Los muertos por el terremoto de 6.8 grados Richter del jueves en el llamado "Triángulo de oro de la droga", una zona selvática poco poblada que comparten Birmania, Laos y Tailandia, de donde sale cada año tonelada de heroína, se elevaron a 130, según informó el grupo rebelde Ejército del Estado Shan.

La mayor parte de las muertes se produjeron cuando la gente dormía en pequeños pueblos que están diseminados por las montañas y cuyo control se disputan las tropas gubernamentales birmanas y las organizaciones étnicas rebeldes ligadas al negocio de la droga.

"Hemos enviado unas 150 mulas y caballos con ayuda para las aldeas afectadas puesto que los caminos son inaccesibles para los vehículos motorizados", indicó el general de la guerrilla Pang Fa.

En la aldea de Ja Kuni, la mayor localidad afectada por el terremoto, unas veinte personas murieron sepultadas por los escombros de la iglesia protestante que se derrumbó cuando en su interior se celebraba una misa.

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