Es fascinante analizar la salud a través del prisma de la evolución humana. Nuestro pasado esconde muchas formas de mejorar la salud, recuperando los estímulos naturales que nos moldearon a lo largo de nuestra historia. Desde recuperar nuestro ritmo circadiano, exponernos al frío, ensuciarnos más, ayunar de vez en cuando, pasar menos tiempo sentado etc. En definitiva, salir un poco del zoo humano que hemos creado.
Por desgracia, la medicina moderna, muy orientada a recetar fármacos y practicar cirugías, presta poca atención a nuestra naturaleza. Y es una lástima, porque como decía Martin Fischer, "el médico debe aliarse con la naturaleza, ya que ésta hace más de la mitad del trabajo sin pedir nada a cambio".
Cuando hablamos de "natural" nos referimos muchas veces a los alimentos, evitando la comida industrial, o a replicar patrones de movimiento naturales. Ambos son muy importantes, pero hoy hablaremos de reconectarnos con la naturaleza en un sentido más literal.
Empecemos entendiendo el problema.
Trastorno por déficit de naturaleza
Cada vez son más comunes en las grandes ciudades una serie de síntomas como ansiedad, ligera depresión, desgana, desórdenes de atención... que colectivamente han empezado a etiquetarse como trastorno por déficit de naturaleza. Este término fue acuñado inicialmente por Richard Louv, autor de "El último niño en los bosques", quien defiende que estos problemas se deben principalmente a que en pocas décadas ha cambiado radicalmente la forma en la que los niños entienden y experimentan la naturaleza. Y por tanto la solución no está en una pastilla, sino en restaurar el contacto ancestral con la naturaleza. Regresar de lo virtual a lo real, de zoopolis a los bosques.
Sabemos por ejemplo que en los hospitales, los pacientes con habitaciones que dan a la naturaleza no sólo se recuperan antes, sino que reportan menos dolor y menos síntomas de depresión que aquellos cuyas habitaciones tienen vistas artificiales (estudio). Los entornos naturales también reducen los síntomas de los niños diagnosticados con déficit de atención (estudio), y estos problemas son más frecuentes en aquellos que viven más lejos de espacios verdes (estudio).
Y si sólo el hecho de ver la naturaleza por una ventana, o vivir cerca de ella, tiene poder curativo ¿es posible que "tocarla" sea aún más poderoso?. Todo apunta a que sí.
El contacto de nuestros pies con la tierra
Durante millones de años caminamos descalzos sobre la tierra y dormimos en el suelo. Nuestra piel estaba directamente en contacto con la naturaleza. Comparemos esto con la actualidad, donde las zapatillas de correr (con 3 cm de goma bajo el talón) dominan el mundo y donde dormimos en "cajas" de hormigón a gran altura. Hemos añadido muchas capas de aislamiento entre nosotros y la naturaleza, y parece que estamos pagando el precio.
En los últimos años se ha avanzado mucho en analizar científicamente teorías como la propuesta por el libro "Earthing: el descubrimiento sobre salud más importante" que sostiene que muchos de los males modernos pueden mitigarse conectándonos literalmente a la tierra.
Veamos la teoría. El envejecimiento se asocia en parte a la acumulación de radicales libres, que se liberan en todos nuestros procesos fisiológicos. Un radical libre es una molécula que ha perdido un electrón, lo que le otorgo una carga positiva y la vuelve inestable. Esta molécula inestable no se detendrá hasta recuperar el electrón negativo que le falta, el cual terminará robando de células de nuestro cuerpo, generando daño celular y con el tiempo deterioro físico. Los famosos antioxidantes ejercen su magia curativa donando electrones a estos radicales libres, neutralizándolos y evitando que sigan dañando nuestras células. ¿Y qué tiene que ver todo esto con "conectarse" a la tierra? Pues que da la casualidad de que la tierra tiene una carga negativa sobre su superficie. Es una fuente inagotable de electrones, que absorbemos a través del contacto directo con ella, ayudándonos a neutralizar los radicales libres (estudio, estudio).
Reconozco que mi detector de mentiras se dispara muchas veces con este tipo de afirmaciones, especialmente cuando se utilizan subtítulos como "el descubrimiento más importante". Hay mucha charlatanería cuando nos adentramos en el mundo de las curas naturales milagrosas. De hecho la propia hipótesis de los radicales libres está siendo cuestionada en varios círculos científicos (artículo). Seguramente tiene valor, y es buena idea consumir alimentos naturales ricos en antioxidantes, pero al igual que ocurre con el colesterol, la idea simplista de que los antioxidantes son siempre buenos y los radicales libres siempre malos es equivocada, y así lo demuestra una revisión de 68 estudios sobre la suplementación con antioxidantes (metaanálisis). Sabemos por ejemplo que nuestro cuerpo utiliza los radicales libres como arma contra posibles infecciones (artículo).
Pero volviendo al tema de hoy, lo que parece cada vez más evidente es que, sea cual sea el mecanismo o mecanismos por los que funciona, reconectarse con la naturaleza mejora nuestra salud:
- Reduce la viscosidad de la sangre, un factor relevante en la enfermedad coronaria (estudio).
- Ayuda a regular el ritmo circadiano, mejorando el sueño y reduciendo los niveles de estrés (estudio).
- Favorece la recuperación muscular tras el ejercicio, mejorando la actividad del sistema inmunológico (estudio).
- Pasar tiempo en un bosque reduce los niveles de cortisol respecto a la ciudad (estudio).
- Afecta varios procesos fisiológicos, como el control de glucosa en pacientes diabéticos (estudio).
- Genera un efecto positivo en la actividad eléctrica del cerebro (estudio).
Revisemos algunas ideas para incorporar esta medicina ancestral en nuestras vidas.
Recomendaciones para reconectarte
La primera opción es la que usamos cada día durante millones de años.
- Camina descalzo
- Báñate en la naturaleza
- Compra un mat electrificado
Seguramente no es lo mismo que el contacto real con la naturaleza, pero quizá es mejor que nada.
Conclusión
Evolucionamos durante millones de años en un entorno que ya no existe. Antes teníamos abundancia de sonidos naturales, de aire puro, de exposición al sol, a la naturaleza... ahora escuchamos los ruidos de los coches y de las fábricas, respiramos aire contaminado, nos pasamos el día (y parte de la noche) bajo luces artificiales y la naturaleza la vemos en el salvapantallas del ordenador.
Hemos creado múltiples capas de separación con la naturaleza y nuestra salud está pagando el precio. Aprovechemos las comodidades modernas pero eliminemos algunos de los filtros a través de los cuales experimentamos el mundo real.
Técnicas como el "earthing", "grounding", o conectarse físicamente a la naturaleza no van a curar todos los males ni son el gran avance médico del siglo, pero representan una forma sencilla, barata y segura de recuperar parte de nuestra esencia. En palabras de Richard Louv "el futuro pertenece a aquellos con un mayor entendimiento del poder transformativo de la naturaleza. A aquellos que sean capaces de equilibrar lo virtual con lo real. A medida que nos volvemos más tecnificados, más naturaleza necesitamos".
Comentario: Aprender de nuestros antepasados también implica incorporar grandes cantidades de grasas saludables a nuestra alimentación. Consumir las grasas de los animales resulta sumamente importante para tener una buena salud y proporcionar al cuerpo de lo que necesita para estar saludable. Las recomendaciones de la dieta paleolítica varían un poco, pero en reglas generales, las grasas deberían ocupar entre el 60 a 80 por ciento de las calorías diarias. El resto sería distribuido entre una cantidad moderada de proteínas y verduras que podamos tolerar.
Para obtener todos los beneficios de este tipo de alimentación, es importante mantener los carbohidratos por debajo de 30 g al día, mejor 20-25 g. Esto permite mantener el estado de cetosis que es lo que realmente permite la regeneración y rejuvenecimiento asociados a esta maravillosa forma de alimentarse.Para conocer más sobre el tema vea:
* La dieta del hombre de las cavernas
* La dieta paleolítica revisada
* Dieta paleo espartana
* La cetosis es el estado fisiológico óptimo del ser humano
* Los alimentos prohibidos que nunca debe dejar de comer
También debemos aprender del estilo de vida de nuestros antepasados, quienes vivían mucho menos estresados que nosotros, mejor dicho, su exposición a factores estresantes era corta, aguda, no el tipo de estrés crónico con el que nos habituamos a vivir hoy en día. El estrés crónico está asociado a todo tipo de enfermedades y efectos nocivos sobre todo el organismo humano, incluyendo la mente, por supuesto. Es por eso que es tan importante dedicarnos a aliviar el estrés a parte de cuidar la alimentación también. Para esto, no se pierdan estos dos excelentes enfoques SOTT, en los cuales proponemos algunas técnicas que pueden ayudar con esto:
* Masiva Crisis Nerviosa: Millones de personas al límite mientras la pandemia de estrés causa estragos en la sociedad
* Éiriú Eolas: Expansión del conocimiento
Y también * Paleopsicología: una ayuda para entender cómo somos hoy
Por último, para agregar a lo que podemos aprender de nuestros antepasados, les recomendamos leer algunos artículos sobre algunas formas de hacer algo de ejercicio físico que no son difíciles, no llevan mucho tiempo y también contribuyen al bienestar general:
* "EEntrenamiento paleolítico": cómo entrenan hoy los atletas olímpicos
* Cómo puede beneficiarse de la combinación de mente/cuerpo, agilidad, fuerza y entrenamiento de intervalos de alta intensidad
* El Ejercicio Científico de 7 Minutos