Las filtraciones de información confidencial discutida por Donald Trump en las reuniones y conversaciones telefónicas con sus colegas extranjeros son tan frecuentes que ahora no cabe duda de que alguien está tratando de sabotear el trabajo del nuevo presidente.

Los problemas vinculados con la confidencialidad de la nueva administración de EEUU se acrecentaron últimamente por lo que la Casa Blanca se vio obligada a comentar oficialmente varios casos, escribe la periodista Irina Alksnis en su artículo para el diario ruso Vzglyad.
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© REUTERS/ Joshua Roberts

Entre los casos más recientes se destacan las conversaciones de Donald Trump con el presidente mexicano Enrique Peña Nieto y el mandatario ruso Vladímir Putin.

Al primero, según la información filtrada, Trump lo amenazó con el envío de las tropas estadounidenses, mientras que en el transcurso de una conversación telefónica con el mandatario ruso el presidente estadounidense criticó el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas —firmado por su antecesor— calificándolo de infructuoso para EEUU.

Actualmente se barajan dos versiones que podrían explicar las frecuentes filtraciones de los datos confidenciales en EEUU: el deficiente profesionalismo de varios empleados de la Administración Trump propensos a las conversaciones excesivas con los periodistas y el sabotaje deliberado realizado por parte de los adversarios del nuevo presidente.

Teniendo en cuenta las circunstancias de la llegada al poder de Trump y el número de enemigos que el político tiene en Washington en todos los niveles, la segunda opción parece más probable, escribe la periodista.

Con todo eso las filtraciones afectan al nuevo inquilino de la Casa Blanca simultáneamente desde distintas direcciones.

Primeramente estas demuestran el hecho que Donald Trump no puede confiar en su propio aparato.

En segundo lugar, el problema de la falta de confidencialidad requiere una solución rápida, añade la periodista. La velocidad y la eficacia con las que se encontrará esta solución evidenciarán las capacidades de Trump para implementar otros planes de su programa político.

A menos que el mandatario logre solucionar el citado problema de la manera más rápida posible, jamás podrá conseguir éxito en la solución de otras cuestiones más difíciles, recalca Alksnis.

Finalmente las filtraciones afectan la política exterior de Donald Trump, incluidos los contactos con sus colegas extranjeros. Entablar relaciones confidenciales con los líderes de otros países podría resultar difícil para Trump si los últimos no están seguros de que sus palabras no irán más allá de las conversaciones privadas con Trump y no acabarán en las páginas de los medios de comunicación mundiales.