El precio del petróleo se ha desplomado hasta mínimos no registrados desde 2016 después de que el gigante petrolero saudí Aramco anunciara sus planes de bajar los precios para sus consumidores. De esta manera Riad intentó asestar un duro golpe a Rusia, quien también depende de las exportaciones, opinan los expertos.
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© Sputnik / Evgeny Odinokov
Los planes de Aramco de rebajar el precio del crudo que vende a Asia, EEUU y Europa es una vuelta de tuerca más en la discrepancia que mantiene con Rusia. Además, amenazan con inyectar "un raudal de petróleo en mercados ya bien abastecidos", escribe el periódico The Wall Street Journal.

El efecto mariposa

La reacción de las cotizaciones de crudo no se hizo esperar. El precio de la marca Brent se hundió un 31%, hasta 31,43 dólares por barril tras su peor día desde la crisis financiera de hace más de una década. Sin embargo, la cosa aquí no termina. Las cotizaciones pueden continuar cayendo hasta los 20 dólares por barril, advirtió el analista Damien Courvalin, del banco de inversión Goldman Sachs, citado por Bloomberg.

El desplome pondrá a prueba la resistencia de los productores y cambiará por completo el panorama para los mercados del petróleo y del gas. Como resultado, Goldman Sachs empeoró su pronóstico respecto al precio del petróleo para el segundo y el tercer trimestre del 2020, hasta situarlo en 30 dólares por barril.

"Nosotros creemos que la guerra de precios entre la OPEP y Rusia empezó inequívocamente el pasado fin de semana. El pronóstico para el mercado de crudo es aún más pésimo que en noviembre del 2014. Ha llegado a un punto crítico tras el colapso significativo de la demanda debido al brote de coronavirus", escribió Courvalin en una carta enviada a la agencia.

Riad intenta golpear a Moscú

El recorte de precios de Aramco para sus consumidores forma parte de una agresiva campaña con la que se busca arrebatar a Moscú parte de su cuota en el mercado petrolero, comunicaron a The Wall Street Journal varias fuentes de la OPEP y funcionarios saudíes.

La jugada tuvo lugar después de que la alianza formada por los mayores fabricantes de crudo empezara a resquebrajarse por los cuatro costados tras el fracaso de las negociaciones celebradas en Viena el 6 de marzo. Los miembros de la OPEP y sus aliados fracasaron en acordar reducir la extracción de crudo. El objetivo era reducir la oferta para aumentar su precio en plena desaceleración económica mundial. Rusia rechazó seguir reduciendo más su producción de petróleo y su ministro de Energía, Alexandr Novak, comunicó que a partir del 1 de abril el aumento de la extracción dependerá únicamente de los planes de las empresas rusas.

No obstante, las fricciones entre Arabia Saudí y Rusia empezaron mucho antes de eso, a comienzos de febrero, escribe el periódico estadounidense. En aquel entonces el príncipe saudí Mohammad bin Salman pidió que su padre, el rey Salman bin Abdulaziz Saud, llamara al presidente ruso, Vladímir Putin, y solicitara la cooperación de Rusia para reducir los precios del petróleo. Cuando hablaron el mandatario ruso no quiso comprometerse, aseveraron las fuentes saudíes.
"Putin no pareció estar tan preocupado sobre los efectos duraderos que el coronavirus causará sobre el mercado petrolero. La economía rusa está más diversificada que la de Arabia Saudí. También las empresas petroleras rusas han estado presionando al Kremlin para que apoye la producción del hidrocarburo", afirmaron los funcionarios.
La historia se repite

Esta no es la primera vez que Riad inunda el mercado con crudo bajando los precios. Hizo algo parecido en 2014 contra los fabricantes de EEUU, recuerda The Wall Street Journal. Ahora, el aumento de la extracción de oro negro tendrá un impacto distinto sobre el mercado, ya que llega en un momento en el que no existe una demanda suficiente de petróleo extra procedente de Arabia Saudí.
"Lo que hace que esta guerra de precios sea especialmente peligrosa e histórica es que estalla al mismo tiempo que el shock masivo causado por la reducción de la demanda... por el coronavirus. No hemos visto esa combinación tóxica desde principios de la década de 1930, cuando el monstruoso campo Black Giant [de Texas] comenzó, pese a la Depresión, a recortar el precio del crudo", destacó Robert McNally, presidente de la consultora Rapidan Energy Group.
No obstante, en el intento de golpear a Rusia, Aramco creó una situación peligrosa para sí misma. Las cotizaciones de la petrolera estatal saudí cayeron un 10% hasta situarse en su mínimo, en 7,2 dólares por una acción, tras la apertura del 9 de marzo. Este desplome representa un gran shock para el reino que vendió un 1,5% de su participación en la empresa nacional en diciembre del 2019.

Rusia toma medidas tras un terremoto en el mercado de divisas

Los mercados bursátiles no eran los únicos en reaccionar a los planes saudíes. El tipo de cambio del dólar y del euro frente al rublo pasó a ser de 73,32 rublos (máximos desde marzo de 2016) y de 83,02 rublos (máximo desde febrero de 2016) respectivamente.

Como consecuencia, el Banco de Rusia tomó la decisión de no comprar moneda extranjera en el mercado interior durante 30 días. La medida se implementará bajo la llamada regla presupuestaria. Según la norma — aprobada en 2018 — , todos los ingresos extra de la venta de petróleo — es decir, cuando su precio supera al básico determinado en el presupuesto de Rusia — se utilizan para comprar moneda extranjera o se invierten en el Fondo de Bienestar Nacional.

"Esta decisión fue tomada con el objetivo de aumentar la predictibilidad de las autoridades y bajar la volatilidad en los mercados financieros tras los cambios considerables en el mercado mundial de petróleo", comunicaron desde el principal regulador financiero del país.

La medida adoptada por el Banco de Rusia incluye tanto las futuras compras de moneda extranjera como la implementación de las adquisiciones que fueron programadas y aplazadas en el 2018.

A su vez, el Ministerio de Finanzas de Rusia comunicó que las reservas del Fondo de Bienestar Nacional, considerado uno de los airbags que protegen a la economía rusa, son capaces de soportar las pérdidas presupuestarias derivadas de un precio por barril de entre 25 y 30 dólares