Las adquisiciones de gas natural estadounidense por parte de China podrían haber sido consideradas como un gesto de buena voluntad que el país asiático mostró a su socio norteamericano, escribe el periodista ruso Dmitri Lekuj, en su artículo para Sputnik.
gas containers
© Sputnik / Evgeny Odinokov
"Este gesto finalmente no fue apreciado por Washington, lo que obligó a China a buscar fuentes alternativas que la pudieran abastecer con gas natural licuado (GNL)", escribe el periodista, citando datos publicados por Reuters.

Según la agencia, las exportaciones de gas natural licuado por parte de EEUU con destino a China alcanzaron récords mínimos tras situarse en 130.000 toneladas en julio de 2018. Para comparar, en mayo de 2018, los suministros estadounidenses de gas natural licuado alcanzaron un valor de 400.000 toneladas y en marzo, 440.000 toneladas.

Esta disminución fue producto de las discrepancias comerciales que surgieron entre los dos países en los últimos meses. Actualmente, el país asiático está buscando fuentes alternativas entre los países que se encuentran en la región Asia-Pacífico y Rusia es una de estas fuentes, informa Reuters.

Rusia y China

La oficina de aduanas de China informó que la circulación de mercancías entre Rusia y China ha crecido un 25,8% hasta situarse en 58.350 millones de dólares en los primeros siete meses de 2018. Las exportaciones chinas con destino a Rusia incrementaron un 16,6% hasta alcanzar los 26.900 millones de dólares, mientras que las exportaciones rusas con destino a China crecieron un 34,9% hasta ubicarse en 31.450 millones de dólares.

En 2017, el volumen del comercio exterior entre Rusia y China se situó en los 84.000 millones de dólares y en 2018 podrán superar los 100.000 millones de dólares.

Lekuj destaca que las relaciones comerciales ruso-chinas mejoran a pesar de que ambos países todavía no han empezado a implementar proyectos estratégicos que impulsarían este acercamiento, como es la construcción del gasoducto Fuerza de Siberia, el establecimiento de la Ruta Marítima del Norte y la creación de un corredor de transporte a través de Kazajistán. La modernización de las vías ferroviarias Baikal-Amur (BAM) y Transiberiana (Transsib) tampoco han comenzado hasta la fecha.

Turquía y China

De acuerdo con el autor, otra de las noticias importantes viene de Turquía.

Recientemente, el ministro de Energía y Recursos Naturales turco, Fatih Donmez, declaró que Turquía planea construir una tercera central nuclear que se ubicará en el noroeste del país otomano. Las empresas chinas participarán en el proyecto.

"Indudablemente es una decisión política que se tomó durante las negociaciones que el presidente otomano, Recep Tayyip Erdogan, sostuvo con su homólogo chino, Xi Jinping, durante la X Cumbre de los BRICS en Johannesburgo (Sudáfrica)", considera el autor del artículo.

Según Lekuj, en un futuro Turquía podría pasar a usar prácticamente por completo la plataforma energética controlada por Rusia con la participación de China. Esto ocurrirá en caso de que Moscú construya la central nuclear Akkuyu, China implemente el mismo proyecto en la Tracia turca y si se toman en cuenta los suministros de gas enviados a Turquía a través de los gasoductos Turk Stream y Blue Stream -construido en 1997-.
"Todo eso encaja en los procesos de regionalización sistemática de la economía global (...) Trump y su política fueron tan solo catalizadores de esta regionalización. Rusia y China están tratando de implementar estos procesos globales bajo las condiciones del autoaislamiento económico de EEUU", concluye el periodista ruso