El robo de documentación en la sede de Mercasa, investigada en el caso Lezo, es el último robo de este tipo en un año en el que ha habido demasiados y muy sospechosos. Han entrado en casas particulares de fiscales anticorrupción e incluso en los propios juzgados, pero no se ha pillado todavía a nadie.
Vista de la fachada de las oficinas de Mercasa en Madrid
© GOOGLE STREET VIEWVista de la fachada de las oficinas de Mercasa en Madrid
El robo en casa de Luzón constituye el paradigma de una epidemia que infecta a toda España. Mientras el nuevo fiscal anticorrupción tomaba posesión del cargo, un individuo no identificado desvalijaba su casa de Madrid.

Según Luzón, se llevaron una colección de relojes, joyas y dinero en efectivo, pero nada de documentos. Pero los robos de documentación a fiscales sobre causas de corrupción son una constante, y casi todos tienen una cosa en común, que no se resuelven.

Juan Pablo Lozano, fiscal Anticorrupciónde la Región de Murcia, es el 'Recordman nacional'. Ya le han robado tres veces, dos en su casa y una en su propio juzgado, y el botín es de dos ordenadores con todos sus casos. Le sigue de cerca otro fiscal murciano que ha sido víctima de dos desfalcos.

Para Teo Lozano, "son profesionales, miembros de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado que estarían trabajando para ellos".

Pero no todos son robos. En 2014, alguien intentó quemar por dos sitios distintos los juzgados de Sevilla donde se instruyen las causas de los ERE, Mercasevilla o Invercaria.

Tampoco es un fenómeno nuevo o desconocido, porque en 2001, un grupo de asaltantes robó 50.000 folios de causas contra Jesús Gil. Un funcionario fue detenido y se suicidó después. Nadie pudo demostrar que el exalcalde estuviese involucrado.