En 2014, la Unión Europea encargó un ambicioso estudio para determinar de una vez por todas como afecta la piratería de música, películas, libros o videojuegos a las ventas de estos productos. El estudio, el más completo y exhaustivo escrito hasta la fecha, nunca se publicó y ahora sabemos por qué.
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Si el caso ha salido a la luz ha sido gracias a la iniciativa de Julia Reda, parlamentaria europea y representante del Partido Pirata alemán en la cámara de Bruselas. Reda realizó una petición formal basada en el Acta de Libertad de Información (FOI). Después de un cruce de correos electrónicos en los que la Comisión Europea no se mostraba nada proclive a cooperar, el documento por fin ha salido a la luz. La Comisión encargada del caso lo ha publicado inmediatamente alegando que estaba a punto de hacerlo y que su publicación no tiene nada que ver con la petición de la parlamentaria alemana.

Buena excusa, pero eso no explica por qué el estudio ha estado en un cajón desde 2015, fecha en la que la consultora Ecorys lo entregó después de cobrar 369.000 euros (más de 400.000 dólares).

El coste del estudio es elevado por una buena razón. Ecorys realmente profundizó tratando de encontrar las relaciones entre piratería y el descenso general de las ventas de productos culturales. La consultora realizó encuestas a más de 30.000 personas en Alemania, Francia, Polonia, España, Suecia y Reino Unido, y analizó a fondo los mercados de estos países. Las conclusiones son una sonora bofetada a las políticas de mano dura a favor del copyright:
En 2014, el 51 por ciento de los adultos y el 72 de los menores de la UE han descargado o hecho streaming ilegal de algún contenido alguna vez. Los mayores índices aparecen en Polonia y España. sin embargo, los resultados no muestran ninguna evidencia estadística de que la piratería desplace a las ventas. Esto no significa que la piratería pueda tener algún efecto, pero desde luego el análisis estadístico no prueba que existe una relación. La única excepción son los estrenos recientes. Los resultados muestran un desplazamiento del 40%, lo que significa que por cada 10 películas de estreno vistas ilegalmente, se ven cuatro menos de forma legal.
El estudio no tarda en ofrecer una explicación evidente (pero muy incómoda) a este desplazamiento de las ventas en el cine: su elevado precio.
Los análisis indican que los precios de las películas y deries de TV de estreno están un 80% por encima del precio que los consumidores de piratería están dispuestos a pagar. Los libros, la música o los videojuegos, en cambio, sí que están a un precio que se corresponde con la intención de pago de las personas que piratean. Esto sugiere que una bajada de precio en libros, música o videojuegos no tendría un efecto en las ventas de esos productos, pero el cine si que mejoraría sus ratios de desplazamiento ocasionados por la piratería.
Por si no fuera suficiente, el estudio encuentra que la piratería tiene un efecto positivo en un sector concreto: los videojuegos. La explicación que ofrecen es que la industria del videojuego ha encontrado formas más efectivas de lograr que las personas que comienzan pirateando el juego acaben interesadas en pagar contenidos o servicios relacionados con él.

Para acabar de añadir una guinda de vergüenza ajena a todo este asunto, la organización en defensa de los derechos digitales en Europa (EDRi) apunta que la comisión encargada de gestionar el estudio no solo ocultó el estudio completo, sino que en 2016 publicó un informe diferente en el que solo citaba el dato de Ecory sobre como la piratería desplazaba las ventas en cine.

Si tienes interés en leer el estudio completo, puedes hacerlo desde (solo en inglés) desde el blog de Julia Reda en la página del Partido Pirata. [vía JuliaReda.eu, European Digital Rights, TechDirt]