Mientras Pyongyang realiza esfuerzos de relaciones públicas para congraciarse con la opinión pública de Seúl, Washington aprieta las tuercas: desde su vicepresidente Mike Pence, que elevó la puja de las sanciones "más draconianas y más agresivas" en su visita a Tokio, hasta los preparativos de Trump para asestar un "sangrado de nariz".

Kissinger
© AP Photo/ Richard Drew
La delegación norcoreana, que compite en forma conjunta con el equipo surcoreano en los Juegos Olímpicos de Invierno, es presidida por la hermana del mandatario norcoreano Kim Jong-un, quien será recibida por el mandatario surcoreano Moon Jae-in.

No se descarta una sorpresa que escenifique un encuentro 'fortuito' entre norcoreanos y estadounidenses.

A sus 94 años, el polémico ex secretario de Estado Henry Kissinger no pierde su fogosidad bélica y promovió un 'tentador' primer golpe nuclear contra Corea del Norte, durante una reunión con el Comité de Servicios Armados del Senado.

Kissinger consideró que el golpe preventivo "es poderoso y su argumento es racional (sic)" y arguyó que Pyongyang constituye "la más inmediata amenaza a la seguridad global", argucia que no es compartida por Rusia y China, las otras dos superpotencias que comparten fronteras con Corea del Norte, cuando el territorio de EEUU, sin contar Hawái, se encuentra a 10.358 kilómetros de distancia.


Comentario: ¿Cómo es posible que un país como Corea del Norte sea la más inmediata amenaza a la seguridad global? ¿Y cuáles son esos argumentos racionales de los que habla Kissinger? Lo más racional parece ser reconocer que Corea del Norte no está interesada en amenazar al mundo con sus armas sino en defenderse de una potencia que hostiga al país desde su misma creación. Parecería que lo más racional es darse cuenta de que Corea del Norte no lanzaría un ataque contra Estados Unidos, a no ser que Estados Unidos ataque primero. Por ende, si un ataque de Corea del Norte puede ser considerado como una amenaza tan importante, deberíamos seguir con la lógica y decir que es Estados Unidos la mayor amenaza a la seguridad global, pues es el único que podría realmente desencadenar un conflicto bélico de índole nuclear, nadie más parece interesado en ello (y es el único país que ya ha utilizado armas nucleares contra otro país anteriormente).


Kissinger afirmó que las relaciones entre Washington y Pyongyang han alcanzado un punto de bifurcación en el que la Administración Trump debe considerar un golpe militar preventivo o incrementar sanciones más estrictas.

El nonagenario ex secretario de Estado advirtió, para no decir alentó, que la falta de desnuclearización de Pyongyang llevaría a una carrera armamentista nuclear con Seúl y Tokio, y adujo que la desnuclearización de Corea del Norte debe ser "un objetivo fundamental de la política exterior de EEUU".

Se trata de un tema añejo que no ha sabido manejar la diplomacia estadounidense desde hace un cuarto de siglo y que se ha gangrenado innecesariamente, en especial, por los presidentes oriundos del Partido Republicano, cuando los mandatarios provenientes del Partido Demócrata -Carter, Clinton y Obama- han sido más propensos a resolver el contencioso nuclear en forma diplomática y que, a mi juicio, debe emular la unificación alemana, pero en la que tienen que participar primordialmente Rusia y China, además de Corea del Sur -que goza de excelentes relaciones con Rusia y China- y Japón que prácticamente repite las bravatas del pugnaz presidente Trump.


Comentario: ¿Realmente han hecho algo para resolver el asunto de manera diplomática los demócratas?

Como leemos en el artículo Donald Trump y Kim Jong-un no quieren la guerra. ¿Entonces por qué participan en este peligroso juego?
De hecho, el gobierno norcoreano ya tenía experiencia en esta dinámica. En abril de 2016 Obama rechazó una oferta de Corea del Norte para suspender su programa nuclear si Estados Unidos acordaba suspender los ejercicios militares con Corea del Sur. ¿Quién puede culpar a Kim Jong-un por concluir que el programa nuclear de Corea del Norte es sólo una excusa usada por los belicistas en Estados Unidos que están decididos a destruir a su país?
Éste es solamente un pequeño ejemplo de cómo tanto demócratas como republicanos han perpetuado este conflicto que beneficia enormemente al complejo militar-industrial estadounidense y mantiene vivo al "enemigo externo" tan necesario para la política exterior de EE.UU.


¿Decidirá Trump arriesgarse a un 'limitado' golpe militar preventivo, que pudiera desencadenar una guerra nuclear en la península Coreana, sin la anuencia de su aliado, Seúl, que intenta por todos los medios congraciarse con Pyongyang?

Por su parte, el mandatario norcoreano, Kim Jong-un, advirtió en una misiva a la ONU que EEUU empuja al mundo entero a una guerra nuclear. Pyongyang alegó que los ejercicios militares de EEUU y Seúl de marzo estaban destinados a descarrilar el acercamiento de las dos Coreas.

La nueva puja retórica de Trump se conjuga con la Revisión de la Postura Nuclear del Pentágono -que no había realizado desde 2010-, que busca expandir su arsenal con armas nucleares de 'baja intensidad' colocadas en misiles balísticos lanzados desde submarinos.

Como nota anecdótica cabe señalar que una bomba nuclear de 'baja intensidad' tiene la capacidad explosiva de las bombas que lanzó EEUU sobre Hiroshima y Nagasaki y que parece que se le han borrado de la mente al primer ministro nipón, Shinzo Abe.

La revisión del Pentágono confirma el programa de amplia modernización emprendido por Obama y que se estima tendría un costo descomunal de 1,2 billones de dólares en los próximos 30 años.

Al día siguiente de la publicación del Pentágono, el presidente Trump solicitó al Departamento de Defensa proveerle con una panoplia de "opciones" para un escenario de "sangrado de nariz" con el objetivo de aterrorizar al régimen de Kim Jong-un y así obligarle a ceder su arsenal nuclear, lo cual fue ampliamente reportado en forma sincrónica por The New York Times.

Con su escenario de incertidumbre al borde del abismo, Trump desquicia a los geoestrategas de Rusia y China debido a su personalidad obsesiva-compulsiva, cuando en un error de cálculo y hasta de un accidente puede desencadenar, aun involuntariamente, una guerra nuclear en la península Coreana donde no se eliminan la reciprocidad y/o las represalias de China y Rusia.

Trump no toleró la crítica, esta sí 'racional'(al contrario de la de Kissinger), del recién nombrado y aceptado embajador estadounidense en Seúl, Victor Cha, quien fue fulminantemente cesado.

El defenestrado Cha -profesor de la Universidad Georgetown y consejero senior del 'think tank' CSIS- en un artículo para The Washington Post, que indispuso a Trump, señaló que aun un golpe militar "limitado", la famosa opción del "sangrado de nariz", ocasionaría un elevado número inaceptable de víctimas.

El argumento principal de Cha es que la reacción de Corea del Norte "pudiera con toda probabilidad matar a decenas, sino centenas de miles de estadounidenses (sic)" estacionados tanto en Corea del Sur como en Japón: "en un día dado, hay 230.000 estadounidenses (Nota: no todos militares) en Corea del Sur y 90.000 en Japón", cuya evacuación sería "virtualmente imposible" bajo la lluvia y artillería de misiles de parte de Pyongyang.

A diferencia de Kissinger, el académico y diplomático Cha aduce que aun un golpe militar extenso "solamente retrasaría los programas nucleares y la construcción de misiles de Corea del Norte, que están enterrados en lugares profundos desconocidos e impenetrables" ni "interrumpiría la amenaza de proliferación".

Cabe señalar que Stephen Bannon, defenestrado ideólogo de Trump, había confesado que "no existe solución militar. ¡Olvídalo!" con Corea del Norte.

Pero Kissinger no es Bannon, al menos que también el nonagenario ex secretario de Estado, que acaba de ser de nuevo recibido por Trump, haya adoptado en referencia a Corea del Norte la 'teoría del loco', que proviene de 'MAD', por sus singlas en inglés y son un acrónimo de 'Mutual Assured Destruction' ('Destrucción Mutua Asegurada', en español), y que practicó con el presidente Nixon.

Más allá de su discurso bélico del Estado de la Unión de Trump ante el Congreso, donde mostró su endurecimiento frente a Corea del Norte, lo real es que carece de consenso para su unilateral ataque preventivo "limitado" en el Congreso cuando 18 senadores del Partido Demócrata han manifestado su "preocupación". En paralelo, legisladores tanto del Partido Republicano como del Partido Demócrata se han acercado a Seúl, que busca una solución airosa, para contrarrestar el abordaje bélico de Trump. Entre los legisladores republicanos se encuentran los senadores John Cornyn, de Texas, y Bob Corker, de Tennessee, quienes exhortan a Trump a agotar la vía diplomática.

Mientras suenan los tambores de guerra de Trump y Kissinger, Han Zheng, enviado especial del mandatario de china, Xi Jinping, a la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Invierno, se reunió con el presidente surcoreano, Moon Jae-in.

Es curioso que el enviado de Xi haya alabado la mejoría de la situacion en la península Coreana.

La postura y el ritmo del abordaje bélico de Trump no son compartidos por Rusia ni China, a nivel de las otras dos superpotencias, ni tampoco por la misma Corea del Sur que sufriría el mayor número de estragos derivados de un ataque nuclear preventivo de Trump y bendecido por Kissinger.

Insisto: la solución del contencioso nuclear de la península Coreana no puede ser impuesto unilateralmente por EEUU. Su creativa resolucion pasa inevitablemente por la 'diplomacia tripolar' de las tres superpotencias EEUU/Rusia/China, dos de las cuales comparten frontera con Corea del Norte.