Ante las barreras cada vez más férreas impuestas por EE.UU. para cruzar su frontera, la ciudad mexicana de Tenosique se convirtió en el lugar predilecto de muchos centroamericanos para instalarse.

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© Tomas Bravo/Reuters
El sueño de llegar al paraíso norteamericano ya no tiene como destino a EE.UU., sino a México. La exaltación de la violencia de las pandillas en países como Honduras y El Salvador, sumada a las penurias económicas, hizo que muchos centroamericanos optaran por buscar nuevos rumbos.

Sin embargo, hay un problema que para muchos se vuelve imposible de sortear: las deportaciones desde EE.UU. Los controles fronterizos sumados a las propuestas de Donald Trump de incrementar la expulsión del país de millones de personas los obligó a buscar su sueño en otro lugar. Entonces, México apareció en su horizonte.

"Es más calmo y más seguro", describió Karen Zaldívar, una hondureña que huyó de su país aterrada por las pandillas y encontró tranquilidad en la ciudad de Tenosique de Pino Suárez, en el sur mexicano, cerca de la frontera con Guatemala.

Su realidad es como la de muchos otros, detalla el sitio Los Angeles Times, que agrega que no es fácil determinar cuántos centroamericanos se instalaron de manera ilegal en esa zona del país azteca, debido a que muchos consiguieron documentación falsa. Otros, en cambio, están de manera legal gracias a las visas humanitarias o al asilo político, cuyas solicitudes se multiplicaron en los últimos años, especialmente por parte de hondureños y salvadoreños.

EE.UU., el más buscado

Pese a este creciente interés por México, la cantidad de migrantes que eligen a ese país es muy inferior a los que intentan llegar a EE.UU., aunque la brecha será cada vez menor si Trump arremete contra la inmigración.

El profesor de la Universidad Don Bosco en El Salvador, Jaime Rivas Castillo, explicó en ese sentido que, ante las complicaciones, si no se puede acceder a EE.UU. se buscan otros destinos como México, Panamá, Costa Rica y Nicaragua.

Dificultades mexicanas

Llegar a este país también tiene sus bemoles, aunque son menores que los que presenta EE.UU. Su lucha contra el narcotráfico y la pérdida de valor de su moneda generan inestabilidad, aunque no se equipara con la situación de Honduras y El Salvador, considerados como dos de las naciones más pobres y peligrosas del mundo.

Por eso, Javier Eduardo Ferrara, quien fue deportado de EE.UU. luego de que la policía encontrara cocaína en su auto, solo estuvo seis días en su Honduras natal. No se sentía seguro y viajó a Tenosique, donde obtuvo un documento legal que le permite quedarse de manera temporaria mientras tramita su visa humanitaria. "Si no puedo estar allí (en EE.UU.), prefiero quedarme acá", dijo.

No obstante, México tampoco es un país que permite a los inmigrantes llegar e instalarse sin problemas. Incluso, detalla el portal, más de 200.000 personas fueron deportadas el año pasado y, entre octubre de 2014 y mayo de 2015, sus guardias fronterizos detuvieron a más personas que las patrullas estadounidenses. En consecuencia, se estima que este año esas cifras serán aún mayores.

Para graficar esta situación, basta señalar que en 2015, splo 1.207 pedidos de asilo fueron concedidos sobre un total de 3.486 solicitudes.

"Lo que necesitamos ahora es una respuesta humanitaria a la situación en Centroamérica que reconozca una verdad esencial: buscar refugio o asilo no es ilegal", afirmó Geoff Thale, director de programas de la Oficina de Washington para Asuntos Latinoamericanos. Pese a estos esfuerzos, aún se mantiene una gran duda sin una respuesta clara: ¿México tiene la capacidad para ayudar a los migrantes centroamericanos?