Científicos han descubierto un grupo de planetas fuera del sistema solar que podrían presentar las mismas condiciones químicas de la Tierra.
exoplanetas
Un grupo de investigadores de la Universidad de Cambridge y el Laboratorio de Biología Molecular del Consejo de Investigación Médica (el Reino Unido) ha identificado que, en estos exoplanetas, la vida podría haber empezado ya a desarrollarse de la misma manera en que ocurrió en el nuestro, según un nuevo estudio publicado ayer miércoles en la revista Science Advances.

El nuevo descubrimiento se produce después de que estos científicos entendieran que las posibilidades de vida en la superficie de un planeta rocoso, como la Tierra, están conectadas con el tipo y la fuerza de la luz que emita su estrella anfitriona.

El estudio sugiere que una estrella que emita suficiente luz podría impulsar la aparición de la vida. La luz ultravioleta parece generar una serie de reacciones químicas que son fundamentales para el comienzo de la vida.

Los cuerpos rocosos identificados fuera del sistema solar por los científicos de Cambridge también se encuentran en la zona habitable de su estrella, es decir, a una distancia que les permite tener la temperatura moderada necesaria para la existencia de agua en forma líquida en su superficie.

"Este trabajo nos permite restringir los mejores lugares donde buscar vida. Nos acerca un poco más a la cuestión de si estamos solos en el universo", ha indicado el autor principal del artículo, Paul Rimmer.

En el marco de su investigación, los científicos midieron la rapidez con la que se pueden formar los componentes básicos de la vida, tanto con luz ultravioleta como en la oscuridad, en la misma composición química que permitió la vida en la Tierra: cianuro de hidrógeno y iones de sulfito de hidrógeno en agua. En la oscuridad se desarrolló un compuesto inerte, mientras que bajo la luz ultravioleta empezaron a formarse bloques de construcción de la vida.

Así, los investigadores aducen que estrellas de la misma temperatura que el Sol emiten suficiente luz para que se desarrolle la vida, mientras que las estrellas más frías no producen suficiente luz para que los lípidos, nucleótidos y aminoácidos se conviertan en células vivas.