Actualmente, se ha propuesto la hipótesis de que estamos entrando a una sexta extinción en masa. Esta hipótesis se basa en que la velocidad a la que han desaparecido las especies terrestres en los últimos 500 años, es comparable a la de las cinco extinciones masivas. No obstante, poco se sabe acerca de las extinciones marinas modernas y cómo éstas se comparan con las del pasado distante. Estas son las dos interrogantes que trata de responder un proyecto CONACyT en el que participa el Centro Interdisciplinario de Ciencias Marinas-Instituto Politécnico Nacional (CICIMAR-IPN), Centro de Investigación en Matemáticas (CIMAT) y el Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (CIBNOR).
Turtle ocean
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La primera tarea del proyecto consiste en hacer un recuento de las extinciones marinas que han sucediendo en los últimos 500 años. Sin embargo, determinar cuándo una especie se puede considerar como extinta es un reto científico complicado, pues el objetivo es evidenciar su ausencia. Primero, es necesario investigar a fondo la identidad de la especie. Dado que ésta es la unidad biológica sujeta a extinción, es indispensable comprobar si la especie que se presume extinta es realmente la que se cree que es. Esto es, no debe haber disputas directas sobre su clasificación taxonómica ni confusión sobre la validez de su identidad. Existen varios casos en los que se ha declarado extinta una especie que, por ser una identificación errónea, resultó ser otra que no estaba ni cercanamente en riesgo de extinción.

En segundo lugar, hay que determinar cuánto tiempo debe pasar sin observar a una especie antes de declarar su extinción. Por supuesto, esto depende en buena medida de qué tan intensamente se le busque y en dónde. Por un lado, si no hay esfuerzos consistentes de monitoreo o no se le busca en todos los lugares donde se le veía y en donde pudiera habitar, entonces habría que esperar hasta 50 años sin verla antes de declararla extinta. Por otra parte, si el monitoreo es intensivo y extensivo, tal vez 10 años sean suficientes para afirmar con certeza que la especie, efectivamente, ha desaparecido. Tales exigencias surgen de numerosos casos documentados en los que las especies declaradas como extintas, resurgen después de lapsos que oscilan entre poco más de 10 años y hasta más de 80 años.

Al momento, como parte de los compromisos del proyecto, se diseñó un sistema para evaluar qué tan veraces son las declaraciones de extinciones marinas que se han publicado en la literatura científica. Este sistema integra y balancea toda la información disponible con respecto a una declaración, incorporando aspectos técnicos (p.e. monitoreo) y biológicos-ecológicos, para poder discernir con la mayor veracidad científica si se trata de una declaración no verificada, una probable extinción o una extinción corroborada. Los resultados del sistema indican que en el pasado medio milenio, se han extinguido una veintena de especies marinas. Este sistema fue desarrollado por el Biólogo Arturo Yáñez Arenas, un alumno de maestría del CICIMAR-IPN.

La segunda interrogante que se abordará es cómo se compara la velocidad de extinción en el presente, con la velocidad con la que han desaparecido las especies marinas durante las extinciones masivas del pasado. Para ello el equipo recurrirá al registro fósil. Existen distintas bases de datos que contienen todos los fósiles que se han registrado hasta el momento alrededor del mundo. Empero, debido a que el esfuerzo de búsqueda de los fósiles no es homogéneo, se requiere hacer cierto tratamiento matemático a los datos para poder compararlos entre sí y con las extinciones modernas. Por ejemplo, un fósil correspondiente a cierta era geológica pudo haberse descubierto con relativa facilidad tras unas pocas horas de búsqueda en un espacio limitado, mientras que para hallar otro de mayor antigüedad, se requirió el doble de esfuerzo en un área dos veces más grande. El reto consiste en desenmarañar la confusión que causa la heterogeneidad en el esfuerzo de muestreo sobre las variaciones naturales en tasas de extinción.

Analizar las bases de registros fósiles, es una tarea interdisciplinaria. Por un lado, se requieren conocimientos básicos de geología y paleontología y, por otro, se deben saber manejar grandes cantidades de datos y aplicar distintos enfoques estadísticos. En virtud de lo anterior, el equipo del proyecto ha emitido una convocatoria para una estancia posdoctoral de un año, con posibilidades de extenderla hasta dos (2021-2022), dirigida a especialistas ya sea en paleobiología o en matemáticas aplicadas. Los compromisos de esta estancia son familiarizarse con las bases de datos de registros fósiles, estandarizar el esfuerzo de muestreo, estimar la velocidad de extinción de especies marinas durante los eventos masivos y compararla con la del presente. A partir de estas tareas, se producirán varios hallazgos que, por su potencial relevancia, pueden tener cabida en revistas científicas de alto impacto.

A la par de las actividades académicas arriba mencionadas, el grupo ha iniciado una campaña de divulgación para dar a conocer los objetivos y resultados del proyecto, a medida que se producen. En la página oficial del proyecto se presenta información sintética sobre el estado actual de la pérdida de biodiversidad marina que brinda al usuario el contexto en el que se desarrollan los objetivos del proyecto. Así mismo, se presentan fichas informativas de cada una de las especies que se han investigado para determinar si realmente existe evidencia científica suficiente como para declararlas como extintas. Finalmente, en la página del proyecto, también se presenta información detallada sobre las especificaciones técnicas del proyecto, los responsables técnicos y los participantes. (Fuente: PLM/CIBNOR/DICYT)