Traducido al castellano por Sott.net

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© Richard William Posner
Cuando investigo en Internet suelo encontrar mucha información fascinante, aunque no relacionada. Una pequeña alegría de la vida en un mundo que se vuelve más siniestro cada día.

Al avanzar a traés del texto de cualquier página web, leyendo un artículo en busca de información pertinente a mi investigación, puedo notar un encabezado o frase con un enlace a otra página diferente, lo que siempre me resulta intrigante, aunque no sea de gran relevancia. A menudo no es más que una pérdida de tiempo, aunque algunas veces es algo tan atractivo que abandono lo que estoy haciendo para compenetrarme con un nuevo hallazgo.

Supongo que sólo es cuestión de suerte

En algunos de mis escritos, o en comentarios hechos acerca de los escritos de otros, he tenido la oportunidad de dejar saber mi opinión: que la condición psicopática de las personas que buscan dominar al resto no es más que el resultado de alguna aberración genética. Ahora parece que mi conjetura tiene algún mérito.

En uno de esos comentarios dejé clara mi suposición de que los rasgos hostiles (depredadores, tiranos, implacables, despiadados) que se pueden ver en prácticamente todos los miembros de la clase gobernante, superior o élite, no son los dominantes entre seres humanos en general, y sólo se manifiestan en una pequeña porción de la población. También expresé que según creo, nuestra naturaleza intrínsecamente cooperativa y nuestro deseo innato de ayudar, hace que un gran segmento de humanidad sea susceptible a la victimización por parte de una pequeña minoría de individuos, que sufren de lo que considero, un defecto genético.

Mi comentario:
Por mi parte, sólo diré lo siguiente; no puedo aceptar que la moral humana, para la vasta mayoría, esté basada en el odio, la envidia, la codicia o el egoísmo. De hecho, y más bien por el contrario, la benevolencia básica y la naturaleza cooperativa de la mayoría de las personas es lo que ha permitido que un pequeño grupo de horribles depravados haga presa de la mayoría de las especies durante milenios.

Quisiera creer que este rasgo negativo eventualmente será dejado atrás por la evolución, en caso de que nuestra especie sobreviva el tiempo suficiente. Ese pequeño grupo de anormales es como un parásito en el cuerpo de la humanidad. Se las han apañado para esparcir su defecto genético durante milenios, y sólo parecen ser capaces de sobrevivir en tanto haya una población significativamente grande de personas saludables, cuerdas y básicamente buenas para mantenerse.
Recientemente encontré algunos datos bastante plausibles, que concuerdan y apoyan mi opinión.

El totalitarismo y el psicópata parásito

La estrategia de supervivencia del psicópata
"Verán, hablando en términos de evolución, los psicópatas no tienen razón de ser. A lo largo de la historia se puede observar que los seres humanos necesitan cooperar y cuidarse entre sí para poder sobrevivir y asegurar una nueva generación que continúe los procesos de la sociedad. Buena parte de las dinámicas humanas están basadas en la voluntad de las personas por superar sus problemas y llegar a resoluciones aceptables para la mayoría, o al menos, en las interacciones entre dos personas. El tema de la confianza es primordial: alguien que traiciona tu confianza es alguien con quien no se puede convivir o trabajar, por lo tanto los psicópatas, que no son dignos de confianza, ¡deberían haberse extinguido hace tiempo! Fuente
Entonces, ¿cómo es posible que unos pocos individuos psicopáticos, parásitos, incapaces de proveerse a sí mismos, hayan podido transmitir un gen recesivo a lo largo de tantas generaciones? Tal como postulé en mi comentario anterior, esta pequeña minoría necesita de una gran población "normal" para poder mantener su existencia.
Los psicólogos evolucionistas consideran la psicopatía como un estilo de personalidad heredado porque los individuos falsos e insidiosos - como minoría dentro de una mayor población de gente confiable - a menudo se reproducen con gran éxito". Fuente
De la misma fuente:
Otros investigadores, tales como el neurocientífico R.J.R. Blair del Instituto Nacional de Salud Mental (NIMH) en Bethesda, Maryland, considera la psicopatía como el resultado de un desorden genético aún no especificado. El defecto heredado interfiere con los procesos emocionales del cerebro, que están centrados en la amígdala, una estructura cerebral involucrada en la percepción de situaciones peligrosas.
Personalmente, no veo que estas dos conclusiones se opongan, es más, parecen complementarse. La segunda nos explica el origen del defecto mientras que la primera explica cómo es que los portadores del defecto se las han arreglado para esparcirlo durante siglos.

Parasitismo perpetuo

Existen otros ejemplos en la naturaleza de los parásitos que desarrollaron dependencia sobre una especie determinada. Si la especie huésped se extingue, lo mismo ocurre con el parásito. No es posible sobrevivir en otro huésped.

Algunas especies de parásitos son especies muy limitadas. Esto quiere decir que sólo pueden completar su ciclo de vida en sólo una especie huésped. Si invaden un individuo de otra especie, son incapaces de completar su ciclo de vida, por lo tanto mueren, sin afectar al huésped. Fuente

Lo que parece claro es que la relación psicópata/sociedad no es más que una relación parásito/huésped. El hecho de que el psicópata opere de modo externo al huésped no lo hace ser menos parásito. El mosquito común es sin dudas un parásito, al igual que las garrapatas, las sanguijuelas, y tantos otros chupasangre. Creo que el modelo humano/humano es único en al menos un aspecto: debe ser la única situación en la que el huésped y el parásito son, aparentemente, de la misma especie.

El psicópata/parásito no es capaz de sobrevivir sin humanos no-psicopáticos a los que depredar. Necesita el apoyo de los otros humanos, como todos nosotros, pero es incapaz de funcionar como un miembro cooperativo de la población. Tampoco es capaz de sobrevivir por sí mismo en un grupo compuesto únicamente por psicópatas. Aunque a menudo son notablemente inteligentes, suelen carecer de habilidades reales, por lo que, a cambio, se valen de la falsedad, el engaño, y un despiadado egoísmo realzado por una ausencia total de consciencia o remordimiento.
Lo interesante de esta explicación es que no sólo explica la razón de ser de los psicópatas, si no también la razón de que no todos seamos psicópatas. Si la población tiene pocos psicópatas, en ese caso ser un psicópata tiene sentido porque enfrentado a gente sana tienes muchas más posibilidades de ganar confrontaciones. Pero si hubiere demasiados psicópatas, las ganancias de abusar de la gente sana serían descompensadas por las pérdidas por confrontación con otros psicópatas. Para equilibrar, hay tanto psicópatas como personas normales, donde cada estrategia genera devoluciones aproximadamente iguales, y con el balance preciso determinado por las compensaciones relativas de las diferentes interacciones. Fuente
Cuestión de grados

En los casos extremos, el psicópata recurre a la violencia directa para satisfacer sus necesidades. Estos casos solo se dan en una minoría. Debe de haber una variedad aparte, un subgrupo, que en determinadas ocasiones no es completamente parasitario, pero de todos modos, por horribles que sean sus actos, no son tan mortíferos como aquellos que funcionan dentro del gobierno y las finanzas disfrazados de simples oportunistas "agresivos", "ambiciosos" o "espabilados".
Actualmente existe un alza de psicópatas corporativos, según el psicólogo Paul Babiak, de HRBackOffice, una consultora industrial en Hopewell Junction, New York. Las organizaciones que atraviesan cambios importantes, como las reducciones o fusiones, proveen la atmósfera caótica que los psicópatas saben aprovechar. Según Babiak "Saben adular a los poderosos, manipular a sus colegas, e intimidar a los subalternos para de esa forma subir en la escala corporativa, adueñándose de todo lo que pueden en el camino."

Como sea, no todos los psicópatas recurren a la violencia. Algunas personas de gran inteligencia pero con personalidad psicópata, encuentran grandes oportunidades en manipular y embaucar sin violencia, según Porter. Fuente
La proporción de parásitos debe ser mucho más baja que la de huéspedes, en el caso contrario, la población huésped sería devastada por completo, lo cual dejaría a los parásitos sin sustento. En el pasado, cuando se abusó del vaciamiento, la población huésped intentó deshacerse del parásito, dando como resultado el repetido ciclo de revoluciones sangrientas a lo largo de la historia. Evidentemente, el esfuerzo por eliminar la parasitosis, nunca ha dado resultados notables.

Amenazado con la extinción, el psicópata es todo un experto en esconderse a la vista de todos con una suerte de psico-camufaje que le permite imitar un sentimiento de pena, consternación, u otros sentimientos que no existen en su carácter. Algunos se las ingenian para sobrevivir disimulados en la población huésped.

La enfermedad culpa a los enfermos

El aspecto más irónico de esta condición es que estos parásitos, montados sobre el cuerpo de la humanidad en general como garrapatas enormes y gordas, son los primeros en armar un alboroto en cuanto un miembro de la población huésped precisa ayuda en tiempos difíciles. Expresan asombro e indignación ante cualquier acto, programa o institución que pueda ser en beneficio del bienestar general. Estas personas, según ellos insisten, no son más que unos gorrones, por lo que estos programas agotarían la sociedad. Tienen una hipocresía asombrosa, que supongo que es una de sus habilidades.

¿Diagnóstico?

Temo que nos estamos aproximando a un punto en el que el parásito está peligrosamente cerca de aplastar al huésped. Sólo digo que nos estamos aproximando, porque posiblemente falte cierto tiempo para llegar a ese punto, aunque no tengo la menor duda de que ese día llegará en tanto las cosas sigan el curso presente. Lo cual puede significar la destrucción total, incluso para el parásito.

Los gobiernos mundiales, las multinacionales monolíticas, y el cartel bancario internacional, están atiborrados de psicópatas en las más elevadas posiciones de poder. Su insaciabilidad parasitaria está amenazando con consumir nuestra especie.

Siempre ha sido mi esperanza, y mi convicción, que la humanidad evolucione dejando de lado la etapa juvenil, incluso primitiva, en que nos hallamos estancados.

Parece, cuanto menos, que estamos por atravesar un período de transición de suma importancia. Prometen ser tiempos de una dureza inimaginable, que posiblemente nos lleve a la extinción.

Un segundo escenario posible podría ser un reducido número de supervivientes humanos saliendo de los escombros, libres por fin del gen opresor, listos para construir un mundo nuevo y una civilización, por primera vez, verdaderamente humana.

La tercera posibilidad, tristemente la más probable, es que dentro de esa pequeña tribu de humanos, existan dos o tres psico-parásitos, ocultos a la vista de todos, aguardando el momento oportuno para volver a comenzar el ciclo.

Epílogo

Libre al fin de la aberración que causó tanto daño en tan poco tiempo, Gaia sanará.

La vida continuará, y se apagará, pero nunca más con odio o malicia.

La muerte no nacerá de la codicia, la lujuria o la envidia.

Ninguna ideología, ninguna certeza arrogante de estar en lo cierto volverá a traer dolor, sufrimiento y muerte para aquellos que hayan elegido otro camino.

El dolor, la muerte y el sufrimiento seguirán, pero sólo al servicio de la Vida, sin animosidad, prejuicio o enemistad.

La vida y la muerte volverán a estar equilibradas.

Con la muerte de la única criatura capaz de preferir la muerte a la vida, el balance será restituido.

La muerte dejará de ser un artículo de consumo. Una vez más, será el precio por la continuación de la Vida, un trato justo.

Paz, finalmente.

Adelante, hagan lo que les de la gana.