Pekín defiende su derecho a reaccionar ante barcos o aviones extranjeros en el mar del Sur de China y rechaza el llamado filipino a que deje esa conducta.
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"China se reserva el derecho a tomar las medidas necesarias para responder a los aviones y barcos extranjeros que se acerquen deliberadamente o hagan incursiones en el aire y las aguas cercanas a las islas chinas", ha dicho este jueves la Cancillería de China por medio de un comunicado.

Ayer miércoles, el presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, pidió a China que "moderase" su comportamiento en las aguas disputadas del mar de la China Meridional.

El mandatario filipino señaló que China no tiene derecho a repeler a las aeronaves y barcos extranjeros que pasen por las aguas que rodean el atolón Scarborough (también conocido como bajo de Masinloc) y las islas Spratly.

Sin embargo, el Ministerio de Exteriores chino ha dicho en su comunicado de reacción que las islas Spratly (llamadas Nansha por Pekín) son territorio constitutivo de China y que Pekín respeta el derecho a la libertad de navegación y sobrevuelo que todos los países disfrutan en el mar de la China Meridional, en virtud del derecho internacional.

En este mar, una extensión muy disputada del océano Pacífico, seis países mantienen en la actualidad disputas territoriales: China, Filipinas, Malasia, Vietnam, Brunei y Taiwán. China reclama la totalidad de la superficie, pese a que la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya indicó en 2016 que China no tiene "derecho histórico" a los territorios objeto de discordia.

Manila, por su parte, denuncia la militarización por China de la zona, considerando que "constituye una amenaza adicional para la paz y la seguridad de la zona", según un comunicado de la Cancillería filipina. En mayo, el Gobierno de Filipinas dijo incluso estar listo para entrar en una guerra con China si Pekín explota los recursos naturales de la zona en disputa