Son adictivos, poco eficaces y muy peligrosos pero los medicamentos llamados antidepresivos se encuentran en todas las listas de los más vendidos. ¿Cómo puede ser? Explico una de las razones más poderosas: La constante manipulación de los resultados de las pruebas de eficacia y seguridad hechas con los mismos.
medicamentos antidepresivos
En ocasiones he escrito sobre los problemas de la investigación científica, de los ensayos clínicos y las publicaciones que se hacen eco de sus resultados. Los ensayos clínicos se han convertido en el principal arma de marketing de la industria pues unos buenos resultados en dichas pruebas avalan la eficacia y seguridad del producto y ello hace que tenga muchas posibilidades de ser vendido bien. Pero se ha documentado en diversas ocasiones que existe mucha manipulación de los datos de esas pruebas clínicas.

Un ejemplo. De 105 estudios sobre medicamentos antidepresivos, en 53 de ellos los resultados fueron positivos para el fármaco que se probaba y 52 obtuvieron conclusiones negativas, llegaron a publicarse 52 de los trabajos positivos y solo 25 de los negativos.

Es decir, los malos resultados no se hacen públicos, luego se ocultan, no nos enteramos de ello. Es más, en una investigación se observó que diez ensayos cuyas conclusiones habían sido negativas para los fármacos antidepresivos analizados se "convertían" como por arte de magia en positivos en los resúmenes de sus trabajos que hacían los investigadores.

Y es que hay muchas maneras de leer los estudios científicos y algunos lo hacen de manera interesada. En los últimos tiempos asistimos al fenómeno del incremento en la utilización de fármacos, a todas luces desproporcionada a su utilidad, que tiene muchas causas pero, sin duda, una de ellas, "la más importante por peligrosa", como afirman en un excelente artículo los sanitarios de No Gracias:
"Es la maleabilidad de la metodología de investigación y de sus procesos de divulgación y síntesis y la utilización, por parte sus principales patrocinadores y beneficiarios, la industria farmacéutica, para manipular sus resultados".
La maleabilidad es inevitable; la manipulación de la maleabilidad a favor de intereses comerciales, no, argumentan estos profesionales preocupados por la ética y la transparencia de la ciencia. Esa manipulación de datos sobre la eficacia y seguridad de los tratamientos genera desconfianza. La medicina ha de basarse en pruebas, en evidencias pero si esta está sustentada en una escasa fiabilidad, como explican los de No Gracias, de la metodología de investigación que la medicina utiliza para generar evidencias (ensayos clínicos y derivados, meta-análisis, revisiones sistemáticas, etc), tenemos un grave problema.

La metodología utilizada para evaluar la efectividad de las intervenciones médicas es "maleable".
"El diseño, la ejecución, el análisis, la interpretación, la publicación y el marketing de los estudios médicos requiere numerosas decisiones de grano fino y, por tanto, abiertas a ser realizadas de diferentes formas y con capacidad para influir en las conclusiones", argumenta Abel Novoa, médico y autor del artículo que nos ocupa."
El verdadero problema no es tanto que los resultados de las pruebas clínicas de medicamentos y productos sanitarios sean maleables, manipulables, eso es casi inevitable, lo peligroso es que esa maleabilidad es aprovechada por los ingentes intereses económicos existentes alrededor de la salud para influir en la medicina basada en la evidencia (MBE), normalmente, haciendo que sus recomendaciones exageren la efectividad y seguridad de las intervenciones médicas.

Por seguir con el ejemplo de los medicamentos antidepresivos que citaba al principio, en los Estados Unidos (EE.UU.) el 10% de las mujeres y el 4% de los hombres utilizan fármacos antidepresivos. Las personas diagnosticadas de depresión utilizaban en 1997 con cuatro veces más frecuencia que en 1987 algún medicamento. Durante los años de la década de los 90, los antidepresivos incrementaron su utilización en EE.UU. un 600%.

Entre los más prescritos de los medicamentos, su uso se ha doblado en cinco años en todo el mundo. Entre 1990 y 2000, el número de antidepresivos utilizados con adolescentes australianos se ha multiplicado por diez. Los poco útiles antidepresivos se utilizan cuatro veces más en 2013 que en el año 2000.

Son medicamentos poco eficaces. Además, son muy adictivos y ofrecen serios efectos secundarios. Pero su éxito de ventas es incuestionable gracias, entre otros factores, a la manipulación sistemática que se ha hecho de los datos provenientes de los ensayos clínicos.

Más nos vale promover la buena Ciencia y una medicina basada más que en la evidencia (en pruebas, que también, claro), que repito es manipulable, en la honestidad.