Una joven de 16 años, que fue enviada por sus padres a un centro de tratamiento contra la adicción a Internet, decidió vengarse de su madre de una forma cruel.

Una adolescente china de 16 años ató a su madre a una silla y la dejó sin comida por una semana hasta que murió de inanición, informa el portal chino de noticias 'The Paper'. La joven, identificada por el nombre ficticio de 'Chen Xinran', fue detenida por la Policía de la provincia de Heilongjiang tras confesar el crimen.
China weibo
© Carlos Barria / Reuters

Según la confesión, 'Xinran' mató a su madre en venganza por haberla enviado en compañía de su padre a una institución en la provincia Shandong, especializada en tratar adicciones de "jóvenes rebeldes". Como indican los medios locales, el lugar tiene una reputación notoria por los duros métodos del tratamiento a la adicción a Internet que ofrece.

Los padres de la chica estaban preocupados por su comportamiento y su adicción a Internet después de que hubiera dejado la escuela. Según la joven, en febrero dos hombres desconocidos la metieron a la fuerza en un coche y la llevaron al centro, ubicado a más de 1.000 kilómetros de su casa. También afirma que fue golpeada muchas veces y obligada, como castigo, a comer frente al inodoro.

La adolescente, que tras cuatro meses de internamiento logró escapar del centro, decidió vengarse y desde el 13 de septiembre durante una semana estuvo enviando fotos de su madre atada a una tía exigiendo dinero a cambio de liberarla. Aunque consiguió el rescate, su madre ya estaba grave y la ambulancia que llegó tras la llamada de la joven no logró salvarle la vida.

El caso ha provocado una ola de indignación en las redes sociales chinas por la crueldad mostrada por la joven, pero de la misma manera, ha reabierto el debate sobre los controvertidos centros de tratamiento para adolescentes contra la adicción a Internet u otros problemas del comportamiento. Estos centros se han vuelto populares en China, pero la mayoría están mal regulados y se asemejan a campamentos militares, donde el castigo corporal está a la orden del día.