Las devastadoras inundaciones registradas en el norte de Irán han causado en los últimos cinco días la muerte de al menos nueve personas, entre ellas dos niños, y millonarios daños en las viviendas e infraestructuras de la zona.
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Las torrenciales y continuas lluvias han afectado principalmente a las provincias septentrionales de Mazandaran, Golestan y Jorasán del Norte, donde algunas localidades siguen a día de hoy bajo las aguas y donde se planea el despliegue de las Fuerzas Armadas para colaborar en las labores de socorro.

Más de dos tercios de la ciudad de Aqqala, en la provincia de Golestan, permanecen inundados con hasta 50 centímetros de agua, informó el gobernador interino, Mohamad Gharaví, citado hoy por los medios oficiales.

En esa población, al igual que en Gomishan, ambas evacuadas, el transporte solo es posible mediante lanchas y han sido enviados helicópteros para llevar alimentos y mantas a los damnificados que todavía permanecen allí.

Las imágenes difundidas por la televisión y en redes sociales muestran operaciones de rescate realizadas con las lanchas, así como el reparto de bienes de primera necesidad a aquellos que aguardan sobre los tejados de sus casas.

El número total de viviendas damnificadas por las inundaciones se desconoce, pero al menos en Mazandaran la cifra supera las 6.000, según los datos de la Organización de la Gestión de Crisis del país.

En Mazandaran es donde se ha registrado hasta ahora el mayor número de víctimas. La Gobernación local informó de cinco muertos y una persona desaparecida.

Por su parte, el director general de Gestión de Crisis de Jorasán del Norte, Yavad Nazarí, indicó hoy a la agencia oficial IRNA que un total de 1.695 viviendas rurales han quedado destruidas en su provincia, sobre todo en las localidades de Maneh Samalqan, Raz y Jargalan.

Estas inundaciones han provocado fuertes quejas de la población iraní, que ha denunciado la ineficiencia y lentitud de las autoridades en ayudar a las provincias afectadas.

Incluso le ha costado el puesto al gobernador de la provincia de Golestan, Manaf Hashemí, que se encuentra de viaje en el extranjero y no ha regresado pese a la catástrofe causada por las lluvias.

Para calmar los ánimos, el primer vicepresidente, Eshaq Yahanguirí, viajo ayer a algunas de las zonas afectadas y aseguró que "el Gobierno con toda su capacidad estará al lado de los damnificados".

Además, el líder supremo iraní, Ali Jameneí, ordenó anoche al jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, Mohamad Baqerí, que envíe más equipos para auxiliar a los decenas de miles de afectados por las inundaciones.