Al menos mil barriles de petróleo se vertieron este fin de semana al río Yellowstone a su paso por el Estado de Montana (EEUU) tras romperse una tubería subterránea propiedad de la empresa ExxonMobil, ha informado hoy la compañía petrolera en un comunicado.

Imagen
© Desconocido
La avería se produjo la noche del viernes entre las localidades de Laurel y Billings e impulsó el crudo a casi 130 kilómetros de distancia, forzando a las autoridades locales a ordenar evacuaciones en los márgenes del río.

Exxon, que descubrió el desastre ayer por la mañana, asegura que la tubería ya ha sido taponada, aunque aún no ha determinado las causas del accidente. "Reconocemos la gravedad del incidente y estamos trabajando a fondo [para solucionarlo]", ha dicho en Billings el presidente de la compañía, Gary Pruessing, según el comunicado.

Pruessing también ha asegurado que Exxon ha puesto en marcha "un plan detallado" que indica públicamente cómo se está limpiando el petróleo que aparece y cómo se siguen buscando más restos.

Las graves inundaciones que sufren varios estados del centro y norte de Estados Unidos es uno de los posibles factores a los que apunta el Departamento de Desastres y Emergencias de Montana como posible causa de la ruptura de la tubería. Los desbordamientos de ríos están dificultando las tareas de limpieza.

Las autoridades temen que la corriente traslade el petróleo al río Misuri, del que el Yellowstone es un afluente, y que la consiguiente marea negra llegue hasta Dakota del Norte. Los equipos de respuesta estatales y de Exxon recurrieron ayer a diversos mecanismos para tratar de absorber el petróleo en el río, y esperaban recibir refuerzos especializados en la respuesta a vertidos: "Estamos trayendo a expertos de todo el país para poder limpiar el crudo", señaló el presidente de Exxon.

La reputación de la compañía, la mayor empresa petrolera que cotiza en bolsa en el mundo, quedó marcada en 1989 cuando el petrolero Exxon-Valdez embarrancó en la costa de Alaska y vertió más de 40 millones de litros de crudo al mar, en lo que se considera una de las mayores catástrofe medioambientales de la historia. Tras ese accidente, que marcó un antes y un después en la industria petrolera estadounidense, Exxon se esmeró en mejorar sus estándares de seguridad.