21 salvas de honor y las notas de los himnos nacionales. Detalles asociados a la visita de Estado con la que el presidente de Estados Unidos agasaja estos días a su homólogo francés.

El objetivo de Obama era poner en escena la vitalidad de la alianza entre los dos países, lejos de los desacuerdos que marcaron la presidencia de George W. Bush. Pero también agradecer el respaldo de Hollande en asuntos como Siria o el Norte de África en un momento en el que EEUU aspira a ejercer su liderazgo con menos operaciones militares en el exterior.

Hollande y Obama firmaron juntos un artículo en Le Monde y en el Washington Post y respondieron a las preguntas de los periodistas antes del almuerzo y después de su encuentro en el despacho oval.

Obama definió a Francia como "uno de nuestros aliados más próximos". Pero no quiso decir si era mejor que el Reino Unido o Alemania, cuyos líderes se han distanciado de Washington por los problemas derivados de la crisis siria o el espionaje de la NSA. "Nuestra relación era inimaginable hace incluso una década", afirmó el presidente de EEUU en referencia al distanciamiento entre los dos países durante el mandato de su predecesor.

Los dos países son aliados

Ambos presidentes abordaron la cooperación contra la pobreza, el tratado de libre comercio entre EEUU y la UE y la lucha contra el cambio climático. Pero ningún asunto fue tan relevante como los dos procesos diplomáticos en los que Obama ha empeñado su legado: las conversaciones para acabar con la guerra civil siria y la negociación para clausurar el programa nuclear iraní.


Comentario: ¡Qué bonita amistad! Baños de sangre, la destrucción de territorios que no les pertenecen, la propaganda, la campaña bélica para satisfacer sus propios objetivos... La lista sigue en esta alianza magnífica. Y entre estrechones de manos, lo que menos les importa es el bienestar de Siria, Irán, el Norte de África o cualquier otro país. La hipocresía de estos actos "diplomáticos" no tiene límites.

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Obama afirmó que la cumbre de Ginebra sobre Siria está "lejos de lograr" sus objetivos y admitió que se trata de una situación frustrante para la comunidad internacional. Pero subrayó que la diplomacia es el único camino para resolver el problema en este momento y elogió a los representantes de la oposición moderada por reunirse con los representantes del régimen de Asad.

"Aún tenemos una situación horrible sobre el terreno", dijo el presidente. "Cada día que pasa más gente está sufriendo y el Estado se derrumba. Eso es malo para Siria y para la región. Pero también es malo para la seguridad global porque hay extremistas que han llenado ese vacío en ciertas zonas y que podrían ser una amenaza para nosotros a largo plazo".

Asuntos pendientes

Obama agradeció el respaldo de Hollande en su política sobre Siria. Pero fue menos complaciente al hablar del doble juego de las empresas francesas que han violado las sanciones contra el régimen de Teherán. "Las empresas pueden explorar oportunidades para llegar allí más pronto que tarde si hay un acuerdo final", dijo el presidente de EEUU. "Pero puedo decir que al hacerlo ahora actúan por su cuenta y riesgo porque iremos a por ellas por todos los medios".

No se trata de una advertencia abstracta sino de una amenaza dirigida a la delegación de 116 compañías francesas que visitó Teherán hace sólo unos días y que suscitó la cólera del secretario de Estado John Kerry, que definió su visita como "nada útil".

Hollande recordó este martes que entre sus poderes no estaba organizar los viajes de empresas como Total, Lafarge o Peugeot. Pero subrayó que las sanciones sólo se levantarán "si hay un acuerdo definitivo" durante unas negociaciones que se abren la semana que viene y cuyo objetivo es evitar que el régimen desarrolle una bomba nuclear.