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© DesconocidoJaime Sanllorente
Jaime Sanllorente, escritor. Su libro La canción de la concubina relata el aumento de la venta y prostitución de niños en India y Filipinas. España es el país que más menores 'importa'.

Uno siempre espera que por fin alguien rompa con conocimiento ese tópico de que los hindúes son muy felices entre la pobreza y la hambruna porque no han conocido otra cosa.
"Es una falacia. ¿Cómo van a ser felices cuando saben que, entre otras muchas desdichas, están constantemente expuestos a que les rapten y les vendan o prostituyan?"
.Jaume viajó a Bombay y ya no pudo volver la cara a una realidad que pedía caridad a gritos. Allí se quedó a vivir hasta fundar Sonrisas de Bombay, una ONG con 300 profesores, médicos, tutores, entrenadores en plantilla que han ayudado a miles hindúes a salir del agujero.

En su libro La canción de la concubina compara la realidad infantil actual en India o Filipinas con esas películas de Kunta Kinte en las que llevaban a negros en largas travesías con el fin de explotarles en ultramar a golpe de látigo.

-¿Es tan vergonzoso el tráfico de niños y su prostitución ahora como antaño el de esclavos?
-Igual o peor. Miles de niñas filipinas que esperan encerradas en jaulas entre un cliente y el siguiente. Lo he visto con mis propios ojos y todos los países del mundo están involucrados.

-¿Qué ha conseguido hasta ahora su ONG?
-Que más de 6.000 personas accedan a un nivel de educación, salud y desarrollo socioeconómico y poner en pie 900 escuelas municipales.

-¿No hay voluntariado exterior?
-Lo rechazamos porque creemos que entre los 20 millones de habitantes de Bombay encontramos los suficientes, especialmente entre la clase alta y rica.

-Pensé que los ricos no contribuían.
-En India es todo lo contrario. La gente formada, culta y con dinero se involucra mucho más que la enorme clase media, a la que no importa nada oprimir al de abajo.

-Dice usted que España es el país que más niños 'importa'. Es un dato aterrador. ¿Y por qué?
-No tengo la respuesta porque la única que existe es que hay gente implicada con mucho poder. La pederastia aumenta sin parar en Internet y no hay quien la pare.

-Y con ministros, médicos o abogados del Estado por en medio.
-Algunos de los niños que aparecen en esas fotos son hijos de esclavas violadas que ya nacen en un burdel y perpetúan esta miseria.

-¿Cuánto cuesta comprar un niño? ¿Y un riñón? ¿Y un hígado?
-Un niño entre 1.000 y 2.000 euros, pero un órgano hasta 30.000 o 50.000 euros porque hay muchas comisiones y "mordidas" de intermediarios.

-He leído que un niño chino ha vendido uno de sus riñones para comprarse una Play Station.
-Es cierto, es aberrante, pero el tráfico humano y de órganos es la esclavitud de los tiempos modernos.

-¿Me confirma usted también la explotación en fábricas de grandes firmas de niños que trabajan 12 horas al día?
-Sólo hay una letrina para cientos de personas y ganan 10 euros al mes teniendo en cuenta que Bombay es una ciudad mucho más cara que Madrid, por ejemplo.

-¿Cómo mejorar sus condiciones?
-Muy difícil porque las grandes marcas nos venden su supuesto sello de calidad bajo el que se ocultan más y más subcontratos. Sería más coherente no hablar de esos marchamos de calidad.

-Esto se pone negro, pero no me queda más remedio que preguntarle por la vuelta irresistible de la lepra. ¿No la habíamos erradicado?
-Cada año hay 300.000 nuevos casos, el 70%, en India. Como la lepra se asocia al subdesarrollo se maquillan las cifras para no parecer tercermundistas. Es una pena porque hay unos fondos para detectar esta enfermedad que, hallada a tiempo, es muy fácil de curar.

-Dominique Lapierre prologó su primer libro. Él es otro comprometido con India.
-Sin duda. Lleva años alertando al mundo y luchando con su fundación en Calcuta.

-¿Ahora se supone que casi cada vez que compras un producto estás dando un porcentaje a alguna ONG? ¿No es puro marketing del no marketing?
-Mejor es eso que nada. Allá cada uno con su conciencia si algunos mienten. Está muy bien apadrinar a un niño pero también hay que ayudar a tu vecino inmigrante que no tiene ropa. La caridad siempre empieza por uno mismo.

-¿Qué podemos hacer nosotros?
-Lo primero que habría que evitar es los cientos de anuncios de prostitución en los periódicos, que son un coladero de tráfico infantil. Y, si vamos a India y observamos algo extraño o raptos de niños, denunciar inmediatamente.

-¿Qué más?
-No olvidar la hipocresía con que tratamos el asunto al culpabilizar sólo al país emisor porque si los receptores aceptamos estos tratos - que no paran de aumentar - es que algo falla. Todo es oferta-demanda.

-Pensé que Slumdog millionaire había servido para despertarnos.
-Es una película que refleja muy bien lo que hay allí, pero únicamente una parte, como Todo sobre mi madre refleja una parte de la Barcelona real. Está claro que los países desarrollados siguen dando la espalda al problema.