Japón 'gana terreno' para quitarle a China el liderazgo en la región de Asia-Pacífico. El primer ministro japonés, Shinzo Abe, abandona la política, que medio siglo se guió por principios pacifistas, para conseguir un papel clave en la zona.
Imagen
© Reuters
La región de Asia-Pacífico vive convulsa los cambios estratégicos que se están produciendo como consecuencia de una supuesta amenaza de China. Sobre el tablero, el segundo participante de esta partida de ajedrez es Japón, quien ha movido ficha primero en este nuevo escenario. Hay opiniones de que este país asiático está intentando crear una coalición antichina frente a la consolidación de Pekín y el debilitamiento de Washington en el terreno internacional.


En los últimos meses el primer ministro japonés, Shinzo Abe, ha apostado por adoptar un papel militar más activo. Según ha filtrado un diario japonés, que cita una fuente del Ministerio de Defensa, Japón pretende instalar tres bases militares cerca de las islas en disputa con China. En el archipiélago Senkaku (Diaoyu en chino) habría 350 efectivos en cada una de las instalaciones del Ejército.

"Japón trata de desempeñar un papel aún más importante y más activo de lo que ha hecho hasta ahora para contribuir a la paz en Asia y a una mayor seguridad en el mundo", declaró Abe en el marco de la conferencia de seguridad asiática, el Diálogo de Shangri-La, celebrada el 30 de mayo en Singapur.

Con ese mismo objetivo, en abril, Abe propuso reformar la Constitución de Japón para permitir el uso de la fuerza militar más allá del territorio nacional. Eso implicaría un giro de 180 grados en la política de seguridad japonesa, que durante décadas ha tenido como bandera una Carta Magna pacifista. Curiosamente, EE.UU. ve con buenos ojos el cambio de rumbo protagonizado por el primer ministro nipón.

Así, el secretario de Defensa norteamericano, Chuck Hagel, aseveró en la misma conferencia que "EE.UU. aplaude la contribución de Japón para la paz y la estabilidad tanto en la región como en el mundo entero".


Comentario: Como siempre, EE.UU: y sus aliados contribuyendo a la paz y la estabilidad con su fuerza militar, que siempre actúa de forma defensiva porque los atacantes son siempre los demás.


Imagen
© AFP
Abe ha cambiado de parecer en otra cuestión con un espíritu bélico como telón de fondo: ha decidido levantar la prohibición de venta de armas al extranjero. Una negativa que Tokio se había impuesto voluntariamente durante casi medio siglo. En su intento de ahogar a China, Japón busca alianzas con otros países. Este miércoles, junto a Australia - otro socio estratégico de EE.UU. - ambos países abordan la cooperación en el sector de Defensa. De lo poco que ha trascendido hasta ahora se asegura que Tokio podría compartir con su nuevo aliado la tecnología necesaria para construir potentes submarinos.

Ante la escalada de tensión con China, en el mar de China Meridional, Japón también ha anunciado que apuntalará su colaboración estratégica con Filipinas y Vietnam. En paralelo, Washington ha decidido reforzar su potencial militar no solo en Japón, sino también en Australia, Filipinas y en las islas de Hawái y de Guam en el Pacífico. Además, el secretario de Defensa de EE.UU. no tardó en acusar a China de tener un papel desestabilizador en Asia-Pacífico.
"En los últimos meses, China ha llevado a cabo acciones unilaterales de desestabilización que reivindican sus pretensiones en el mar Meridional. Todas las naciones de la región, incluyendo a China, tienen una opción: unirse y volver a comprometerse con un orden regional estable, o mantenerse al margen del compromiso poniendo en riesgo la paz y la seguridad que ha beneficiado a millones de personas. EE.UU. no tiene que mirar hacia otro lado si algunas naciones desobedecen las normas internacionales", anunció Hagel.
Pekín, sin embargo, ha calificado de infundadas las declaraciones del alto cargo estadounidense e insiste en que EE.UU. se aprovecha de las disputas entre China y sus vecinos para expandir su influencia en la región.
"El discurso del secretario Hagel estaba lleno de supremacía, amenazas e intimidación. Quería incitar a los factores de desestabilización de la región de Asia-Pacífico para provocar controversias", dijo a los periodistas el subjefe del Estado Mayor del Ejército chino, el teniente general Wang Guanzhong, con referencia a las palabras de Hagel.
Además, Pekín advirtió que convirtiendo a China en su enemigo Washington estará cometiendo un grave error. Se tensa la cuerda entre ambos bandos y los analistas están preocupados al observar atónitos como, desde la llegada de Abe al poder, se ha endurecido el tono.

"Japón fue particularmente agresivo hacia China, sobre todo en el mar de China Meridional. Por supuesto que la agresión provenía de ambas partes. Sin embargo, no cabe duda de que, desde que llegó al poder, el Gobierno de Abe ha elevado el nivel de tensión, así como el número de encuentros entre las Fuerzas Armadas de China y Japón", dijo a RT el analista político Conn Hallinan.

Aunque desde el punto de vista de Japón las continuas embestidas contra China entran dentro de su lógica, el aislamiento al gigante asiático pondría en riesgo la estabilidad de la zona. Además, como efecto bumerán también perjudicaría los intereses de Japón y otros aliados de EE.UU. en Asia-Pacífico.