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© APHinchas ucranianos exhiben la bandera nazi en un partido de la liga local.
La presencia de comandos armados, como el bloque de choque de organizaciones neofascistas en las revueltas en Ucrania, desveló el carácter del golpe de Estado y el apoyo a los partidos de ultraderecha por la oligarquía y la elite política prooccidental. En la segunda fase de mayor violencia, a mediados de enero, emergieron a la palestra los sectores más recalcitrantes y de la extrema derecha ucraniana, visibles en los grupos de jóvenes encapuchados, muchos de ellos, con uniformes de camuflaje y otros atributos de las organizaciones ultranacionalistas, como los seguidores de Bandera (Stepán Bandera).

Desde la tribuna de la plaza de la Independencia (Maidán, epicentro de la revolución naranja de 2004, aupada también por Occidente), se hicieron llamados a matar a quienes portaran las cintas de San Jorge, el símbolo de la lucha contra el fascismo.

Sus portadores, activistas de agrupaciones antifascistas y de orientación progresista, se convirtieron en blanco de ataques feroces de los militantes del partido Sector Derecho y formaciones afines, y de francotiradores, según mostraron reportajes de canales independientes.

Así, emergieron las fuerzas neofascistas como nuevos actores en la realidad política de Ucrania, un país que perdió en la guerra con la Alemania nazi casi nueve millones de personas, durante la Gran Guerra Patria (1941-1945), librada por la entonces Unión Soviética, cuyo costo humano se estima en unos 27 millones de muertos.

Los cabecillas de Sector Derecho Dmitri Yarosh y Sashko Bilovo confirmaron públicamente sus intenciones de postularse en las elecciones presidenciales del 25 de mayo, convocadas por un gobierno originado tras un golpe anticonstitucional y la destitución del presidente legítimo, Víktor Yanukovich, el 22 de febrero último.

Politólogos, incluso ucranianos, creen que la oligarquía local sufragará la campaña presidencial de Yarosh y el sector empresarial privado.

Durante las violentas jornadas de enfrentamientos en Kiev de los comandos ultranacionalistas con las fuerzas del orden, Yarosh llamó por la red social rusa Vkontakte a los propietarios de armas acudir al Maidán y matar a los policías.

De otro lado, la propia designación de Igor Teniuj como flamante ministro de Defensa, por el nacionalista partido Svoboda (Libertad), desvela el carácter del nuevo gobierno ucraniano instalado en Kiev, y la orientación de ese Estado centroeuropeo en una perspectiva no lejana.

Teniuj fue uno de los activos participantes de la denominada revolución naranja (2004), junto al expresidente Víktor Yuschenko, la ex primera ministra Yulia Timoshenko y su aliado político Arseni Yatseniuk.

Se conoce también como uno de los ideólogos de la guerra mediática contra la permanencia de la flota rusa del mar Negro en Crimea, y en 2012 pasó a integrar la filial de Svoboda en Sebastopol.

No pocos analistas coinciden en que, una vez en el Gobierno, esas figuras de la ultranacionalista Svoboda dejaron de ser considerados extremistas por Occidente para convertirse en respetables políticos, quienes reclaman a Crimea y a las regiones rebeldes acatar las leyes del Estado y la Constitución, las mismas que ellos quebrantaron a la fuerza y con terror.

Otra figura que cobró celebridad tras los recientes acontecimientos en Ucrania es Alexander Muzychko, ferviente militante de Sector Derecho, y defensor de la ideología del Tercer Reich, cuyos herederos se autoproclaman banderistas (Stepán Bandera, nacionalista ucraniano y excolaboracionista de los nazi).

El Primer canal de la televisión rusa mostró imágenes en las que aparece Muzychko con un arma automática en una de las sesiones de la Rada (Parlamento), jactándose de haber matado a soldados rusos en Chechenia, en tanto no disimula sus intenciones de postularse en los comicios parlamentarios y presidenciales.

Tras la toma por asalto de la Suprema Rada en Kiev, los comandos de Svoboda y de Sector Derecho con sus típicos atuendos (máscaras y uniforme de camuflaje, que ya abandonaron) arremetieron contra la Procuraduría y los jueces.

Alexánder Yakimenko, exjefe del Servicio de Seguridad de Ucrania, denunció al ex comandante de la tropa de choque de Maidán y actual secretario del Consejo Nacional de Seguridad , Andrei Parubi, también de Svoboda, como cómplice de la masacre perpetrada por francotiradores en Kiev.

Los disparos de francotiradores se produjeron desde el edificio de la filarmónica. El comandante de Maidán (Parubi) controlaba el inmueble. Desde ese edificio disparaban los francotiradores el día 20 de febrero, aseguró Yakimenko.

Certificó igualmente que el jefe de la tropa de choque de Maidán mantenía estrechos vínculos con oficiales de inteligencia de países europeos en Kiev, y diariamente durante las protestas sostenía contactos con la embajada de Estados Unidos en esa capital.

Algunos expertos, como la politóloga rusa Veronika Krasheninnikova, sostienen que esos combatientes o los herederos de Bandera, denominados por ella escuadrones de la muerte, fueron un eslabón clave en el escenario ucraniano, que se preparó desde mucho antes por Occidente.

Con unas autoridades reconocidas únicamente por Estados Unidos y algunos aliados europeos, el representante de Ucrania en Naciones Unidas, Yuri Serguéyev, afirmó en una sesión del Consejo de Seguridad a fines de febrero que la Unión Soviética había fabricado las acusaciones contra los nacionalistas ucranianos en el proceso de Núremberg.

Quiso reivindicar Serguéyev a los militantes de la Organización de Nacionalistas Ucranianos (OUN) encabezada por Stepán Bandera, y a su brazo militar, el Ejército Insurgente Ucraniano, cuyo jefe fue Román Shujévich.

Los gérmenes del fascismo

La ideología nazi estuvo escondida y se mantuvo velada durante los últimos 20 años en Ucrania, explicó Krasheninnikova en entrevista exclusiva a Prensa Latina.

Durante dos décadas creció toda una generación que consideraba a Stepán Bandera como su héroe, y se erigió heredera de aquella ideología fascista que abrazaron los colaboracionistas ucranianos en la Gran Guerra Patria.

Esa ideología escondida salió a la superficie y prácticamente unas semanas después que empezaron las protestas en Maidán ya gobernaban los fascistas y mercenarios ultranacionalistas, observó.

Es así que se convirtieron en la fuerza principal y la mayoría de quienes fueron allí por otras razones se vieron obligadas a obedecerles.

"De esta forma se convirtieron en los líderes de Maydán Arseni Yatseniuk y Vitali Klichko, y de otro lado los fascistas como Oleg Tiagnibok (Svoboda) y el Sector Derecho".

Los acontecimientos de Ucrania son llamados muchas veces, erróneamente, "revolución", pero la revolución es lo que hacen las masas populares para defender sus intereses, y los acontecimientos en Ucrania no fueron de ninguna manera revolucionarios, aclaró la directora general del Instituto de Investigaciones e Iniciativas de Política Exterior.

Refutó tal criterio en razón de que el escenario de las revueltas antigubernamentales fue organizado por un pequeño grupo de gente, con apoyo de los centros occidentales, aseveró.

También por esos días salieron de nuevo a la luz archivos que constatan la implicación de la ONU y el Ejército Insurgente Ucraniano en misiones de limpiezas étnicas de polacos, rusos y judíos, en territorio de Ucrania, Polonia y en la actual Belarús.

Fueron responsables de las masacres en Volinia, al oeste de Ucrania, donde solo en 1943 resultaron asesinadas unas 80 mil personas, tras ser torturados, según archivos soviéticos y polacos.

Los colaboracionistas ucranianos participaron junto a un escuadrón de las tropas de asalto alemán (SS) en la matanza de los habitantes de la aldea belarusa Jatín, en 1943. Las víctimas fueron niños, mujeres y ancianos.

En la nueva realidad política de Ucrania, los sectores de la extrema derecha y fascista controlan los hilos del poder y las carteras estratégicas del país como Defensa, Interior y Seguridad, además de la Procuraduría General.

Como brazo militar de los nuevos gobernantes, los destacamentos de ultranacionalistas del Maidán nutrirán la recién formada Guardia Nacional de Ucrania.