© ReutersUn acercamiento que atemoriza a EE.UU. y sus socios europeos
"Nosotros pensamos de la misma forma en cuanto a la situación en Siria, la ayuda humanitaria y su solución política", ha declarado Cavusoglu. Aseguró que su país y Rusia construyen en estrecha cooperación mecanismos para dar fin al conflicto en Siria. El ministro señaló además, que ambos países tienen previsto trabajar en conjunto en el área armamentista, la inteligencia militar y la diplomacia.
Además, el ministro ha declarado que "Si Occidente 'pierde' a Turquía no será por sus relaciones con Rusia, China o los países islámicos. Será por sus propios errores", según lo recoge RIA Novosti. "La Unión Europea comete errores muy graves, incluyendo el apoyo al intento de golpe de Estado", declaró Cavusoglu.
Ocho meses de tensiones
El pasado martes 9 de agosto, los presidentes de Rusia y Turquía mantuvieron las primeras conversaciones en más de 8 meses de enfriamiento de las relaciones entre ambos países, después de que las Fuerzas Aéreas turcas derribaran un avión Su-24 ruso que participaba en la operación antiterrorista en Siria.
Después del incidente, Rusia cortó prácticamente toda relación con Turquía, incluyendo el suministro de productos turcos y solicitó a Ankara disculpas públicas y una indemnización por el avión derribado. Finalmente, el presidente Recep Tayyip Erdogan envió a su homólogo ruso Vladímir Putin una carta en la que se disculpó por el derribo del avión militar ruso Su-24 y la muerte de su piloto.
Comentario: Día a día parece hacerse más visible un cambio radical en la posición política y geoestratégica de Turquía. Tras el golpe de estado fallido al país otomano, el escenario político ha cambiado significativamente en Medio Oriente no sólo estrechándose los lazos entre Turquía y Rusia (esta relación ya existía hasta noviembre del año anterior) sino materializándose de a poco un alejamiento de la nación turca respecto a la agenda occidental en Siria e Irak. Nada permite prever cómo se desenvolverán los hechos en los meses sucesivos, pero sí está claro que EE.UU. y sus socios occidentales ya no sólo deberán enfrentar un nuevo desafío por la pérdida de Turquía, sino que tendrán que rediseñar su estrategia en relación a la deposición de Assad y la dominación del Oriente Medio.