Rusia, encabezada por el presidente Vladímir Putin, "dio una lección a las cobardes democracias" al liberar Palmira en Siria y proteger a las minorías religiosas de los terroristas de Daesh, escribió Ivan Rioufol, periodista francés, en su artículo publicado en Le Figaro.
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© Sputnik/ Mikhail Klimenteev
"¿A quién hay que darle las gracias? Pues gracias, Putin", así el autor empieza su artículo. Según Rioufol, precisamente los ataques de la aviación rusa contra los objetos de Daesh, organización terrorista proscrita en Rusia y otros países, permitieron al Ejército sirio liberar Palmira.

Al asegurar la liberación de la antigua ciudad, Rusia salió vencedora, reza el artículo. Esta victoria "desenmascara la debilidad de EEUU y de sus aliados franceses" que no figuran entre los libertadores. La lección de la estrategia de Putin es fácil de adivinar: solo la fuerza hará que la ideología islamista se retire, ya que ella respeta solo este tipo de idioma, asegura el periodista francés.

"El ruso no tiene pelos en la lengua para designar al enemigo del mundo cristiano a eliminar. Pero cuando —el presidente francés— Francois Hollande habla de 'la destrucción del EI', es tan poco convincente que atrae toda la ira del EI, el que promete un apocalipsis y mantiene su palabra. Ningún momento de silencio ni velas en la Plaza de la República en París ayudarán a eliminar a los soldados del Corán, que abundan tanto en Siria como en Francia. Contra ellos es necesaria una lucha implacable", afirma Ivan Rioufol.

El 27 de marzo, el Ejército sirio y las fuerzas de defensa popular anunciaron la liberación completa de la antigua ciudad de Palmira —uno de los seis lugares de Siria declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco— y las zonas circundantes de importancia estratégica, de los terroristas de Daesh, con la ayuda de las fuerzas aéreas sirias y rusas.

Desde mediados de mayo de 2015, la antigua ciudad permaneció en manos del autoproclamado Estado Islámico.