Los intereses de Estados Unidos y Turquía en Oriente Medio continúan divergiendo. Esta vez, el país norteamericano decidió entrar en conflicto directo con Irán, escribe el politólogo Gevorg Mirzayán, en un artículo para Sputnik.
trump erdogan
© REUTERS/ Kevin Lamarque

¡Manos fuera de los terroristas!

"Punto de ebullición": así describen los medios estadounidenses las relaciones entre EEUU y Turquía.

Tras el escándalo de visados, vino el conflicto de intereses de los dos países.

Según Mirzayán, los estadounidenses están descontentos con el comienzo de la operación militar turca en la provincia de Idlib. Se trata no solo de que Erdogan la coordina con Moscú, Teherán y Damasco, sino de que el propósito de esta operación es eliminar el grupo terrorista Frente al Nusra (actualmente denominado Frente Fatah al Sham, proscrito en Rusia y otros países).

Para Turquía, este grupo se ha convertido en un obstáculo, puesto que intercepta el control sobre la zona de distensión de Idlib. Sin embargo, para EEUU, los yihadistas son unos socios forzados, analiza el politólogo.

Según Mirzayán, el apoyo de la división siria de Al-Qaeda (que hace 16 años organizó el mayor atentado terrorista de la historia de EEUU) por parte de Washington se explica con fines pragmáticos: Frente al Nusra es el segundo grupo terrorista más grande después de Daesh (también prohibido en Rusia y otros países), capaz de prolongar el conflicto civil sirio.


Comentario: Pero a EEUU no le molesta este simple hech: que hoy en día están colaborando directamente con el grupo que supuestamente proporcionó el pretexto para lanzar su guerra en contra del terrorismo.


Asimismo, el 13 de octubre, la Administración Trump anunció un fuerte endurecimiento de la política respecto a Irán. Lo que significa que Washington está interesado en que el conflicto sirio continúe el mayor tiempo posible. Este conflicto está visto como una guerra en la periferia entre Irán y Rusia, por un lado, y EEUU y sus aliados, por otro. El hecho de que Turquía haya pasado al lado de los iraníes, resulta muy molesto para Estados Unidos, subraya el experto.

Cuestión kurda

En teoría, Ankara podría sacar cierto provecho del agravado conflicto entre Irán y Estados Unidos. Por ejemplo, podría pedir a los iraníes, sirios y rusos unas nuevas concesiones en Siria a cambio de mantener la lealtad, sugiere Mirzayán. Sin embargo, este conflicto agrava otro problema en las relaciones turco-estadounidenses: el kurdo.

No es ningún secreto que EEUU apoya activamente a los kurdos, principalmente en Irak y Siria. Sin embargo, Ankara califica el fortalecimiento de los kurdos fuera de sus fronteras como una amenaza directa a su seguridad nacional, explica el politólogo.

La escalada del conflicto con Teherán aumenta drásticamente la importancia del 'as kurdo en la manga' de Washington, opina el experto. Los kurdos sirios, que controlan un gran territorio en Siria, se convertirán en un contrapeso serio al Damasco proiraní. Y el Kurdistán independiente iraquí no solo será un contrapeso al Gobierno proiraní en Bagdad, sino también una plataforma para llevar a cabo operaciones encubiertas en el Kurdistán iraní.

Teherán teme que EEUU suministre armas y otros medios de apoyo a los kurdos iraníes por medio de los kurdos iraquíes. Lo que deja los intereses de Turquía en segundo plano.

Futura estrategia

Esta situación no le conviene a Erdogan, asegura el columnista. Ankara muestra su disposición a lanzar una operación militar contra los kurdos.

El politólogo admite que EEUU está tratando de negociar con Erdogan, pero el país norteamericano manchó su reputación con su participación directa o indirecta en la intentona golpista en Turquía.

"En reuniones cara a cara hacen promesas y dan garantías, y a nuestras espaldas organizan juegos sucios, que ya alcanzaron una envergadura que no pueden ocultar", declaró Erdogan con respecto a los socios occidentales.

"En este contexto, el presidente turco apuesta por la cooperación con Moscú y Teherán. Es decir, con los países cuyos intereses se han vuelto más cercanos a los turcos en comparación con los estadounidenses. O al menos no les molestan. Entonces, la alianza entre Estados Unidos y Turquía continuará hirviendo y evaporándose", concluye el autor.