Las acusaciones del Reino Unido contra Moscú buscan sembrar discrepancias en las relaciones entre Rusia y Turquía en los umbrales de la reunión de los presidentes de los dos países en Estambul, declaró el jefe del Comité para Asuntos Exteriores de la Duma Estatal rusa -Cámara Baja del Parlamento ruso-, Leonid Slutski.
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Londres, que acusa a Rusia de estar involucrada en el caso de envenenamiento de Serguéi Skripal, exigió que Ankara criticara a Rusia al respecto, recordó el político.


"Es un intento bastante torpe de sembrar tensiones en las relaciones entre Moscú y Ankara en los umbrales de la reunión de ministros [de Exteriores de Rusia, Turquía e Irán] y la próxima reunión presidencial en Estambul. Todo esto da la posibilidad de seguir desprestigiando a Rusia y arruinar el mecanismo de Astaná respecto a Siria", declaró el parlamentario.
Reino Unido todavía no ha presentado pruebas fundadas respecto a la supuesta implicación de Moscú en el caso Skripal, comentó a Sputnik Yunus Soner, el vicepresidente del Buró para relaciones internacionales del Partido no parlamentario turco de izquierdas Vatan.

"El Partido Vatan considera que las acusaciones infundadas hechas por la parte británica son un acto semejante a las prácticas de la Guerra Fría. Al día de hoy la prioridad de Turquía es contrarrestar los intentos de crear un corredor terrorista al sur de su frontera", declaró el entrevistado al referirse a la operación turca en el norte de Siria.

Ankara y Rusia han logrado construir relaciones estrechas, agregó Soner.
"La cooperación entre nuestros países seguirá fortaleciéndose. Todos los intentos del Reino Unido de provocar tensiones entre Turquía y Rusia están destinados al fracaso. Llamamos al Reino Unido a aceptar la realidad que existe en la región euroasiática y mejorar sus relaciones con Rusia basándose en un enfoque amistoso y constructivo", dijo el analista turco.
A su entender, las acusaciones contra Moscú reflejan la existencia de iniciativas antirrusas de la Alianza Atlántica, encabezada por Estados Unidos y que en la actualidad se enfrenta a una disensión interna. Soner llamó a Londres a "abandonar estas acusaciones carentes de fundamento".

La noche del 4 de marzo, la policía británica encontró a dos personas -un hombre de 66 años y una mujer de 33- inconscientes en un centro comercial en Salisbury, en el condado de Wiltshire (Reino Unido). La mañana del 5 de marzo, ya se sabía que se trataba del excoronel de Departamento Central de Inteligencia (GRU, por sus siglas en ruso) Serguéi Skripal y de su hija.

Skripal había sido reclutado por el servicio secreto británico MI6 cuando servía en las Fuerzas Armadas rusas en los años 90. En 2006 la justicia rusa lo condenó a 13 años de cárcel por espionaje; cuatro años después fue canjeado junto con otros dos espías por 10 personas detenidas en EEUU.

​Reino Unido acogió a Skripal y le concedió la ciudadanía británica, según confirmó Scotland Yard.

El 14 de marzo, la primera ministra británica, Theresa May, anunció la expulsión de 23 diplomáticos rusos en relación al caso Skripal. También comunicó que Londres revocó la invitación al país británico al ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, y que los funcionarios de alto rango y miembros de la familia real no viajarían al Mundial de fútbol de Rusia.