Modificando el sistema de gobierno establecido en 1947, el presidente Donald Trump publicó un Memorándum sobre la organización del Consejo de Seguridad Nacional y del Consejo de Seguridad de la Patria (Homeland Security) [1].
El principio adoptado en el pasado consistía en manejar la «Seguridad Nacional» bajo la autoridad conjunta de la Casa Blanca, del Estado Mayor Conjunto y de la CIA, que fue creada en aquella época.
Desde 1947 y hasta el 2001, el Consejo de Seguridad Nacional fue el centro del Ejecutivo estadounidense. En su seno, el presidente compartía el poder con el director de la CIA - nombrado por él - y con el jefe del Estado Mayor Conjunto, seleccionado por sus pares de este órgano estrictamente militar. Desde el 11 de septiembre de 2001, el Consejo de Seguridad Nacional se hallaba de facto bajo la supervisión del «Gobierno de Continuidad» de Raven Rock Mountain.
En lo adelante, a raíz de las decisiones de Donald Trump, el jefe del Estado Mayor Conjunto no estará sistemáticamente representado en las reuniones del Consejo de Seguridad Nacional. Sólo estará presente si el tema a discutir exige su presencia. Además, la CIA pierde el asiento que ocupaba en el Consejo de Seguridad Nacional, donde será eventualmente representada por el director de la Inteligencia Nacional.
La CIA, que fue hasta ahora el brazo armado del presidente para la realización de las acciones secretas, finalmente se convierte en una agencia de inteligencia en el verdadero sentido de la palabra, o sea en una agencia encargada de estudiar los actores internacionales, de anticipar las acciones de dichos actores y de aconsejar al presidente.
Según un informe de su actividad anual, el Consejo de Seguridad Nacional ordenó en 2015 asesinatos políticos en 135 países.
Durante el periodo de transición y traspaso del poder, el presidente Trump anunció solemnemente que Estados Unidos ya no organizará cambios de régimen, como lo hizo o trató de hacerlo desde 1989 recurriendo a las técnicas de Gene Sharp, el fabricante de «revoluciones de colores».
El presidente Trump asignó además un puesto permanente en el Consejo de Seguridad Nacional a su estratega en jefe, en condiciones de igualdad con su jefe de gabinete.
La ex consejera de seguridad nacional de Barack Obama, Susan Rice, reaccionó duramente ante esos cambios a través de su cuenta de Twitter. La mayoría de los ex directores de la CIA también han saltado a la palestra para protestar.
[1] "Presidential Memorandum: Organization of the National Security Council and the Homeland Security Council", por Donald Trump, Voltaire Network, 28 de enero de 2017.
Dicho eso, considero que el llamado "Estado profundo", o los que realmente mandan en el país, desecharon a Clinton - y con ella a Obama y toda la elite política de USA - porque perdieron el rumbo hace rato, es decir, porque viven en una burbuja ideologica y al servicio de sus ideologías y no del pais (estableciendo que éste interés es el de los grupos de poder, o sea, control económico-territorial del mundo, siendo las agendas ideológicas como la "ideologia de genero" "derechos LGBTQR...", "Democratización y revoluciones de colores", etc., etc., solo tácticas o herramientas - para que les quede claro: estos ideologizados y sus ideologías son prescindibles) acelerando la descomposición de la nación y alejandose cada vez del objetivo de dominación mundial.
Entonces, consideraron necesario continuar con alguien que esté "con los pies en la tierra", un realista real; pero no creo de modo alguno que renunciaron a su objetivo de control mundial. Frente a Rusia y China principalmente, que se fortalecen cada vez mas, las ideologías ya no les sirven. Quizas estemos frente a una nueva estrategia pero no de objetivo.
No hay que olvidar que el objetivo de "Occidente" de dominar a Rusia ya lleva casi 1.000 años, fracasando una y otra vez y, como contrapartida, fortaleciendoles cada vez más hasta que sean invencibles. "Occidente" ha tenido suerte que los rusos no tienen ambiciones territoriales sino al menos todo lo que conocemos actualmente como Europa sería rusa.