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La tendencia bajista del dólar está acelerándose en momentos en que los tipos de interés, las preocupaciones inflacionarias y el enorme déficit federal socavan la moneda.

Sin alivio a la vista para el dólar en ninguno de esos frentes, se espera que continúe la presión bajista sobre la moneda estadounidense. El dólar cayó casi 1% contra una amplia canasta de monedas la semana pasada, tras una caída similar la semana anterior a esa. El Índice ICE del Dólar de EE.UU. cerró a su mínimo nivel desde agosto de 2008, antes de que se intensificara la crisis financiera. "Simplemente no le ha pasado nada positivo al dólar", dijo Alessio de Longis, quien supervisa el Oppenheimer Currency Opportunities Fund.

El principal motor de la caída del dólar son las bajas tasas de interés en EE.UU. comparadas con tasas mayores y crecientes en el exterior. Las menores tasas significan un menor retorno sobre el efectivo, y la presión de ese factor podría intensificarse esta semana, cuando se prevé que la comisión de la Reserva Federal de EE.UU. que fija las tasas de corto plazo dé señales de que se mantendrán cerca de cero durante muchos meses más. El miércoles próximo, el presidente de la Fed, Ben Bernanke, tiene previsto dar la primera conferencia de prensa del banco central hasta la fecha tras una reunión de estrategia.

Pero es la inquietud sobre el déficit presupuestario de EE.UU. lo que está intensificando la venta generalizada. El 18 de abril, los inversionistas se espantaron por una advertencia de Standard & Poor's de que podría quitarle la codiciada calificación de AAA al gobierno de EE.UU., en medio de inquietudes por que el gobierno del presidente de EE.UU., Barack Obama, y los republicanos en el Congreso podrían no ser capaces de acordar reducciones significativas en el déficit.

Además, funcionarios gubernamentales chinos han intensificado la retórica que indica que podrían diversificar sus reservas de monedas de US$3 billones (millones de millones) para reducir sus carteras de dólares estadounidenses. Tal giro menoscabaría lo que ha sido una fuente sustancial de compra de dólares en años recientes.

En semanas recientes, China ha permitido que su moneda, el yuan, se aprecie constantemente. Esto representa dos retos para el dólar. En primer lugar, cuanto más permita Beijing que se aprecie su moneda, tanto menos necesita comprar dólares para contrarrestar la fortaleza del yuan. En segundo lugar, otros países asiáticos que compiten con China por exportaciones también podrían permitir que sus monedas se fortalezcan contra el dólar.

Washington ha estado presionando a Beijing para que permita que el yuan suba contra el dólar y otras monedas, para ayudar a reducir el déficit comercial de EE.UU., en otros objetivos. Pero una caída continua en el valor del dólar es un arma de doble filo para la economía de EE.UU.

Un dólar más débil es una bonanza para los exportadores de EE.UU. al darles precios más competitivos para sus bienes. Esto ha impulsado a las compañías tecnológicas y de manufacturas, un ejemplo positivo en una recuperación económica que ha sido lenta.

Desde que comenzó la recuperación en el tercer trimestre de 2009, las exportaciones han contribuido alrededor de 1,4 puntos porcentuales a la tasa de crecimiento anualizada de 3,0% de EE.UU., lo que representa la mayor cuota de crecimiento del comercio hasta la fecha en un periodo de 18 meses.

Pero un dólar más débil golpea a los consumidores afectados por el creciente costo del petróleo importado, conforme los exportadores buscan precios más altos para el crudo denominado en dólares como una forma de compensar el valor menguante de esta moneda.

En cierta medida, algunos funcionarios de EE.UU. ven el descenso del dólar como el resultado inevitable de tasas de crecimiento dispares entre EE.UU. y el mundo en vías de desarrollo de rápido crecimiento. Bernanke y el secretario del Tesoro, Timothy Geithner, no han dado indicios de querer alterar su postura.

Un motivo de tranquilidad para el gobierno estadounidense es que el descenso del dólar ha sido ordenado. Contra una amplia canasta de monedas, el dólar ha caído 9,1% frente a un año antes. En 2003 y 2004 - un periodo de muy bajas tasas de interés orquestadas por el predecesor de Bernanke, Alan Greenspan - registró caídas anuales de cerca de 10%.

En tanto la moneda más débil está ayudando a impulsar la recuperación, también ha contribuido a generar inquietudes públicas palpables acerca de la inflación y la postura disminuida de EE.UU. en la escena global. La moneda débil ayuda a elevar el precio del petróleo en términos de dólares, y por ende la gasolina en el surtidor, exacerbando otro problema político para Obama en este momento. Según una encuesta de Gallup en abril, 42% de los estadounidenses encuestados tenía poca o nada de fe en que la Fed haría lo mejor para la economía, y 43% tenía poca o nada de fe en Geithner.

La semana pasada, el dólar, medido según el índice que lo sigue contra una cesta de monedas, tocó su punto más bajo desde la crisis financiera de 2008. Antes de que comenzara la crisis, el dólar había perdido más de 40% de su valor contra la cesta durante un descenso constante de seis años, impulsado por muchos de los mismos factores que aquejan hoy a la moneda. El dólar está a 5% de su mínimo histórico, al que cayó en marzo de 2008, según el índice del dólar, que se remonta a 1971.

Jon Hilsenrath y Jonathan Cheng contribuyeron a este artículo