(España) -
La información almacenada durante años por José Villarejo e incautada en los inicios de la operación Tándem que llevó a la cárcel al excomisario puede quedar, en parte, oculta. El Centro Nacional de Inteligencia (CNI) ha comunicado al Juzgado que se ocupa de instruir las 13 piezas que ya acumula la investigación sobre las actividades del excomisario que no logra acceder a más de un 50% de los archivos que guardaba el policía jubilado, informan fuentes del caso.
La mayor parte de la información que se localizó, audios y dossieres,
se encuentra encriptada. Por este motivo, en diciembre de 2018, el juez del caso, Manuel García-Castellón recurrió al centro para tratar de desentrañar los códigos, informan a El Confidencial fuentes jurídicas. Siguiendo las recomendaciones de la Policía,
Manuel García-Castellón solicitó ayuda al Centro Criptológico Nacional (CCN), organismo responsable de coordinar la acción de los diferentes organismos de la Administración que utilicen medios o procedimientos de cifrado. Dependiente del CNI, el organismo se ocupa de funciones relativas a la seguridad de las Tecnologías de la Información y de protección de la información clasificada.
Sin embargo, todos los esfuerzos han resultado infructuosos. El centro ha informado de que
no logra traspasar gran parte del cifrado y que, por ello, no ha conseguido avances desde el pasado mes de mayo. El gigantesco volumen de datos del excomisario, que suma casi 40 terabytes, se encuentra almacenado en todo tipo de soportes. Desde
discos duros a 'pendrives' e incluso microcintas. La evolución desde el momento en el que solicitó apoyo hasta la actualidad ha sido, en cualquier caso, significativa. En el punto en el que pidió apoyo, el Juzgado solo había podido acceder a un 1% el volumen de las conversaciones grabadas. Aguardan aún centenares de carpetas con acceso cerrado que no han podido abrirse.
En los primeros registros que se llevaron a cabo en noviembre de 2017 se localizaron en distintos domicilios vinculados con el excomisario medio centenar de lápices de memoria y una veintena de discos duros. Otros de los soportes fueron hallados en el domicilio social donde se radicaban sus empresas, situado en la Torre Picasso de Madrid. En total, 32 terabytes de información protegidos,
en 14 discos duros y 47 'pendrives', son un sistema de seguridad reforzado que Villarejo cambiaba cada pocas semanas. Un sistema casi inexpugnable protegido con
un 'software' de código abierto, TrueCrypt, que ofrece la posibilidad de elegir entre varios algoritmos de cifrado e incluso entre combinaciones de varios de ellos.
Falta de colaboraciónLos autos de la Audiencia Nacional han ido ofreciendo detalles sobre el sistema. Han apuntado así que el acceso se halla encriptado en gran parte e indicado que los investigados, conocedores de las claves, han podido servirse de terceros para borrar de forma remota datos alojados en servidores. También el Juzgado ha hecho referencia en distintas ocasiones a esta especial cautela y a la falta de colaboración del cerebro de la Tándem para facilitar el acceso a los archivos. La permanente negativa de Villarejo a abrir sus archivos ha sido uno de los principales
sustentos de la argumentación para negarle la libertad que ha reclamado en numerosas ocasiones sin éxito.
Todo el material incautado en los registros de noviembre del pasado 2017 se encuentra, además, en posesión de la Unidad de Asuntos Internos de la Policía, que ha ido avanzando
a un paso muy lento en su análisis. El acceso a los distintos soportes ha ido dando pie a la apertura de 13 piezas y el Juzgado prevé que la causa acumule una veintena más. En este momento la Audiencia Nacional investiga en ellas asuntos tan dispares como las confesiones de la amiga íntima del rey Juan Carlos, Corinna zu Sayn-Wittgenstein, el espionaje desarrollados por el policía por encargo del BBVA o
la operación 'Kitchen', destinada a detectar información sensible en manos del extesorero del PP
Luis Bárcenas.
La justificación técnica a continuación. Un sistema de cifrado fuerte, es difícil de romper. En sector civil no existe técnica inexpugnable. Si lo fuera, no se permite su uso. La empresa TrueCrypt actúa en sector civil. La dificultad de la técnica de cifrado, aumenta la potencia de cálculo necesaria. Y ello es un problema, porque muy pocos en el mundo disponen de un presupuesto abultado. España no debiera tener la potencia necesaria. Es curioso como en otros países como China y Russia, han adoptado medidas para bloquear servicios en internet. Por ejemplo VPN (red virtual cifrada), o servicio Telegram (por usar conexiones con un cifrado fuerte). Es decir que incluso países importantes, no tienen la potencia de máquina suficiente para descifrarlo todo a tiempo real. En años anteriores se han fomentado políticas de seguridad. Usar SSL web. Esconderse con VPN. Usar sistema SSL o equivalente en programas tipo peer2peer. El resultado de ello es que la industria del espionaje padece un recorte de potencia, y prestaciones, por procesar demasiados datos. Y esa dificultad es aprovechada por grupos secretos, para mantener una superioridad táctica en el cibermundo y en la ciberguerra. Quien tiene mayor presupuesto, juega con ventaja (a tiempo real).