Hemos hablado muchas veces de la oxitocina y su papel regulador del comportamiento social, entre otros muchos de sus efectos. Un estudio reciente de la Universidad de Virginia revela que las personas con elevados niveles de oxitocina en sangre muestran una mejor actividad cerebral a la hora de procesar información social.
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Los niveles de oxitocina en las interacciones sociales

El propósito del estudio fue investigar cómo se encontraban los niveles de oxitocina de las personas cuando se les presentaban determinadas interacciones sociales. Los investigadores encontraron que la gente que tenía niveles superiores mostraban un mejor reclutamiento de las regiones cerebrales que apoyan la cognición social, sugiriendo que estas personas prestan atención a los aspectos más sociales de las interacciones.

Así, las personas con bajos niveles de oxitocina mostraron un menor reclutamiento de esas "zonas sociales" del cerebro. La actividad cerebral de estos individuos se asemeja a los patrones de actividad cerebral de los otros individuos cuando se centraban en la información no socialmente relevante.

El estudio tiene implicaciones para comprender mejor cómo la oxitocina interactúa con la cognición (la cual consiste en procesos tales como aprendizaje, razonamiento, atención, memoria, resolución de problemas, toma de decisiones...), tanto en personas sanas como en personas con trastornos de la conducta social. Por ejemplo, los bajos niveles de oxitocina han sido previamente asociados con déficits sociales que se encuentran frecuentemente en las personas con trastornos del espectro autista.

Los resultados, publicados en la revista Frontiers in Human Neuroscience, proporcionan un mecanismo potencial para explicar cómo los niveles más bajos de oxitocina podrían afectar los sistemas neuronales que apoyan los comportamientos sociales complejos.

La oxitocina como biomarcador de la interacción social
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Como parte de un estudio de neuroimagen más amplio, el equipo de investigadores midó la actividad cerebral mientras los participantes completaban una actividad de percepción social. Esta actividad se basaba en ver vídeos de formas geométricas interactuando de forma que parecían bailar, pelear y otro tipo de relaciones sociales. Cuando la gente sana veía estos vídeos, generalmente percibían que las formas tenían determinadas intenciones y personalidades características aún pensando que eran simples formas geométricas. Esta capacidad está alterada en las personas con autismo. Los investigadores midieron los niveles de oxitocina en sangre de los participantes para poder así relacionarlos con la tarea de percepción social realizada.

Los resultados sugieren que las personas con altos niveles de oxitocina procesan la información social de una forma diferente, tal vez más profunda, con más significado. Debido a que los niveles de oxitocina endógena de las personas son notablemente estables en el tiempo y son altamente heredables, los investigadores creen que la oxitocina endógena se podría utilizar como un biomarcador de funcionamiento de las interacciones sociales.