El anuncio del impeachment a Dilma Rousseff marcará el comienzo de una "primavera latinoamericana", afirmó el jefe del centro de investigación e información del Instituto de América Latina de la Academia de las Ciencias de Rusia, Alexandr Jarlámenco, citado por el diario Izvestia.
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© REUTERS/ Paulo Whitaker
De acuerdo con el experto, Michel Temer se enfocará en la aceleración de la privatización, comenzando por la petrolera estatal Petrobras. "Se recortarán drásticamente los programas presupuestarios sociales, que ayudaron a sacar de la pobreza y hambre a millones de personas", adviertió Jarlámenco.

"Todo esto puede provocar protestas masivas. Al igual que, en su tiempo, en el Oriente Próximo comenzó la 'primavera árabe', aquí se acerca una 'primavera latinoamericana'", declaró.

Es evidente que el retiro de Dilma Rousseff del puesto de presidente afectará las relaciones ruso-brasileñas, pero estos cambios no serán radicales, opinó Andréi Klímov, jefe de la subcomisión para la cooperación interparlamentaria con los países BRICS.

"En varias ocasiones he discutido el tema del impeachment con mis compañeros brasileños, y tengo la sensación de que no habrá cambios radicales", afirmó Klímov.

Brasil es miembro de los BRICS y mantiene un importante volumen comercial con los países de la asociación. Por lo tanto, no va a dejarlo ni cambiar el enfoque, argumentó el experto. Una situación similar se observa en el sector empresarial de Brasil.

"He hablado con los empresarios locales y tampoco están dispuestos a alejarse de Rusia ni otros miembros de BRICS. Sin embargo, está claro que se harán algunos ajustes en las relaciones con el cambio de la administración del país", añadió Klímov.

Por la noche del 30 de agosto o por la mañana del día 31, en el Senado Federal (Cámara Alta del Parlamento) de Brasil se llevará a cabo la votación final sobre la destitución de la presidenta Dilma Rousseff. No obstante, la mandataria no piensa rendirse.

"No tengo ninguna intención de renunciar. No voy a hacerles un regalo", manifestó la presidenta en una entrevista reciente.

Para destituir a Rousseff es necesario que esta iniciativa sea apoyada por al menos dos tercios de los senadores, es decir, no menos de 54 legisladores. La última votación al respecto, celebrada el 10 de agosto, dice que Dilma Rousseff tiene pocas oportunidades de quedarse en su puesto, ya que 59 parlamentarios votaron a favor del impeachment.

La votación final sobre la destitución de la mandataria brasileña será abierta. Los senadores se pronunciarán por turno, anunciando su decisión. Antes de hacerlo, tendrán la oportunidad de hablar ante sus colegas con un discurso de 10 minutos. Esto explica el porqué el procedimiento puede continuar hasta el 31 de agosto.

Si el impeachment resulta aprobado, el vicepresidente Michel Temer, actual presidente interino de Brasil, permanecerá en el cargo hasta finales de 2018, cuando se celebrarán nuevas elecciones presidenciales. De lo contrario, Dilma Rousseff de inmediato regresará a sus funciones.

Los oponentes de Rousseff argumentan el inicio del proceso de destitución con el fraude financiero, supuestamente cometido por la líder brasileña en los primeros meses de su segundo mandato. Se trata de la firma de una serie de decretos sobre las asignaciones presupuestarias sin haberlo consultado con el Parlamento, así como el aplazamiento de los pagos a los bancos estatales. Rousseff ha reiterado en repetidas ocasiones que no se considera culpable y que la iniciativa del impeachment tiene motivos políticos.