Occidente se está apartando cada vez más de Arabia Saudita, algo que se lee en periódicos, se oye de políticos y se avista en los cambios de la política de varias naciones.

Los artículos hostiles hacia Riad se han convertido en una norma en la prensa occidental. El domingo pasado 'The Observer' describió las relaciones entre el Reino Unido y Arabia Saudita como "una alianza poco edificante que amenaza a nuestra seguridad".
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© REUTERS/Evan Vucci

Dos días antes la BBC denunció una "ola de ejecuciones sin precedente" en el país árabe. Hace un par de meses, el respetado columnista de 'The New York Times', Thomas Friedman, etiquetó al Estado Islámico como "un vástago ideológico" de Arabia Saudita.

Sigmar Gabriel, el vicecanciller de Alemania, ha acusado a la monarquía de financiar el extremismo islámico en Occidente, llamando a "dejarles claro a los sauditas que el tiempo de hacer la vista gorda ha terminado".
Ha habido durante mucho tiempo algo repulsivamente cobarde en el enfoque occidental hacia la monarquía saudí
En el Reino Unido, lord Ashdown, el exlíder de los liberaldemócratas, instó a que se investigue la financiación del yihadismo en su país y señaló a Arabia Saudita.

El repentino aumento de las preocupaciones sobre Arabia Saudita ha sido motivado en gran parte por el auge del Estado Islámico, determina el columnista Gideon Rachman en el diario 'Financial Times'.

Rachman señala que son cada vez más los políticos occidentales que hallan lazos ideológicos entre el yihadismo del EI y la élite wahabita de Arabia Saudita.

La influencia saudita sobre Occidente también ha mermado por otros factores. La "revolución de esquisto" en EE.UU. ha reducido la dependencia de Washington del crudo de la nación árabe.

Además, los disturbios en Oriente Medio han arrojado luz sobre la política exterior saudita, conllevando la crítica del alto saldo mortal entre civiles infligido por la intervención saudita en Yemen y del papel de Riad en el aplastamiento del levantamiento en Baréin en 2011.

Por el momento, toda la crítica ha llevado solo a ajustes modestos en la política occidental.

El cambio más alarmante para Riad ha sido la determinación del presidente estadounidense Barack Obama para alcanzar un acuerdo nuclear con Irán.

Según Rachman, "ha habido durante mucho tiempo algo repulsivamente cobarde en el enfoque occidental hacia la monarquía saudí", que ha pasado por alto las violaciones de derechos humanos por parte de Riad.