La nueva filtración realizada por los 'hackers' rusos revela información sobre las sustancias que toman las deportistas estadounidenses para mejorar su rendimiento con la autorización de la WADA.
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© Toby Melville/Reuters
La Agencia Mundial Antidopaje (WADA, por sus siglas en inglés) actúa con doble rasero, aseguran los expertos después de que 'hackers' rusos filtraran la información sobre cómo la entidad autoriza a deportistas estadounidenses el uso de sustancias prohibidas, informó RIA Novosti. La WADA ha reaccionado a la filtración afirmando que pone al riesgo la posibilidad de que Rusia recupere la confianza en materia de dopaje, pero es la propia agencia mundial la que tendrá que hacerlo ahora, consideran los expertos.

La terapia particular

En un extenso artículo la agencia de información rusa expone los documentos publicados por el grupo de 'hackers' Fancy Bear, que revelan que la WADA permitió a deportistas estadounidenses que tomaran fuertes sustancias prohibidas con "objetivos terapéuticos". Entre los 'pacientes' autorizados figuran las tenistas Venus y Serena Williams, la gimnasta artística Simone Biles y la baloncestista Elena Delle Donne. No obstante, la diagnosis médica de las citadas deportistas no se precisa.

Mejor que la morfina, la heroína y la codeína

La mayoría se estos preparados recetados son narcóticos. La oxicodona recetada a Serena Williams es un analgésico opioide, "copia mejorada de la morfina, la heroína y la codeína". "Pero los analgésicos se recetan solo para la gente que experimenta operaciones, tiene dolencias fuertes, traumas o las enfermedades oncológicas", destaca el médico-farmacólogo Nicolái Corobov. El experto recuerda que en el deporte los analgésicos están prohibidos ya que "la supresión del dolor a pesar de aumentar la resistencia borra en el cerebro de un deportista las barreras de las cargas que puede soportar".

En la documentación se refleja que la hermana de la tenista Serena Williams tomó triamcinolona durante cuatro años (entre 2010 y 2014). "Este preparado provoca el aumento de los bronquios y se receta para los pacientes que padecen asma, mientras para la gente sana tiene el efecto favorable de aumentar el volumen de los bronquios, lo que proporciona una ventaja ante los rivales", explica el citado médico-farmacólogo.

El argumento de la edad

La joven gimnasta artística Simone Biles ganó las medallas para EE.UU. en 2013 y 2014 utilizando anfetaminas, reveló la filtración. La WADA autorizó la sustancia como parte de un tratamiento para el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) que padece uno de cada diez niños en EE.UU. Sin embargo, a juicio de Corobov, "si el trastorno se cura con anfetaminas, entonces ya se trata de una situación grave y no se puede permitir que esta persona participe en la competición".

Además, este mes de agosto un positivo por anfetamina en la sangre reveló que la baloncestista estadounidense Elena Delle Donne toma esta sustancia desde 2014. En su microblog la deportista agradeció a los 'hackers' que recordaran que toma fármacos legalmente. Pero Corobov subraya que "no es plausible el tratamiento con anfetamina a adultos".

¿Quién es culpable?

El médico-farmacólogo lamenta que "hasta el momento en que aparezca una base abierta donde figuren todos los datos sobre enfermedades y los análisis de los participantes olímpicos no serán las competiciones entre deportistas sino entre médicos". Hasta este momento habrá una vía para "la legitimación del dopaje" con las diagnosis falsas y los preparados prohibidos recetados.

Corobov añade que todos estos estímulos de las facultades físicas de los deportistas agotan sus sistemas nerviosos y perjudican su salud aunque es el precio que están dispuestos a pagar. A juicio del experto, se trata de "la conciencia de la WADA".

Por su parte, el agente deportivo ruso Andréi Mitkov afirma que el problema principal es "la política de doble moral" de la WADA, que permite apartar a María Sharápova de la competición por haber tomado Meldonium y recetar a las hermanas Williams sustancias destinadas a enfermos graves.

A su juicio, se necesita "una nueva estructura absolutamente abierta" de datos y "estándares comunes" respecto al dopaje.