El Gobierno turco se considera heredero del Imperio otomano, por eso ha declarado que tiene un 'derecho histórico' a actuar en la región como si esos territorios fuesen suyos. Esta es una visión unilateral, explica el politólogo turco Dogu Ergil en su entrevista a Sputnik.

Para el experto, Ankara debería reconocer que los pueblos de la región no quieren unirse a Turquía y revivir el Imperio, sino que esperan la ayuda turca para resolver los problemas regionales a través de negociaciones, sin sentirse un protectorado de Turquía.
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© Flickr/ Faruk

Además, la posición actual de Ankara puede ser contraproducente y generar nuevos focos de violencia y tensión en la región.
"El Gobierno turco, al confesar su renuencia a reconocer al poder actual en Siria, pone en vilo su propia legitimidad. Declarando su deseo de cambiar las fronteras de la región, Ankara pone en duda la estabilidad de sus propias fronteras", explica el experto.
En ese sentido, el deseo de Turquía de participar en las operaciones en Mosul, se asemejan a las de un Estado invasor. "Podemos entrar en Siria e Irak. ¿Pero tendremos suficiente poder para conseguir resultados a largo plazo y conservar nuestra posición?", se pregunta el experto.

Ergil también se pregunta si Turquía será capaz de apoyar el desarrollo de una región diversa étnica y políticamente, o si buscará imponer sus propias preferencias étnicas, políticas y religiosas. En caso de que se Ankara elija esta última opción, esto puede llevar a "una escalada de los conflictos ya existentes y la aparición de nuevos focos de tensión en la región.

Actualmente, añade el experto, Turquía ha empezado a luchar contra Daesh tras darse cuenta que la idea de que 'el enemigo de mi enemigo es mi amigo' no funciona en este caso. "Pero, dado que el problema con los kurdos no ha sido resuelto, Turquía realiza ataques más significativos contra los kurdos que contra los combatientes de Daesh. Y los kurdos se ven obligados a responder con la fuerza, usando métodos terroristas", explica el politólogo.


Comentario: Y los kurdos son apoyados por EE.UU., lo que hace el juego del Medio Oriente extremadamente complejo. Turquía juega a sus propios intereses y se alinea de forma temporal con Occidente o con Rusia dependiendo de que sirve a sus intereses inmediatos. Esto podría dejarla eventualmente enfrentada con los dos polos de poder global actuales.


Sin embargo, está claro que la presencia física y política de los kurdos en la región es inevitable, y las fuerzas locales no se han puesto de acuerdo ni con EEUU, ni con Rusia, quienes están dispuestos a interactuar con los kurdos, ni mucho menos con Turquía.

​"Esta incertidumbre afecta la política exterior de Turquía y la situación en Oriente Próximo en general", es la conclusión de Dogu Ergil.