El gasoducto Nord Stream 2 tiene que ser completado, dijo el ministro de Economía de Alemania, Peter Altmaier. En una entrevista con el diario Handelsblatt, el político declaró que los proyectos de décadas de antigüedad no deben ser cuestionados cada dos meses y que esto podría desalentar a los inversores privados que invierten mucho dinero.
Peter Altmaier
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Altmaier aboga por que se complete la construcción del gasoducto Nord Stream 2 que atraviesa el mar Báltico. Según el político, es "un problema significativo", cuando "los proyectos que duran varias décadas se ponen en duda cada dos meses".
"Entonces los inversores privados se negarán a invertir en tales proyectos. En cuanto a Nord Stream, es un proyecto que involucra a varios países europeos. El suministro de gas no es solo para Alemania, sino también para muchos otros países de la UE. (...) Por lo tanto, discutiremos el camino a seguir con nuestros socios. Pero no se harán declaraciones públicas por adelantado", dijo Altmaier.
El ministro alemán indicó que los críticos del proyecto se centran en lo que significaría detener el Nord Stream 2 para Rusia, aunque habría que preguntarse de dónde vendría el gas a Europa.

Actualmente, el gas ruso llega a la UE en parte a través de Ucrania, en parte por el gasoducto Nord Stream 1 y también por el gasoducto de Yamal, señaló el político. A finales del año pasado, Rusia y Ucrania acordaron prorrogar el acuerdo de tránsito por otros cinco años.
"El consumo de los países europeos crecerá a medida que la producción en los miembros de la UE disminuya. Además, esto se debe al hecho de que tras la renuncia a la energía nuclear y al carbón para el período de transición, el gas desempeñará un papel especial. Deberíamos pensar de dónde sacaremos el gas necesario", dijo el ministro.
Las voces a favor de paralizar el proyecto del gasoducto Nord Stream 2 se multiplicaron tras el supuesto envenenamiento del opositor ruso Alexéi Navalni, quien fue dado de alta del hospital universitario Charité en Berlín, el pasado 22 de septiembre.

Los críticos del proyecto exigen nuevas sanciones contra Rusia y suspensión definitiva de la construcción.

Altmaier, mientras tanto, advirtió de los riesgos asociados a las sanciones, puesto que a menudo perjudican no solo a los países contra los que se imponen, sino también a las relaciones económicas de las empresas alemanas y europeas en general.
"Nosotros, como país con una actividad económica exterior muy activa, deberíamos preguntarnos: qué efecto tendrán las sanciones y cuánto pueden perjudicarnos", señaló Altmaier.