Una comisión descubrió una cripta en un orfanato en Irlanda donde una congregación de monjas enterró por años a hijos de madres solteras que debían ser dados en adopción.
niños enterrados en una fosa común
© Getty ImagesCartel para recordar los bebés y niños enterrados en una fosa común.
Durante décadas se había sospechado, pero este viernes se confirmó: una comisión oficial en Irlanda reveló que descubrieron una fosa común en un centro católico con restos de aproximadamente 800 niños y bebés.

El hallazgo, realizado en Tuam, una pequeña localidad al oeste de la isla de menos de 10,000 habitantes, fue posible gracias a los trabajos de excavación de la Comisión sobre Centros para Madres y Niños (Commission on Mother and Baby Homes, en inglés) creada hace tres años para investigar denuncias contra este tipo de centros.

El descubrimiento fue realizado en el antiguo Hogar para Madres y Bebés bajo la dirección de la congregación de religiosas del Bon Secours. La Comisión, dirigida por jueces, explicó que descubrieron una cripta subterránea subdividida en 20 cámaras en las que había "cantidades significativas de restos humanos" en al menos 17 de las 20 estancias.

Los análisis de ADN realizados a "una pequeña cantidad de los restos" revelaron que las edades de los fallecidos iban desde las 35 semanas fetales hasta los dos o tres años. Los estudios indican que fueron enterrados principalmente en la década de los 50, justo cuando el centro formaba parte de la docena de asilos a los que se enviaron aproximadamente 35,000 madres solteras en todo el país.

Las instituciones recibían a las jóvenes para dar a luz en secreto. Después las madres eran separadas de los bebés, que eran dados en adopción. Sin embargo, muchos de ellos morían por negligencia, falta de cuidados, desnutrición y por las malas condiciones, que facilitaban la propagación de enfermedades infecciosas. La Iglesia Católica no permitía que estos niños fueran bautizados por lo que tampoco se les podía enterrar en un cementerio. Este centro cerró finalmente sus puertas en 1961.

La Iglesia Católica pudo mantener en silencio este modo de operar gracias al gran poder y prestigio que disfrutaba en la isla, así como al estigma social que suponía ser una madre soltera en una sociedad tan conservadora.

Las sospechas sobre este tipo de prácticas se convirtieron en una evidencia cuando la historiadora Catherine Corless descubrió cerca de 800 certificados de defunción de menores en el centro de la Congregación de las Hermanas del Buen Socorro, pero solo había registrado un entierro.

Fue así como en 2014 se lanzó una investigación cuyo descubrimiento de este viernes es la primera prueba sobre el modus operandi de las monjas.

"Hasta ahora teníamos rumores. Ahora tenemos la confirmación de que los restos estaban ahí y que se remontan al periodo de la Casa de Madres y Bebés, que funcionó en Tuam de 1925 a 1961", explicó Katherine Zappone, secretaria de Estado de Infancia y Juventud. Zappone, quien calificó el hallazgo como "triste y desgarrador", anunció que las familias serán consultadas para ofrecerles una sepultura adecuada a los restos.
"Vamos a honrar su memoria y a asegurarnos que actuamos correctamente para tratar sus restos de manera apropiada", dijo Zappone.
"Todo indicaba que esta zona era una fosa común", dijo la historiadora Corless. La experta reveló que tuvo las primeras informaciones de la fosa común después de que unos chicos que jugaban al fútbol le hablaron que habían visto numerosos huesos en una cámara subterránea.
fosa menores
© Getty Images Flores y peluches en el altar levantado por los restos encontrados.
La Comisión declaró que fue un "shock el descubrimiento y continuará la investigación para saber quién fue responsable de depositar los restos humanos de esta manera", según informó The Irish Times.

La orden religiosa que dirigió el centro reaccionó publicando un comunicado en el que recordaba que "cuando se cerró la Casa en 1961, todos los registros fueron cedidos al Concejo del condado de Galway, que son los propietarios y ocupantes de los terrenos".

Pese a que se ofreció a seguir colaborando, añadió que "no vamos a comentar el anuncio de hoy".

Corless, citada por AP, calificó la respuesta de la orden religiosa como "el disparate exasperante de siempre. Tienen que pedir perdón y asumir la responsabilidad por lo que sucedió".

Añadió que las monjas deberían ayudar al estado irlandés para organizar entierros apropiados a todos los menores una vez que sean identificados.

"Es lo menos que se puede hacer por ellos a estas alturas", concluyó.