Desde hace tres años, un narval -especie de cetáceo- habita las aguas del río San Lorenzo (Canadá), ubicado a más de 1.000 kilómetros de su hábitat natural. Perdido y lejos de su hogar, el mamífero marino terminó adoptado por un amistoso grupo de ballenas beluga.
ballena
Imágenes de dron, registradas en julio del presente año por la ONG canadiense Group for Research and Education on Marine Mammals (GREMM) -Grupo de Investigación y Educación sobre Mamíferos Marinos-, muestran a una manada de cerca de 10 ballenas beluga y un narval nadando cerca de la superficie y frotándose unos contra otros.


A través de una comparación de imágenes, el GREMM descubrió que el narval es el mismo observado en 2016 y 2015 en compañía de belugas. Es probable que algunas de las ballenas también sean las mismas avistadas anteriormente.

Las interacciones entre el narval y las ballenas beluga parecen ser idénticas a las de las belugas entre sí, lo que sugiere que el 'forastero' ha sido completamente aceptado como parte del grupo. Los investigadores del GREMM informaron, además, que el narval se comporta como las belugas, incluso soplando burbujas de vez en cuando, sin llamar la atención de los otros miembros del grupo, excepto la de una curiosa joven beluga, detalló CBC.

De acuerdo con Kristin Laidre, investigadora de la Universidad de Washington que ha estudiado narvales y otros mamíferos marinos del Ártico durante casi dos décadas, es sorprendente que un narval haya sido visto en una ubicación tan hacia el sur interactuando de cerca con las belugas.

Pese a que existen algunas evidencias anteriores de la interacción entre esos animales y a que los hábitats de las belugas y los narvales se superponen en muchas partes del Ártico, esos animales no suelen interactuar mutuamente y tienden a estar en lugares diferentes durante las distintas épocas del año, especialmente en verano.

Además, mientras los narvales son buenos buceadores que cazan peces de aguas profundas y se sienten más cómodos en áreas cubiertas de hielo denso en el invierno, las belugas prefieren las aguas costeras, menos profundas, con menos hielo, y se alimentan de peces como los salmones, que nadan cerca de la superficie del agua.

Los científicos destacan, sin embargo, que existen algunas similitudes entre las especies. Aunque se conocen pocos detalles sobre sus estructuras sociales, se sabe que ambas son muy sociables. Martin Nweeia, investigador de la Universidad de Harvard dedicado al estudio de los narvales, cree que ambas especies serían igualmente capaces de sentir compasión.

"Creo que eso muestra la compasión y la apertura de otras especies para dar la bienvenida a otros miembros que tal vez no se vean o actúen de la misma manera. Y tal vez esa sea una buena lección para todos", concluyó Nweeia