La eléctrica alemana Uniper, controlada por la finesa Fortum, acaba de poner en marcha este sábado una nueva central térmica de carbón. Se trata de Datteln-4, cerca de Dortmund, con una potencia instalada de 1,1 GW.
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De esta manera, el país que abandera el movimiento verde en Europa vuelve a mostrar su cara más negra en cuanto a descarbonización se refiere con un paso atrás sin precedentes en el Viejo Continente porque es la primera central térmica de carbón que se pone en marcha en un país avanzado en los últimos años.

La conexión de Datteln 4 ha traído consigo numerosas quejas por parte del movimiento ecologista europeo. Hasta la propia Greta Thunberg ha calificado la apuesta de Alemania por la descarbonización como palabras vacías y asegura que mienten cuando dicen que les importa el futuro de sus hijos.

Esta puesta en marcha de Datteln 4 se produce en un momento en el que Alemania ya ha puesto fecha del apagón del carbón en el país para 2038. Uniper asegura que la nueva central solo estará funcionando hasta esa fecha siendo la última planta que se apagará.

Es poco comprensible que un país como Alemania conecte una central que no necesita y que además tendrá muy complicado que sus inversiones tengan un retorno económico. Con los actuales precios del CO2 la producción de las centrales térmicas ha ido menguando en todos los países, sobre todos los dos últimos años.

Si el precio del carbono se mantiene en los 25-30 euros por tonelada, la central de Datteln 4 tendrá cada vez más complicado entrar en el mercado alemán por cuestiones de precios. Sobre todo cuando el precio del gas está siendo históricamente tan bajo.

Ahora que Alemania había conseguido reducir las emisiones de su sistema eléctrico en los últimos años, es probable que con esta nueva central se frene la tendencia, tal y como sucedió cuando el Gobierno de Merkel decidió poner fin a la energía nuclear en Alemania.

Además, tampoco se entiende que desde la Comisión Europea se esté hablando de transición justa en algunos territorios mientras en Alemania y Polonia permite que el carbón funcione hasta tan tarde.

Una muestra más de la incoherencia del Gobierno de Merkel que trata de teñir de verde una gestión que medioambientalmente deja mucho que desear.