El pulso electromagnético es la gran amenaza a Estados Unidos, más peligroso que las armas nucleares y capaces de desestabilizar los cimientos de la vida tal como la conocemos. Así lo exponía el informe de la Comisión del Congreso de Estados Unidos, publicado por RealClear Defence.
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El pulso electromagnético es un flujo de radiación provocado principalmente por explosiones nucleares, pero también por erupciones solares o bombas de microondas. Las consecuencias serían duraderas y entre estas se cuentan la escasez de agua y comida en un ambiente de caos social, lo que finalmente provocaría numerosas muertes a causa del hambre y diferentes enfermedades, entre otros factores.

Según se expone en el informe, la restauración de instalaciones prácticamente insustituibles llevaría años o incluso décadas, dependiendo de la escala de los daños producidos. Además, "los problemas funcionales podrían reforzarse mutuamente, y finalmente la degradación de las infraestructuras podría provocar un efecto irreversible en la capacidad del país para mantener su población".

Especialmente preocupante resulta la escasez de agua. El ser humano no puede vivir más de tres o cuatro días sin ella, por lo que en caso de un corte de su suministro, la población se vería obligada a buscarla en embalses, contaminados muchos de ellos por residuos industriales. Es obvio que agua no tratada y purificada es agua más susceptible de ser contaminada y potencial causa de enfermedades.

La "civilización electrónica" que reina hoy en día en Estados Unidos se ve seriamente amenazada por la ausencia de energía. Si las centrales eléctricas y las redes de distribución sufren un daño severo, podrían fallecer dos tercios de la población, o incluso el 90% de la misma, según los más pesimistas