Comentario: Este artículo no nos cuenta mucho acerca de cómo sería el gobierno de Marina Silva en sí, pero nos aporta indicios acerca de su repentina popularidad. Y es bastante preocupante...
Marina Silva es el gran fenómeno político de Brasil en esta campaña para las elecciones presidenciales del 5 de octubre de 2014. Pero, ¿cómo sería un gobierno de la líder ecologista y cabeza electoral del PSB?
Marina Silva ha revolucionado una campaña que hasta el 13 de agosto era previsible puesto que apuntaba hacia una segunda vuelta entre Dilma Rousseff (más votada en la primera) y Aécio Neves, con claro pronóstico favorable a la actual presidenta en el balotaje.
Pero la muerte en accidente de Eduardo Campos, el tercero en discordia -pero lejos de Aécio- y la entrada en la carrera de Marina Silva lo ha trastocado todo: la líder ecologista ha elevado la proyección de voto de la candidatura del PSB desde el 8% (que poseía, cuando vivía, Campos) al 34% actual. No solo empata en primera vuelta sino que es favorita para ganar en el balotaje.
Comentario: ¡Ah! Se benefició con la trágica muerte de Eduardo Campos, cuyas circunstancias dejan más interrogantes que respuestas. No sólo eso, sino que además parece estar vinculada con la CIA. No se pierda estos dos artículos:
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La CIA asesinó al candidato presidencial brasileño, Eduardo Campos. ¡Imperialismo detrás del telón!
Ante esta situación cabe preguntarse sobre cómo sería un gobierno de Marina Silva en caso de ganar las elecciones presidenciales.
"Una revolución de expectativas" aupa a Marina
Marina Silva llegaría a Planalto, sede del poder ejecutivo, aupada por una gran "revolución de expectativas". Las clases medias emergentes que salieron a las calles en 2013 durante la Copa Confederaciones y en 2014 reclamando mejores servicios públicos y menos corrupción, han visto canalizadas sus aspiraciones y frustraciones en Marina Silva.
La analista política Lucia Hipolito dijo a la revista colombiana Semana que "es natural el deseo de cambio del elector brasileño expresado por Marina. A esto se llega por el cansancio con el PT y porque existe una insatisfacción muy grande, sobre todo en los medios urbanos, por el modelo de gobierno y la corrupción".
Ese es uno de los grandes fracasos de Aécio Neves como líder opositor y de las políticas públicas de Dilma Rousseff.
Ambos no han sido capaces de articular y dar sentido a ese conjunto de reclamos sociales.
"Los objetivos "difusos", una de las fragilidades que sectores de la sociedad y de los medios ven en las manifestaciones de junio de 2013, movilizaron a multitudes. Marina actúa en las redes sociales hace mucho y sabe escucharlas. Circula por ellas con desenvoltura, mientras otros las frecuentan solo en épocas electorales o en momentos estratégicos, haciendo una parodia digital de las tradicionales visitas de políticos a las favelas para las cuales no vuelven después, tan cómodos en uno y otro lugar como peces en un centro comercial", recuerda Eliane Brum en el diario El País.
El problema de llegar aupada por esa "revolución de expectativas" es que luego hay que darles respuesta y canalizarlas: tener fuerza política para hacerlo y habilidad para responder a esas expectativas casi siempre difusas y hasta contradictorias.
En ese sentido, el analista político chileno Robert Funk señala en el diario La Tercera que "Brasil cuenta con una nueva clase media emergente, frustrada y no representada... Silva representa ese nuevo Brasil, de orígenes humildes, pero con educación superior, aspiracional, en muchos casos, como Silva, evangélica, y con un discurso que va en contra de los políticos y la política de siempre...El desafío para Silva ahora, como outsider y representante de un partido pequeño, es mantener ese apoyo de los indignados, pero dar señales de gobernabilidad en un país donde aquello nunca es fácil. Si gana, será aún más difícil mantener ese apoyo".
Comentario: Todas estas son señales MUY importantes. El psicólogo Andrzej Lobaczewski listó varias de estas características como los síntomas que vuelven a una sociedad entera muy vulnerable a la influencia psicopática. Un líder carismático que promete cambio, que despierta esperanzas en un país debilitado, puede obtener mucho apoyo popular. Y luego, una vez en el poder, tiene riendas sueltas para hacer lo que desee. La gente frustrada que carece de conocimientos necesarios para saber distinguir entre un líder bondadoso y uno enfermo, lamentablemente no sabe hacer la diferencia. ¡Ojalá que el pueblo brasilero no se deje llevar por las apariencias!
Una endeble coalición
Marina alcanzaría la presidencia respaldada por una coalición de seis partidos encabezada por una fuerza que no es la suya (el Partido Socialista Brasileño que ha perdido a su líder, Eduardo Campos) y un partido que aún no está reconocido, Rede de Sustentabilidade.
La alianza entre el PSB y Rede es solo un acuerdo de conveniencia nacido de la decisión del Supremo Tribunal Electoral (STE) de rechazar en 2013 por falta de firmas legales un pedido de Silva de inscribir su partido, Red Sustentabilidad, para disputar la presidencia en octubre de 2014.
En realidad, los socialistas no ven a Marina Silva como una de las suyas y ella se apoya en el PSB porque no tiene más remedio.
Es cierto que el poder cohesiona, pero a veces, muchas veces, saca a relucir las diferencias.
Si el PT y el PMDB, dos partidos curtidos en alcanzar pactos y acuerdos, han tenido serias diferecias en estos años, ¿qué no sería entre el PSB y los seguidores de Marina?
Además, Marina Silva recibe el respaldo de sectores muy disímiles que difícilmente podrán esconderse en caso de llegar al poder: un partido socialista laicista y liberal en el tema valórico y los grupos neopentecostales antiabortista y contrarios al matrimonio homosexual.
Comentario: Y seguramente también cuenta con el apoyo de la CIA...
Además, tal y como apunta José Roberto Toledo, "el electorado estructural de Marina es un mezcla de dos grupos. En la pirámide, jóvenes descontentos con la política tradicional, muchos de ellos manifestantes en 2013. Escolarizados por encima de la media no encuentran oportunidades laborales. En la base, electores religiosos, principalmente mujeres evangélicas".
Una gran debilidad política
Marina Silva, que abomina de la "vieja política", juega con las mismas armas que sus rivales y ha entrado en el juego del llamado presidencialismo de coalición.
El PSB es apoyado no solo por Rede sino también por las fuerzas que integran la Coalición "Unidos por Brasil", una red que conforman el Partido Popular Socialista (PPS), el Partido Patria Libre (PPL), el Partido Republicano Progresista (PRP) y el Partido Humanista de Solidaridad (PHS).
El problema reside en que Dilma sí tiene una amplia base parlamentaria y Marina no. La presidenta, en una cámara de más de 500 diputados, tiene al PT con 88 y al PMDB con 79 diputados.
Por el contrario, el PSB llega solo a 35, el PPS a 8 y el PRP 3.
Esto obligaría a Marina Silva a hacer pactos con el resto de fuerzas algo en lo que le ayuda su supuesto pragmatismo.
Hacerlo, sin embargo, golpearía las expectativas creadas por ella misma de ser adalid de la lucha contra "la vieja política". El problema es que, para gobernar Brasil, hay que echar mano de esa vieja política.
El PSB tiene en su "adn" esa forma de hacer política (fue hasta 2013 aliado del PT) lo cual contribuye a poder construir ese tipo de alianzas que garantizan la gobernabilidad. Pero Marina Silva debe conservar el aura mítica que ha creado en torno a sí misma, lo cual se contradice con pactos con el PT o el PSDB.
"Tenemos que combatir la polarización entre el Partido de los Trabajadores (PT, de Rousseff) y el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB, de Neves), que ya dio lo que tenía que dar", dijo Silva en el primer debate que reunió a los principales candidatos en el canal de televisión Band.
Políticas de ajuste y recortes
A Marina Silva además no le ayudaría el contexto económico en caso de llegar al poder. Brasil se haya inmerso en un periodo de estanflación (bajo crecimiento y alta inflación).
Como señala Enestor Dos Santos, analista del BBVA, "la economía brasileña se encuentra en una situación de estanflación, debido al crecimiento significativamente por debajo del potencial y a la inflación al alza y por encima del objetivo. Respecto al crecimiento, estimamos que el PIB crecerá tan sólo el 1,3% en 2014 y, a falta de una recuperación, el 1,6% en 2015″.
"La confianza de los agentes -sigue Dos Santos-, que se encuentra por debajo de lo observado en la crisis del 2009, es una de las barreras al aumento del dinamismo económico. En cuanto a la inflación, cerrará el 2014 en el 6,2%, tras mantenerse durante algunos meses por encima del rango objetivo. La ligera moderación a partir del final de 2014 contribuirá a que cierre el 2015 en el 5,8%. Además, implicará que el país salga de la situación de estanflación en la que se encuentra actualmente".
En 2015 lo que se espera son medidas de ajuste y combate de la inflación. Medidas poco populares, pero necesarias, que van en contra de cualquier apuesta por aumentar el gasto público como ha propuesto de candidato del PSB.
Ese escenario ayudaría muy poco a una hipotética presidencia de Marina Silva quien propone un "sueño" pero que se enfrentaría a una "cruda" realidad.
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