La mujer más poderosa de Europa no quiere dejar de serlo. Parte de los alemanes la apoyan firmemente. Sin embargo, el mundo afronta un periodo inestable...¿jugará esto a su favor?
Merkel
© Hannibal Hanschke/Reuters
Ángela Merkel anunció el domingo que se presentará como candidata del partido democristiano a las elecciones del próximo año. Si gana, permanecerá en el poder cuatro más, alcanzando un total de 16 años al frente de Alemania. El anuncio ponía fin a meses de especulaciones, y elevaba la presión sobre sus oponentes socialdemócratas, que aún no han resuelto sus dudas sobre qué candidato proponer.

Merkel ocupa la cancillería alemana desde 2005. Era la época de George W. Bush, de Jaques Chirac, de Rodriguez Zapatero. Desde entonces se ha mantenido estable en el poder mientras a su alrededor el resto de los líderes mundiales iban cayéndose de su cargo y siendo sucedidos. A día de hoy, es la mujer más poderosa desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

Su popularidad no ha sido tan estable, sin embargo. Aunque en este momento sus niveles son considerablemente altos (espectacularmente altos si consideramos el desgaste al que se ha visto expuesta), ha habido momentos de su mandato en que ese apoyo ciudadano ha caído bastante. Tanto la participación de Alemania en el programa de créditos para Grecia como la gestión de la llegada de los refugiados a Alemania supusieron en su momento duros golpes a su imagen. Sin embargo, su resistencia es asombrosa: en este momento, un 71% de los alemanes valora positivamente su trabajo al frente del gobierno, y la intención de voto se sitúa en un 33%, nada menos ocho puntos por delante de los socialdemócratas, según las más recientes encuestas, informa 'El País'.

Sería su mandato más difícil

La propia Ángela Merkel admite que no va a ser fácil mantenerse en el poder durante lo que ella misma llama "la campaña más difícil desde la reunificación". La canciller sabe también que va a tener que enfrentarse "a los reproches de la izquierda y de la derecha", tal como ella misma admitió, en declaraciones también recogidas por 'El País'. En concreto, el partido euroescéptico Alternative für Deutschland (Alternativa por Alemania), conocido por sus siglas AfD y muy beneficiado por la oleada de xenofobia acaecida tras la intensificación de los flujos migratorios hacia Alemania, no deja de repetir que "Merkel tiene que irse"; una de sus líderes, Frauke Petry, tuiteó recientemente que "Alemania no puede permitirse otro mandato de Merkel".

Lo cierto es que, de continuar en el poder, Merkel se enfrentaría a una etapa de tensiones manifiestas, en el seno de una sociedad mucho más polarizada que la que le recibió como mandataria en 2005. En las pasadas elecciones (2013) su campaña se basó en presentarse como una figura conciliadora capaz de coordinar y armonizar las voluntades de los diferentes sectores sociales. Ese papel es hoy mucho más difícil de desempeñar. A su favor juegan la confianza ganada durante el ejercicio de tres mandatos consecutivos (que parece no haberse resentido demasiado) y la necesidad psicológica de un lider estable en un periodo que desde todos los puntos de vista (brexit, Trump, inestabilidad institucional europea, crisis migratoria...) se percibe como impredecible.