Se estimó que el gigantesco cinturón contenía 20 millones de toneladas de algas, lo que supondría importantes problemas, sobre todo en las costas a las que llegan estas plantas.
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© Israel Leal / ReutersTrabajadores limpiando sargazo a lo largo de la playa de Punta Piedra (México). 11 de agosto de 2018.
Con la ayuda de satélites de la NASA, científicos estadounidenses han logrado identificar la floración de algas del género sargazo más grande conocida hasta el momento. Algo que podría convertirse en la "nueva normalidad" para el océano Atlántico, avisa un estudio publicado a inicios de este mes en la revista Science.

El inmenso cinturón se extiende desde el oeste de África hasta el mar Caribe y el golfo de México recorriendo una distancia de 8.850 kilómetros de longitud.

La presencia de algas flotantes en el océano no es algo nuevo, incluso el propio Cristóbal Colón pudo avistar sargazo en el Atlántico norte en su día. Sin embargo estas floraciones han aumentado su densidad y se han extendido mucho más, explica el estudio.

Se estima que el gigantesco cinturón contenía el año pasado 20 millones de toneladas de algas. Ello supondría problemas importantes, sobre todo en las costas a las que llega este material impulsado por las mareas.

Consecuencias visibles

Este mes se reportó una mancha gigante de sargazo que llegó a las playas del Caribe mexicano. El fenómeno afectó sobre todo al turismo, por el aspecto visual de las playas y por el olor fétido que desprende el material, que puede causar problemas respiratorios en las personas. Los investigadores consideran que la vida marina, tales como tortugas y arrecifes de coral, también podría verse afectada.

La presencia del algas marinas es "algo bueno en aguas abiertas, pero algo malo para la costa", opina la investigadora y coautora del citado estudio Mengqiu Wang.

Tala de árboles y fertilizantes


Los científicos barajan que el crecimiento de algas marinas pueda estar relacionado con el aumento de nutrientes en el mar y con un incremento en la tala de árboles. Nutrientes como el nitrógeno y el fósforo se filtran en el río Amazonas y son arrojados al Atlántico. "A medida que las personas talan más árboles, cuando se producen precipitaciones, se pueden verter más nutrientes en el río", explica Wang, citada por la NBC.

Si la deforestación y el uso de fertilizantes "no se detienen", es muy probable que el problema continúe. "Este fenómeno podría ser una nueva normalidad", sostiene.

De todas maneras los investigadores agregaron que requerirán algo más de tiempo y estudios para probar la relación que tiene la afluencia de nutrientes con la floración de sargazo. Posiblemente existan otros factores que estén influyendo en el fenómeno, como la temperatura del océano y la salinidad.