Latinoamericanos y afroamericanos constituyen la mayoría de los reos del sistema carcelario de EE.UU., que cuenta con la mayor población reclusa del mundo. Ambos colectivos denuncian un trato desigual respecto al resto de presos.

Las estadísticas señalan que uno de cada 100 adultos se encuentra en prisión en EE.UU. Ello representa unos dos millones y medio de personas, casi un 25% de la población reclusa del mundo. Pero los números revelan también amplias desigualdades: en los últimos años el 60% de los encarcelados eran afroamericanos o latinoamericanos.


"Si miras la demografía de las cárceles en EE.UU., verás que la población de encarcelados no está distribuida equitativamente. [Los reos] provienen generalmente de comunidades de bajos ingresos", explica a RT la directora del programa Educación y Justicia Rebecca Guinsburg.

Para revertir una de las principales desigualdades que comparten la mayoría de los internos en Illinois, con el apoyo de universidades locales, el programa Educación y Justicia brinda educación superior a los reos para que cuando salgan en libertad puedan volcar su experiencia en la lucha contra la desigualdad al otro lado de los muros.


Comentario: Si, aunque siempre quedaran con el estigma de haber sido presos, el otro factor es que las cárceles terminan produciendo productos que venden por una ganancia, estos productos son manufacturados por presos, en esencia el "entrenamiento" que reciben allí dentro es nada mas que trabajo gratis.

Lo otro, es que las cárceles ahora siendo instituciones con animo de lucro genera una demanda de prisioneros para mantener ganancias.


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© REUTERS / Jon Nazca
"Uno de los impactos de educar a estas personas adentro es que luego esa educación volverá a esas comunidades en desventaja", explica Guinsburg. Por su parte, los responsables de la prisión de Danville afirman que la iniciativa no solo beneficia al convicto sino también a la sociedad.

"Es mejor para la institución; es mejor para la sociedad. Ya que está demostrado que cuanto más educación hay, menor posibilidad de reincidencia", señala uno de los responsables del centro penitenciario.

Agustín Torres es uno de los internos que estudia todos los días en el programa. Cumple una condena a 20 años por haber sido considerado cómplice de un asesinato. Hoy, lejos de las armas y cerca de los libros, asegura que todo eso quedó en su pasado.

"Hubo un poco de cambio pero de todas formas la ideología de la supremacía blanca sigue existiendo en EE.UU. desafortunadamente (...) Quiero que la gente se dé cuenta de este problema y haga algo, porque es una forma de opresión de los latinos aquí", asegura Torres.

Programas como este permiten a los internos esperanzarse con una verdadera reinserción social para el momento en que abandonen la cárcel. Pero para que eso sea una realidad, primero habría que comenzar a erradicar problemas como la discriminación por motivo racial o por origen socio económico. Lacras que todavía se reproducen con fuerza en el sistema carcelario del país.