Chris Pollard trabajó durante 20 años como entrenador personal en varios gimnasios de Londres. En 2006 se mudó a París, donde todavía reside. Al igual que muchos deportistas, sufría lesiones y tomaba analgésicos. Asimismo, padecía la enfermedad de Lyme.
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Como resultado, los médicos decidieron prescribirle un tratamiento basado con el analgésico opioide Tramadol.

"El Tramadol es un tratamiento popular para el dolor de espalda. Más tarde, volvieron a prescribírmelo para aliviar una inflamación del tendón de Aquiles, puesto que soy alérgico a los medicamentos antiinflamatorios. Luego me lo recetaron cuando tuve Lyme", confesó el deportista.
Según reveló Pollard, tomaba dosis bastante pequeñas de dicho medicamento varias veces por semana. Más tarde, cuando sufrió la enfermedad de Lyme, le recetaron "Tramadol en su dosis máxima, de 400 mg por día".

Sin embargo, nadie le advirtió sobre el posible riesgo de adicción.

Con el tiempo, el medicamento ya no funcionó tan bien, así que Pollard optó por aumentar la dosis, algo que le provocó adicción.

Como resultado, la esposa del hombre, con quien tuvo dos hijos en común, lo dejó, ya que no podía vivir con un drogadicto.

Los síntomas de abstinencia del Tramadol son similares a los de la heroína: ·
  • depresión
  • ansiedad
  • sudor
  • vómitos
  • taquicardia
  • insomnio
  • sueños vívidos
  • temblores
  • altibajos
Según escribió el propio Chris desde la clínica de rehabilitación:

"La semana pasada fue el infierno del sistema médico francés. Estoy bien. Pronto saldré del hospital. La primera parte del tratamiento, la retirada del Tramadol, salió muy bien.

Desafortunadamente, la segunda parte no fue tan bien, ya que la combinación de antidepresivos y otras drogas me hizo enojar. Perdí todo el sentido de quién era o dónde estaba: corría desnudo por la calle".

En los últimos años se ha observado un aumento del consumo de analgésicos opioides en Francia, según un informe de la Agencia Nacional para la Seguridad de los Medicamentos y Productos Médicos (ANSM, por sus siglas en francés).

El analgésico opioide moderado Tramadol es uno de los fármacos más consumidos, junto a la codeína y el opium+paracetamol. Entre 2006 y 2017, el consumo de Tramadol aumentó en un 68%.

No obstante, a diferencia de Chris, que logró superar la adicción, muchas personas perdieron a sus seres queridos por la sobredosis de opioides.

Según declaró el portavoz de la ANSM, el especialista en adicciones Nicolas Authier, actualmente en Francia "hay un gran riesgo de crisis de opioides. Cada vez más personas son hospitalizadas o mueren de sobredosis de opioides potentes".

"Debemos actuar con urgencia para evitar una crisis real", advirtió Authier, quien subrayó que "usando el ejemplo de EEUU y Canadá, entendimos que es muy difícil poner fin a una crisis similar".

Authier agregó que en Francia, el Tramadol se prescribe con mayor frecuencia que otros fármacos, y hasta 5,8 millones de personas toman este medicamento anualmente. Y es precisamente el Tramadol la razón principal de las sobredosis y muertes.

Pese a que este tipo de analgésicos da muy buenos resultados en el tratamiento del dolor, puede causar adicción. Según los expertos de la ANSM, más del 50% de los síntomas de abstinencia de Tramadol tienen lugar después de dosis terapéuticas y tras períodos muy cortos de tiempo, aunque los médicos suelen esconderlo de los pacientes.

Empecé a tomar píldoras antes del entrenamiento, porque me hacían efecto y me ayudaban en el trabajo. Fue en ese momento cuando entendí que estaba experimentando una especie de dependencia psicológica. Ya tenía que tomarlo todos los días. Tuve ataques de pánico cuando no llevaba conmigo una dosis necesaria. Y esto ya no tenía nada que ver con el dolor.

Chris sufrió una adicción durante cuatro años. Fue al médico, quien le remitió al departamento de adicciones.

"Estuve en el mismo departamento con los adictos a la heroína. Sin embargo, era el único paciente tratado por adicción al Tramadol. Entonces era algo nuevo, pero ahora es cada vez más común. Sufrí de la misma manera que sufre un adicto a la morfina o la heroína".

Por su parte, la doctora Barbara Szeleky, del Centro de Evaluación y el Tratamiento del Dolor del Hospital Foch de Suresnes (CETD, por sus siglas en francés) afirmó que "desafortunadamente, el Tramadol tiene un potencial de dependencia muy grande", pero los médicos no se dieron cuenta de esto. Según Szeleky, la alta frecuencia de consumo de Tramadol está vinculada con la prohibición en el 2011 del medicamento Di-Antalvic.

De acuerdo con la experta, en ese tiempo, el director de la agencia expresó su preocupación por el riesgo que conllevaría el reemplazo de este tipo de fármacos con Tramadol, algo que podría tener "consecuencias negativas para la salud pública".

Otro medicamento que vale la pena mencionar es la Oxicodona, un analgésico opioide potente. Según la ANSM, entre 2006 y 2017, el consumo de este medicamento en Francia aumentó en un 738%. Sin embargo, esta droga está mejor controlada que otras sustancias. "En cuanto a mí, solo prescribo Oxicodona para el dolor crónico causado por el cáncer", explicó Szeleky.

Según un reciente informe de Grand View Research, en 2018, el mercado global de opioides se estimó en 25,4 millones de dólares. América del Norte lidera el mercado, con el 55,5%.

A su vez, Europa ocupa el segundo lugar del ranking. El Reino Unido, Alemania, Francia y España tienen el mayor tráfico de opioides y la mayor cantidad de consumidores en el continente.

Agencia Europea de Medicamentos (EMA) y la industria farmacéutica


La EMA fue fundada en 1995 con el objetivo de proteger la salud de los humanos y animales. La industria farmacéutica es una de las principales partes interesadas en la EMA.

La página web de la agencia contiene una tabla de tarifas por anuncios y la venta de medicamentos. La oferta inicial para obtener dicha certificación constituye 291.800 euros. La EMA también ofrece servicios adicionales, como la prórroga del certificado.

Pero ¿puede esto dar lugar a un conflicto de intereses entre la agencia y los fabricantes de productos farmacéuticos?

En una carta abierta publicada en junio de 2010, los miembros de la Sociedad Internacional del Boletín sobre Medicamentos (ISDB, por sus siglas en inglés) criticaron fuertemente el "fracaso de las soluciones simples para evitar un conflicto de intereses a nivel de la junta directiva de la EMA". Por su parte, los autores del informe del Tribunal de Cuentas de la UE, compartido en el 2012, afirmaron que, pese a que a los agentes no se les permite tener los activos financieros y patentes, "los miembros de sus familias no lo tienen prohibido".

En 2011, las autoridades galas aprobaron un proyecto de ley para fortalecer el control en el campo de la seguridad sanitaria de los productos médicos, que prevé la publicación de una lista de personas u organizaciones que colaboran con los fabricantes farmacéuticos o a quienes han proporcionado remuneración. Tres años más tarde, se creó un sitio web Transparency-Healthcare (Transparencia-Sanidad, en español), en el que se publica cualquier información relacionada con los casos de "comunicación de intereses".

Uno de los fabricantes de Tramadol, la empresa francesa Sanofi -la quinta más grande del mundo por ventas de medicamentos recetados desde el 2013-, se menciona en el documento 33.665 veces.

Sin embargo, el recurso genera dudas por parte de los expertos, ya que contiene información insuficiente y errores. Por ejemplo, los autores del documento mencionan un contrato por varios millones de euros, pero no indican la base sobre la que fueron recibidos.

La asociación Opinión Cívica (Regards citoyens, en francés) llevó a cabo una investigación sobre la transferencia de fondos por parte de los fabricantes de medicamentos a doctores y clínicas. En el 2015, publicó la lista de los donantes más 'generosos', y Sanofi ocupaba el séptimo lugar del ranking.

Según Authier, "es evidente que el objetivo de los fabricantes de medicamentos es vender sus productos a los médicos. Y esto puede ser problemático si se trata de los fármacos que causan adicción más o menos grave. Podríamos esperar que las empresas tengan un mayor nivel de responsabilidad y un comportamiento más ético. Tienen que asumir la responsabilidad del papel que desempeñan en la crisis de opioides".

Todos los opioides se prescriben exclusivamente con receta médica. En los últimos años, se ha logrado un progreso significativo en el uso de opioides fuertes para los dolores causados por el cáncer. Asimismo, los doctores no tienen derecho de prescribir Tramadol por un plazo que supera los 28 días. En cuanto al tratamiento con Oxicodona, tampoco puede superar los 28 días, además, los médicos tienen prohibido prorrogar la prescripción.

Según expertos de la ANSM, solo gracias a estas estrictas reglas, Francia no se vio afectada por una crisis a gran escala similar a la que está afectando a EEUU. Desde 1999 hasta 2017, casi 218.000 personas perdieron la vida por la sobredosis de opioides recetados. Más que eso, en octubre de 2017, en Francia se declaró un estado de emergencia en el ámbito de sanidad por la crisis de los opioides.

No obstante, el consumo excesivo de analgésicos opioides casi se duplicó en el período entre 2006 y 2015.
Según confesó Chris Pollard, es muy fácil obtener Tramadol en Francia.

"Cuando fui a mi doctor, me preguntó qué dosis consumía. Y si decía 400 mg, me daba 400. Pero él nunca pensó [en preguntarme] si tendría que dejar de usarlo. En Inglaterra no podría conseguirlo de una manera tan fácil. Solo me darían la dosis suficiente para una semana y luego me pedirían regresar para ver cómo estoy. Y aquí me escribían recetas por tres meses".

Según explicó Marion Bobillot, estudiante del Instituto de Enfermería del Hospital San Luis, en París, "los analgésicos son prescritos gradualmente, depende del nivel de la intensidad del dolor en una escala de 0 a 10".

Escala del dolor:
  • 1-4 - primer grado, dolor leve
  • 4-6 o 7 - segundo grado, dolor moderado
  • 7-10 - tercer grado, dolor muy fuerte
"El Tramadol se prescribe cuando se trata del segundo grado del dolor", subrayó Bobillot.

"Una vez, un dentista me recetó Tramadol. Me acuerdo que es muy fuerte... me sentía drogada", confesó.

La mortalidad por consumo de drogas en Europa La experiencia de EEUU muestra que los opioides también pueden dar lugar a una adicción a la heroína. Según varios informes, alrededor del 80% de los usuarios de heroína consumían opioides prescritos en el pasado.

Según la ANSM, al menos cuatro personas mueren por sobredosis de opioides cada semana. Durante 2015, a casi 10 millones de pacientes -un 17% de la población de Francia- se les prescribió un analgésico opioide. Más del 85% de los opioides los prescriben los terapeutas; los siguen los dentistas, los reumatólogos y los cirujanos ortopédicos.

"El consumo de analgésicos opioides prescritos no implica necesariamente una adicción", está convencido Patrick Bartel, un terapeuta retirado. Sin embargo, para los pacientes con adicción ya es difícil conseguir un apoyo en el sistema de sanidad.

"Es un círculo vicioso. Si estás por dentro, ya no es tan fácil para los médicos dejar de recetártelo. Yo mismo admití que soy adicto. Me costó decirme a mí mismo que me había convertido en un drogadicto, pero fui yo el que hizo este diagnóstico, y no un doctor. ¡Nadie más!".
A su vez, desde la Federación Francesa de Narcología opinan que es necesario "realizar una reevaluación de los medicamentos existentes e informar a los médicos sobre los métodos alternativos de tratamiento del dolor", como masajes, psicoterapia, relajación o deportes, entre otros.

"Durante dos años, hemos visto que en Francia pasa lo mismo que en EEUU", admitió el profesor Authier.
Por su parte, Chris está convencido de que cada vez más personas corren el riesgo de sufrir una adicción al Tramadol "si nada cambia en el futuro próximo".

"El Tramadol es un peligro completamente nuevo. Los terapeutas ordinarios no saben de su potencial adictivo. Y ya que es un opioide sintético, fue percibido como algo que no tenía el mismo efecto que los opioides naturales, pero estaban equivocados. Es tan difícil dejar de tomarlo como renunciar a las drogas más populares".