Luego de 28 años, Noelia, una joven española, sacó a la luz su caso para que sea investigado por la justicia. Su denuncia se sumó a dos más que acusan a una congregación religiosa en España.
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Tras 28 años de silencio, Noelia, una mujer de Barcelona, decidió denunciar ante la Guardia Civil de España el caso de abuso sexual al que fue sometida cuando apenas tenía ocho años de edad.

Su historia fue publicada en el diario El Periódico, de España, y se sumó a otras denuncias realizadas que, juntas, motivaron la apertura de una investigación en contra de la organización Testigos Cristianos de Jehová, que agrupa a más de 100.000 fieles en el país ibérico.

"El hombre cogió a la pequeña y se la llevó hasta el recibidor. La situó frente a un espejo grande. Él se colocó detrás y se agachó hasta situar su cara junto a la de ella. Le bajó los pantalones y las bragas hasta los tobillos. Le separó las piernas y le introdujo violentamente los dedos en la vagina. Ella intentó cerrar las piernas, pero el hombre se las abrió de nuevo por la fuerza", escribe el periodista Guillem Sánchez.

Cuenta que la escena anterior se produjo luego de que Noelia, quien aceptó poner la cara para dar a conocer su caso, fue a la casa de sus vecinos cuando tenía ocho años para mostrarles a las nietas de estos sus nuevos patines. Sin embargo, las pequeñas niñas no estaban en casa y quedó a solas con un hombre identificado como J.O.

La denuncia de Noelia se unió también a la de Israel Flórez, una víctima de Toledo que tiene 43 años, y a la de Miguel García, que puso su caso en conocimiento de las autoridades en septiembre. Algo grave del caso, que también revelaron las víctimas, fue que sus congregaciones ordenaron guardar silencio.

En su momento, el caso fue denunciado por la madre de Noelia ante los ancianos (así son conocidos los líderes de la congregación religiosa), quienes sometieron a la pequeña a interrogatorios y no dieron aviso a la Policía. Según el diario, la normativa interna de la organización "solo permite condenar el abuso a un menor cuando este ha ocurrido a la vista de dos testimonios distintos".

En el caso específico de Noelia,los ancianos le dijeron que si contaba algo "Jehová dejaría de quererla y se quedaría sin paraíso". Su madre, que también quiso alertar sobre estos abusos, fue intimidada.

"Me sentí completamente sola, abandonada, antepusieron su religión a mí", le contó la joven al diario, y relató que tras la violación empezó a tener pesadillas, a sufrir ataques de ansiedad y a perder cabello. Luego vinieron problemas académicos en la escuela, el empeoramiento de su salud - con el desarrollo de la enfermedad de Crohn- y un intento de suicidio a los 19 años.

El caso está en investigación para determinar si los delitos cometidos por el abusador de Noelia han prescrito y vuelve a poner la lupa sobre los episodios de abuso sexual cometido por miembros de las organizaciones religiosas en el mundo. (Lea aquí el artículo original)